domingo, octubre 01, 2017

Izamos la bandera

Cuando izamos la bandera salía una vecina que dicen  podemita (con  su bagaje biográfico) y se quedó traspuesta. Es un submundo de muy poca riqueza representativa, conceptual, imaginativa y cultural. Perdón,  y psicológica
XY que es muy combativa venía diciendo de comprar  una bandera española. El sábado a las 20 horas vimos la manifestación españolista de Barcelona. Al verles marchar rápido por la calle con banderas españolas y europeas me entraron ganas irreprimibles de estar allí. La rapidez, los gritos sincopados de Es-pa-ña me retrotraían al franquismo.
A mí no me gustan las manifestaciones no por ellas en sí mismas, sino por quienes acuden. El gregarismo, las mayorías, el cobijo en las unanimidades, el buscar la aprobación de los otros y mostrarse (ese es el resumen), siempre me ha parecido odioso. Pensaba no hace mucho en mi suerte: solo hablo con gente con opiniones propias, elaboradas por ellos, ilustradas (que es fundamental) que siempre aparecen no adscritas a algo previo, a prejuicios, opiniones de supuesto prestigio, mediatizadas. Lo bueno de ahora es que ya no tengo que oír nada nadie. Bueno, sí, la televisión. Pero mañana tengo Reunidos y el viernes el Oliver,
Hace unos días, el 27 pasado fue el 42 aniversario de los fusilamientos de dos etarras y tres del FRAP: los últimos de Franco. Estábamos en Mundaka, la historia volvía a atravesarnos con su cuchilla de acero y escalofríos. He vivido mucha historia, nací leyendo el periódico. Esto de Cataluña lo supera a todo, con diferencia.
La posmodernidad es la cultura, los valores que  dominan en un nuevo mundo infantil, inocente, cómodo del que está eliminada todo lo desagradable, cualquier realidad áspera, fea, hostil, conflictiva, incómoda, todo tipo de consecuencias gravosas y difíciles. El hombre posmoderno pretende vivir en un mundo naif, en el que sus intereses y deseos no puedan verse denegados. El nuevo sujeto es el “yo” más primario, el que reclama en lugar de obligaciones, compromisos y responsabilidades, exenciones, satisfacciones inmediatas y bulas.
Coherente y expresivo desde este dominio posmoderno son todas esas propuestas de dar amor, besos, sonrisas, abrazos y afectos a los más infantiles, que más problemas pueden crearnos. Se consigue lo contrario. Es fundamental ver frustradas las demandas para madurar, es eso.
Yo fui antifranquista de verdad, y como sin querer, desprecio a muerte  a farsantes, equidistantes, tibios, emboscados, los desprecio como no saben ellos…. Siempre he sido muy prudente, tengo algunas anécdotas que contar de gente que anda por ahí o anduvo.
XY compró el sábado a la noche una segunda bandera que  puso en su coche ocupando todo el interior del parabrisas.
E ha llamado esta mañana desde Saigón, donde espera a S (van a una boda en Hanoi) acababa de llegar de Myanmar Birmania, donde ha estado 15 días, muy alarmado con la sedición de los catalanes. Hemos hablado casi una hora.
Alguien se preguntará por qué existió el mito, la religión, el nazismo, la guerra, el comunismo, el nacionalismo… Los ricos, los beneficiarios de la plétora del bienestar, el consumismo, el hedonismo, la libertad máxima, el respeto a todos sus derechos pueden llegar a distanciarse tanto de la felicidad que se supone disfrutan y demandar ilusiones que en dos días se truncarían por ficticias.  No tiene que ver con la política más con el malestar en la cultura de Freud.        


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