viernes, octubre 27, 2017

Tenemos nivel: conferencia en el Casino

El pianista Manuel Valencia Segarra, el barítono Eduardo Hernández Roncero y mi hermano, a quienes Wagner y su familia solo les deben agradecimiento, por cómo fueron honrados. Su familia, solo por mi hermano, sobre los que le gusta cuchichear en público. Aunque generalmente para mal: nazis y demás
En la magna actuación, todos nos sentimos elevados a esas grandes salas de Londres o Nueva York, en las que la sensibilidad artística se aguza, de sobresaliente que estuvo
He de hacer mención también a los frescos del salón, la mejor pintura vernácula de Canarias de comienzos del S XX
Aquí, nosotros,  los Hermanos. Aquí nosotros el Pueblo, Constitución de Virginia de 1793  Cuando después de la acampada en El Atlántico terminamos (reabrimos) en Los Reunidos, pregunté: ¿Edson, realmente cómo voy vestido? Él contestó: No sé, pero lejos de tus coordenadas habituales? 
Mi hermano estuvo genial, es un animal escénico como Nuria Espert.
Disertó con arte, diríamos que racialmente de cómo fue su entrega y gozo por la cultura en general, y con el Gen Roncero para el drama escénico. Porque hubo que escuchar a su hermano Eduardo cantar a Wagner, como si lo hiciera en Central Park (como aquel mítico concierto de Simon y Garfunkel),  que en Italia le conocen por el Grillo. No sé como lo pronuncian. Hubo nuevamente filminas y salió el teatro de Bayreuth, que los aliados no bombardearon al tomarlo por una fábrica de cervezas. Creía que iba añadir, ya por mi, a pesar de que entre los pilotos no iba mi hermano (yo). 
Yo como la verdad no tengo mucho que decir de Wagner, y lo poco que puedo decir es una mariconada, lo obliteré. Ya cuento la historia, es el único autor que me hace llorar con un fragmento de Tanhäuser, más aún  que Edelweiss de "Sonrisas y lágrimas". Los jesuitas, el último viernes de mayo, que era el mes de la Virgen (por supuesto de Begoña) metían a todo el colegio en la Iglesia que da a la calle y una orquesta tocaba ese fragmento y lo cantábamos. Sé que empezaba por Estreeella... Lo que indignó a mi hermano cuando se lo conté. Ahora tengo el DC y si me apetece llorar lo pongo
Intelectuales de Mácaros, ¿se puede ser pijo e intelectual, filósofo? pues sí. ¿Pero muy intelectual?, pues sigo diciendo que sí. Más, y también extremadamente hedonista 
siempre me resulta muy grato encontrarme con Arturo, que jefe de los Alumni de la Universidad de Navarra, organiza el acto. Ahora es un auténtico hipster, véase su estética.
Nos gusta conversar a los dos, aunque dicen que lo echamos de Mácaros, cuando sus primeros vagidos. Era el anfitrión en el Casino, qué cenas y copas en el salón noble con tanta sabiduría esparcida, donde ya descubrimos a algún enemigo de clase, que el sector monjil de los makarios encubre. 
Hubo mucha gente, mucho desconocido y honorables socios. Estaba el presidente saliente al que ya saludamos con naturalidad, mi primo y amigo Zamalloa de Tu Santa Cruz. Yo presenté el acto, cité a cuenta de la "autenticidad" del título de la conferencia, a Heidegger, a Herder, a Hanna Arendt y a Habermas (todo por meter a Cataluña a cuenta del nacional socialismo). Mi hermano a Ortega y Gasset. 4-1
Después nos bajamos todos al Atlántico. Estuvo Xili, Belén, Rosita (que es muy operística, de abono, que le gustó mucho) y Fer, ex doctor harris (el hombre que susurra a las conferencias y ellas a él), y  varios makarios más y apareció Manolo (Sr Advocat, aunque de dilatada cultura)
En el Atlántico nos sentamos con los maestros en tres o cuatro mesas, a todo hablar de arte, literatura, política, destilamos tanta cultura que hubieran hecho falta otros tres o cuatro baldes para recogerla.  Todo entreverado de nuestra reconocida simpatía y aliñado de graciosidad. De allí unas pocas unidades fuimos a Los Reunidos.


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