Mi madre fue siempre muy feliz, burlona y ligera porque
fue ama de casa y encima tenía muchas amigas y salía todos los días, y en
verano a beber algún gintonic. Por qué meto a mi madre en esto, pues porque ahora la he entendido, me he formado una
gestalt de ella, y básicamente porque soy también amo de casa -nunca pensé que iríamos a compartir disciplina-,
pero no salgo ni la undécima parte de ella, bastante he salido. Es una vida muy
liviana y amable, delicada, respetuosa y amena. Me gusta pensar lo que falta en casa,
que hago para comer, dónde voy a comprar, alterno entre Mercadona y el Spar. Hoy salmón para mí y comida japonesa, la que
ahora se vende en Mercadona, para XY, que le encanta. Cada vez tengo mejor
relación con las cajeras, todas me conocen y nos cruzamos alguna amabilidad.
Aunque no tanto como con las de la gasolinera que voy a diario a por la prensa.
No hay manera que recuerde que tuve vida anterior y un oficio imposible para mí.
Al que sobreviví no se cómo, es lo único que me planteo:
cómo lo logré. Si por un momento lo pienso fue demoledoramente rechazable, yo
aguanto todo. Nunca creí que fuera tan superviviente. ¡Vaya cambio de vida! De Corea del norte a la
Selva Negra, a la cabaña de Todtnauberg.
Fui al doctor por mi hernia inaugural y me prescribió
desangre, para mí que no me había hecho una analítica desde hace 45 ó 46 años y
ninguna de orina casi me traumatizó, pasé a medicalizado, tengo que ir al cirujano
para la hernia intuitiva y al oculista, otro omitido.
Mi sangre dado mi apellidaje será supongo RH negativo, pero
lo cierto es que es muy oscura, he observado atentamente cuando me desangraban:
sangre oscura como nocturna y rupestre. Parece color de caverna del crogmañón. Los de mi alrededor no se miraban la succión,
yo sí.
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