Fernando Franco, mi mejor amigo que (se nos) fue

 Su casa y de Rosita, la de hechos más divertidos vividos, en una juventud porfiadamente  dilatada. Como vasco atenazado por la moral y el pecado, estuve ausente de los lances más afilados y legendarios.

Hay un detalle, cuando me ha pasado la foto XY,  al verla con detenimiento (es de hace no sé cuántos años), que los dos, bastante primaverales, llevamos calcetines oscuros y zapatos afines, nota de pijos. Fer alardeaba de ser pijo siempre, yo anti y con trayectoria coherente con ello. Según Fer era más pijo que él. Tuve esquíes sancheski y veraneaba tres meses.