sábado, marzo 31, 2018

Recorrido por el Sáhara y Marruecos: congreso y universidades

He aquí el recorrido
El jueves a primera hora (“estarás 3 horas antes”) salgo de Tenerife sur –Gando- y El Aaiún.
El coloquio internacional es del día 6, que será bienvenida o algo así, hasta el 9. Luego estoy –somos tres- invitado a Smara, la ciudad santa del santón Ma el Ainin que está en el interior del desierto hacía el este. Y de allí a Dakhla, la antigua Villa Cisneros, al sur, una península  muy estrecha que se adentra en el océano como un pez espada. Es un lugar muy bueno para el kitesurf, google lo llena de rubias. Lo que siempre resulta  agradable es el colorido y las tribus surferas. Será un contrapunto ante la presencia omnímoda de lo etnográfico. Creo que el 14 salimos por vía aérea de Dakhla al norte, a la capital económica e  industrial de Marruecos: Casablanca.
El día 16 presentó el libro, el último del Sáhara, en la Universidad de Casablanca. Departamento de estudios hispánicos.
Y el día 17 lo mismo pero en la Universidad Mohamed V de Rabat, cuyo decano de la facultad de letras y humanidades es quien me ha invitado –invita- al Coloquio internacional.
El 19 me han reservado vuelo para Málaga, que es donde pasa temporadas uno del terceto invitado, un marroquí  exdiplomático, jurista y colaborador en medios hispanos y marroquíes.
Málaga supone Mijas (mi querida Al Ándalus, la España en la que me siento a gusto), o sea Al y Serena donde me daré a la transmisión oral (como de relatos y leyendas) de mi profunda incursión en el Sáhara, con ganas. Hace poco me contó            Al que un camarero marroquí de Fuengirola le había preguntado por mí.
-¿Qué camarero?
-Macho, el del bar de la plaza
-Ah, aún se acuerda de mi- no impacté como he hecho en Los Reunidos bailando reggaeton y malversando el vocabulario español, simplemente estuve muy simpático, freundlich.
Comentábamos el catedrático  y yo con entusiasmo el programa Bertín/Tamara, y como Vargas Llosa es dado a placticar con el jardinero y dice Fer “lo que harías tú”. Le apostrofé “yo soy de camareros, es con la única gente con la que hablo. En el supermercado no digo ni mu y en la gasolinera, donde compro la prensa, nos sonreímos con cariño y dos frases tú y yo otras dos”. Realmente yo para muchos camareros soy, sin jactancia ni presunción, un cliente carismático. Ivanka –no es ese su nombre, pero parecido, me imita- “Ivanka: unidad”. Es porque las cervezas me las tomo de una en una.


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