XY que es muy combativa venía diciendo de comprar una bandera española. El sábado a las 20
horas vimos la manifestación españolista de Barcelona. Al verles marchar rápido
por la calle con banderas españolas y europeas me entraron ganas irreprimibles
de estar allí. La rapidez, los gritos sincopados de Es-pa-ña me retrotraían al
franquismo.
A mí no me gustan las manifestaciones no por ellas en sí
mismas, sino por quienes acuden. El gregarismo, las mayorías, el cobijo en las
unanimidades, el buscar la aprobación de los otros y mostrarse (ese es el
resumen), siempre me ha parecido odioso. Pensaba no hace mucho en mi suerte: solo hablo con gente con opiniones propias, elaboradas por ellos, ilustradas
(que es fundamental) que siempre aparecen no adscritas a algo previo, a
prejuicios, opiniones de supuesto prestigio, mediatizadas. Lo bueno de ahora es
que ya no tengo que oír nada nadie. Bueno, sí, la televisión. Pero mañana tengo
Reunidos y el viernes el Oliver,
Hace unos días, el 27 pasado fue el 42 aniversario de los
fusilamientos de dos etarras y tres del FRAP: los últimos de Franco. Estábamos
en Mundaka, la historia volvía a atravesarnos con su cuchilla de acero y
escalofríos. He vivido mucha historia, nací leyendo el periódico. Esto de
Cataluña lo supera a todo, con diferencia.
La posmodernidad es la cultura, los valores que dominan en
un nuevo mundo infantil, inocente, cómodo del que está eliminada todo lo
desagradable, cualquier realidad áspera, fea, hostil, conflictiva, incómoda,
todo tipo de consecuencias gravosas y difíciles. El hombre posmoderno pretende
vivir en un mundo naif, en el que sus intereses y deseos no puedan verse
denegados. El nuevo sujeto es el “yo” más primario, el que reclama en lugar de
obligaciones, compromisos y responsabilidades, exenciones, satisfacciones
inmediatas y bulas.
Coherente y expresivo desde este dominio posmoderno son
todas esas propuestas de dar amor, besos, sonrisas, abrazos y afectos a los más
infantiles, que más problemas pueden crearnos. Se consigue lo contrario. Es fundamental ver frustradas las demandas para madurar, es eso.
Yo fui antifranquista de verdad, y como sin querer,
desprecio a muerte a farsantes, equidistantes, tibios, emboscados, los desprecio
como no saben ellos…. Siempre he sido muy prudente, tengo algunas anécdotas que
contar de gente que anda por ahí o anduvo.
XY compró el sábado a la noche una segunda bandera que puso en su coche ocupando todo el interior
del parabrisas.
E ha llamado esta mañana desde Saigón, donde espera a S (van
a una boda en Hanoi) acababa de llegar de Myanmar Birmania, donde ha estado 15
días, muy alarmado con la sedición de los catalanes. Hemos hablado casi una
hora.
Alguien se preguntará por qué existió el mito, la religión,
el nazismo, la guerra, el comunismo, el nacionalismo… Los ricos, los
beneficiarios de la plétora del bienestar, el consumismo, el hedonismo, la
libertad máxima, el respeto a todos sus derechos pueden llegar a distanciarse
tanto de la felicidad que se supone disfrutan y demandar ilusiones que en dos
días se truncarían por ficticias. No
tiene que ver con la política más con el malestar en la cultura de Freud.
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