domingo, septiembre 03, 2017

La sabiduría de Marías

El viernes llamó mi hijo, iba conduciendo de Washington a Nueva York, ni hija había ido a Virginia con unas amigas. Él había quedado con amigos de cuando el erasmus en Sciences Po de París. En Brooklyn vive A, y venían de España B e I, dos amigas de él muy divertidas. Mi hijo llevaba el colchón inflable en el coche.
Este mes se  van  a Perú, a un pueblo andino, a 4.000 metros  porque a un amigo de ellos norteamericano lo hacen hijo adoptivo o algo así. Luego, estando arrumbando al sur por qué no perfeccionarlo, y  se van a Chile. Más tarde, no mucho más, a  Myanmar (Birmania) por trabajo y de allí a Vietnam a la boda de Ken, un amigo de ellos norteamericano que casa con vietnamita.
-He logrado que pueda ir de Myanmar a Vietnam sin tener que volver cruzar dos veces más el Atlántico, digo... el Pacífico- una pequeña confusión  entre océanos que a cualquiera le puede pasar.
La anterior vez que hablé con él regresaba de Virginia donde había ido a unos ejercicios preparatorios de supervivencia. Consistía en torniquetes y primeros auxilios.
Resulta que las ONG y agencias americanas internacionales reciben cursos de seguridad. Les enseñan a disparar. Le digo ya verás que gozada es, yo disparé con fusil de asalto le CETME en la mili.
Cuando le dieron la carta verde yo le decía, si ahora te secuestrasen  el  cuerpo de los Marines iría a rescatarte.  Me lo desmintió, como sabía. En esos cursillo les enseñan que en caso de apuros, secuestro por ejemplo, has de mentalizarte en que todo depende de ti  -en España de que  el gobierno no  tarde mucho  en  pagar religiosamente el rescate y no padezca  excesivas incomodidades entre tanto el perjudicado-.
Por ejemplo, continúa, si te secuestran  y te has puesto el cinturón  de seguridad y no  el de al lado, has de chocarte con el  obstáculo que encuentres  por la parte del secuestrador. Yo pensaba en dar vueltas campana. Prosigue, S ya lo hizo, las mujeres rodillazo en los huevos y con  una llave  inglesa directamente al ojo.  Todo esto tiene  que ver con  una cuestión más que  psicológica antropológica de la mentalidad de autosuficiencia y seguridad en uno mismo que impera en EE.UU. que la gente culta, viajada  y abierta  como Pedro, me contó, y  que pudo aprender durante su estadía en  la universidad de San Diego. O  Javi coca o Fer.
En España junto a ese común denominador zafio, inculto,  gregario, prejuicioso y  coral de la mayoría, también  hay los  viajados, ilustrados, con pensamiento propio y observadores, pero hay que saber buscarlos. Uno siempre termina encontrándolos.
De El País semanal la única columna que leo es la de Javier Marías. Hoy tenía además  una entrevista.  Son pocos, pero algunos piensan entre el  rugido de unanimidades o mayorías idiotas. Ha reconocido en  la entrevista que el mundo que dejará va a ser menos agradable e inteligente que el que encontró al  nacer. Totalmente de acuerdo. Menos agradable por cuanto el odio y resentimiento que   rezuma básicamente la  masa de izquierda, por una razón sencilla  de entender, la derecha  con su deseo de continuidad y estabilidad no puede ser movido por esos impulsos, es  inmenso. Y en cuanto a menos inteligente, es para no decir la cantidad de gente tonta e ignorante que existe. Por no referirme al paradigma monjil que parece guiar  a buena parte de la sociedad, que también denuncia.         


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