Chiquián, Perú
Me llega un correo de Juan Pedro, el consejero áulico de
nuestra tertulia Mácaros, en el que me da cuenta de la celebración de la
primera tertulia “Mácaros continental” a
finales de agosto en el puerto de Navacerrada. Me manda una fotografía de él,
el anfitrionazgo de la matriz (Oliver) y de una profesora y profesor emérito o algo así, de abultados CV (los he fisgado, les había oído hablar de ellos) -,
y me vuelve a reprochar que no tenga guasap. “Para que pongas cara a los
dos” del Mácaros virtual o guasp, “que igual hacen una escapada a la tertulia matriz (Oliver)”. Al menos reconocen liderazgo fundacional y esplendor. Están enloquecidos y mucho más intelectualizados, si ello fuera
posible, desde que tienen “Mácaros guasap o virtual". Los únicos que nos mantenemos
extra civitas somos mi hermano y yo.
Como están entretenidos con teorías, libros, autores,
incluso suelen decir “Cuál piensas que sería la solución”, lo que me indigna,
se han vuelto morosos en las citas. Pues así las cosas se ha retrasado el
cónclave de este mes, al que viene. Voy a escribir un manifiesto contra ellos y
voy a constituir una célula de Mácaros autónoma, rebelde y desintelectualizada. Currículos inflados a
la puta calle, no entran. Ya hay de sobra.
Aún no ha amanecido, me he despertado de un largo sueño en el que estaba en Marruecos, exactamente en
Tánger, cuando al comienzo de la II Guerra mundial fue tomada por los
españoles, y conservaba el estatus
internacional. Había una mujer que pintaba mucho en el sueño y con la que
Chukri tenía relaciones carnales. Chukri sí, yo no. Nunca había soñado con
Marruecos.
Enciendo el ordenador y este correo de E. desde los Andes.
Merece transcripción, breve y
descriptivo.
Y tanto! Me sigue resultando incomprensible como en medio de
Perú me puedo comunicar en mi idioma - si usamos las mismas palabras!
Estamos en el hotel ya en Chiquián. Los Andes majestuosos,
algunos nevados. Lagos glaciares, cielos violáceos. De una belleza
sobrecogedora.
Seguiré escribiendo. Besos, E
Este es el tipo de comunicación que tengo con mi hijo. Nunca
me he planteado como serían ese tipo de relaciones. Yo mantuve una larguísima
no relación a muerte con mi padre, y al
final fue muy buena. Estar sin padre tantos años y determinantes es un capital que no se puede desperdiciar.
Son una tensión y vacío enriquecedores,
sirven para buscarte en campo abierto, entre abedules, alerces, coníferas,
trigales, marismas y roca viva. Das mucho rodeos, pierdes mucho tiempo, te
equivocas también mucho, pero vives más y puedes salir hecho un producto montaraz, divertido y con imprescindibles
dosis del genoma estrafalario, enemistado con el aburrimiento. Todo vale si
al final te llevas bien (padre), no regular, sino más, porque siempre se
mantuvo su sombra.
Pensado estas cosas y
como con mi hijo siempre me he llevado muy bien-he sido un padre simpático y
alegre, eso dijo una vez, y nada coñazo ni cursi ni inseguro- , hubo un momento
que me preocupaba por él por llevarnos tan bien. Algo que surge, se da y punto.
Me culpabilizaba y me daba pena, pensaba que
estaba limitando su vida, pero no podía inventarme un conflicto. Solo he
hablado de temas personales de intensidad dos o tres veces. Le di mi opinión después de que
cumpliera 20 años. Solo porque me lo pidió. No me importó que lo hiciera, sino
al revés.
Suspensión de la conferencia de mi hermano
La conferencia era el día 22 de este mes en el Casino. Se
había suspendido el cumpleaños de Rosita inclusive. Pero resulta que al
pianista que venía de Madrid al acto, le ha surgido una gira por China. Pasa a
octubre, sin determinar. Ya estaba haciendo cábalas sobre lo que escribir sobre
él en mi columna. La segunda vez hubiera sido. No pensaba mirar la anterior,
para ver si salía idéntica o disforme.
¿Impasse? ¿Catapulting?
A mí me iban a llamar del extranjero, para algo que sonaba
muy bien a celebrar en otoño. ¿Estamos ya o no estamos? No sé nada.
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