Como no veo que me entre gente en el blog –hay muchas
alternativas, somos supervivientes y más los blogs no especializados- me llevo
una sorpresa cuando alguien me sigue. Como ocurre con mi amigo Manolo de Las Palmas,
que estaba al corriente de la condición profesoral de mi hermano, que se
alegraba mucho. Pues no veas como está él, le encanta, está feliz. Además tiene
la academia de oposiciones, donde tiene su peso.
El lunes cambié mi caminata, bajé a 10 km mi marcha y cuando
iba para Los Reunidos pensé que aunque fuera muy difícil por mi escasísima
exposición pública, alguna vez había de encontrarme con alguien de mi vida
anterior (tunnel living). A dos o tres
que me he encontrado en meses, antes me hubiera parado, ahora sonrío me hago el
presuroso y prosigo. Me da que no sea excesivamente popular, pronto pasaré de
evocación difusa a fondo marino con algas. Qué pena. Salí de mala manera del
tunnel living y con otra revelación similar a la que en misa, adolescente,
descubrí: la inexistencia de dios. Muy similar. Al estar en otro tramo de la
vida radicalmente distinto, no es precisamente algo que eches en falta.
Bueno, pues en esas veo de lejos a Fer que está solo, y
descubro en la mesa de al lado a..a…a … ¡Big Virgil! ¡Oh no! Al lado, otro Sr
Advocat muy veterano. Le miro a Virgil con disposición sonriente, que me
soslaya, el otro que me ignora o no me advierte. Me siento con Fer a ver si
viene más gente. Están en la mesa de al lado, hablamos, el otro igual reconoce
mi acento, pero nada. Me levanto a por cervezas, oteo a Virgil. Pero él no está
dispuesto. Se van, Virgil viste como siempre muy burgués. No sé esa admiración
suya por la burguesía y las marcas y el refulgir (se estima bastante, con
presunción transcontrolada), un
intelectual obrerista como él con esa
identificación de clase tan primaria. Virgil: ¡los obreros, por favor! Yo llevo
pantalón corto, camiseta y no uso reloj porque no tengo, y en el bar estoy como
en casa.
Le pregunto entonces a Fer, “te has fijado en esos dos. ¿De
que hablaban?” Eran abogados, no te he dicho por si eran enemigos de clase
tuyos -¡Joder y tanto!- Hablaban de asuntos de trabajo, parecía; “y el de barba
era el que cortaba el bacalao”. ¡A la primera!, no doy crédito, así de
exclusivo es Virgil. Es astral. Es
increíble lo de este sr advocat, cómo en un asueto, en un relaxing le constatan
que corta el bacalao. Virgil, you are Great!
Virgil siempre ha honrado su memoria-compendio de
superviviente de ráfagas de bala hacía él dirigidas. Un Sr advocat me dijo que
por mucho que haya dedicado su vida a pasear heroísmo y épica, él no estuvo
allí, por mucho que se sindique con los
supervivientes del atentado. Habladurías, Virgil siempre ha estado allí
y aquí.
Esta provincia que
suele estar ausente de hombres que roturaron la historia, cayeron rendidos (las
cúspides) ante su voz elevada y rica en elementos minerales, una boca que
sugiere chapoteos de niños en la bañera
y arroyos de la Sierra de Gredos. Voz del foro, voz de asamblea, senatorial,
estentórea, resabiada y terminante. Aunque de mirada evasiva, a veces conciliatoria,
incluso muy mansa y prudente en noches
solitarias. Así como la voz podría ser cuartelaría, de cuerpo de guardia, la
mirada se hace párpados caídos como telones en ambientes canallas y al albur hostiles.
Llegó mi hermano, el profesor interino de secundaria y
profesor de oposiciones a la Admón. Le cuento la reciente presencia del cuerpo
invasivo. Él que está feliz de haber dejado prácticamente su profesión (ADVO)
en espera que se haga definitiva, cuenta cómo es el profesorado del instituto,
comparando con los Srs. Advocats, que son muy normales, nada arrogantes ni
soberbios ni elevados ni prepotentes, muy llanos, a lo que añado: o sea como
los Srs advocats: extremadamente competitivos, recelosos, con cartas debajo de la manga
siempre, oportunistas, individualistas, calculadores, desconfiados, en guerra
siempre, sin escrúpulos que no pueden tenerlos (además ha de ser así: derecho a
la defensa, lo que igual les moldea un poco), prepotentes, arrogantes,
despreciativos… ¡jesús! qué manera de liarme, ya ni sé de quién estoy hablando.
Lo que es cierto que a nuestro héroe, que va en el 40
aniversario para recordarse –es que si no lo hace él, nadie hace efeméride- de superviviente al periódico, lo digo exacto,
yo le he biografiado de alguna manera. Como a ese grupo ya mayor al que los religiosos de colegios de clase media
franquista les insufló de pasión obrera/pasión
de Cristo, justo al momento en que el Mayo del 68, la nueva izquierda y el
pensamiento moderno los mandaba a paseo. Es
decir que cuando ellos se consideraban progresista el obrerismo y el provincianismo
de la provincia también, ya eran retrógrados, antiguos, extemporáneos; les
debió ocluir sus sensores el franquismo,
y ellos que tampoco eran muy
interesantes. Rodeados de obreros y en
ámbitos legales para obreros cogían todas las olas. Han vivido en régimen de microscopio en blanco y
negro, la gente más coñazo, rígida, moralista e ignara que he conocido: tan
autista que en ningún momento eran consciente de cuando hacían ridículos
memorables
Esta falta de miras, vida y formación intelectual –los de izquierda creen que por serlo son intelectuales y nada, pero dudan y
se ponen a leer ficción- se puede tolerar. No así su minucia moral y humana emboscados en un sacerdocio monjil, que les invita a la
ejemplaridad moral. Qué mal final, qué
rollo, me han debido contagiar.
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