jueves, octubre 19, 2017

Mi hijo me pedirá la nacionalidad

Despedida de Claudia, vuelve a Milán
Celebrando al prisión de los San Jordis
Me dice XY, he hablado con E y que no te preocupes que te pedirá la nacionalidad. Le ha dicho que yo estaba muy cogido por el golpe de estado catalán. Antes le había comentado a ella que ningún asunto político me había afectado tanto como este viaje al precipicio.
-¿Más que el franquismo, la muerte de Franco, el 23-F, el triunfo de Felipe…?
-Sin duda lo que más. Estoy como secuestrado por el tema, hasta alguna vez he soñado con la puta Cataluña.
Estaba escribiendo sobre el Sáhara y Marruecos y ya tenía el tono y enfoque totalmente cogido, que es como pillar una ola. Al principio creía que si no conseguía más libros no podría con el proyecto (un nuevo libro), hasta que empecé a  escribir y comprobé que sí podía hacer lo que yo sé hacer, que es mostrar lo no mostrado, lo omitido, no atendido, la visión novedosa donde no se ha puesto la mirada. Yo vengo a ser como un zahorí, que sabe encontrar el agua donde nadie podría sospechar que estaba. Mi amiga colombiana Clara me publicó un artículo en una web colombiana, que resultaba otro elemento a incorporar. Como era dar un enfoque distinto y más beligerante descubrí que  con los libros que tengo sería suficiente, solo había que volverlos a leer y descubrir, entrever nuevas cosas. No tengo una mala biblioteca sobre el Magreb y África subsahariana.
Vivo pendiente de las noticias, llega XY y entonces seguimos nutriéndonos  por el cordón umbilical en Cataluña. A mí nunca me ha interesado lo más mínimo Cataluña. Siempre me han parecido presuntuosos, tendentes a la sofisticación, altivos y soberbios con quienes creían podían: los españoles. Tan  afrancesados, en París ni habían oído hablar de ellos, un provincianismo de casino de pueblo.  Hace 10 años estuve en París por última vez y en el Barrio latino en un pasadizo muy antiguo vimos su sede-embajada con una bandera como la que cuelga del Arco de Triunfo, que nadie conoce. Era algo ridículo y grotesco.
Pues tengo completamente aparcado mi libro cuando iba como una moto, celebrando mis hallazgos y puntos de vista. Tampoco atiendo al blog porque no tengo ganas, ahora es casi un esfuerzo, cuando siempre ha sido gozoso. Un blog lúdico debe invitar a escribir, pues ahora no. Lo único en lo que pongo empeño, más que antes es en mis columnas. Intento dar lo mejor de mí y ser eficaz, convincente con mis puntos de vista. Es siempre lo mismo: tratar de influir, abrir lucernarios. Ante la última columna escribió el Niño en twitter que yo elevaba el nivel de la prensa chicharrera. Lo que también me dijeron en el Oliver. Teniendo en cuenta que son opiniones valiosas, pues mira que bien.
El próximo Mákaros tenemos el Tractatus de Wittgenstein, como con él no puedo lo circunvalaré por otros libros que tengo. Brindamos el lunes en Los Reunidos por la prisión de los Jordis, grandísimos fanáticos hijos de puta.   


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