viernes, marzo 15, 2019

Mi madre siempre fue muy feliz y yo ahora medicalizado

Mi madre fue siempre muy feliz, burlona y ligera porque fue ama de casa y encima tenía muchas amigas y salía todos los días, y en verano a beber algún gintonic. Por qué meto a mi madre en esto,  pues porque ahora la he entendido, me he formado  una gestalt de ella, y básicamente porque  soy también amo de casa -nunca pensé que iríamos a compartir disciplina-, pero no salgo ni la undécima parte de ella, bastante he salido. Es una vida muy liviana y amable, delicada, respetuosa y amena. Me gusta pensar lo que falta en casa, que hago para comer, dónde voy a comprar, alterno entre Mercadona y el Spar.  Hoy salmón para mí y comida japonesa, la que ahora se vende en Mercadona, para XY, que le encanta. Cada vez tengo mejor relación con las cajeras, todas me conocen y nos cruzamos alguna amabilidad. Aunque no tanto como con las de la gasolinera que voy a diario a por la prensa. No hay manera que recuerde que tuve vida anterior y un oficio imposible para mí.  Al que sobreviví no se cómo, es lo único que me planteo: cómo lo logré. Si por un momento lo pienso fue demoledoramente rechazable, yo aguanto todo. Nunca creí que fuera tan superviviente.  ¡Vaya cambio de vida! De Corea del norte a la Selva Negra, a la cabaña de Todtnauberg.
Fui al doctor por mi hernia inaugural y me prescribió desangre, para mí que no me había hecho una analítica desde hace 45 ó 46 años y ninguna de orina casi me traumatizó, pasé a medicalizado, tengo que ir al cirujano para la hernia intuitiva y al oculista, otro omitido.
Mi sangre dado mi apellidaje será supongo RH negativo, pero lo cierto es que es muy oscura, he observado atentamente cuando me desangraban: sangre oscura como nocturna y rupestre. Parece color de caverna del crogmañón.  Los de mi alrededor no se miraban la succión, yo sí. 


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