jueves, mayo 26, 2016

Pertinaz ninguneo, en su mayor pureza. Ahora el Sáhara

Mi ninguneo, no se circunscribe al ámbito laboral como es más que notorio en el sector,  desde hace ya tiempo. Ahora también afecta a la universidad canaria, lo que tiene muchísimo más mérito, al carecer  de toda relación con ella. (Que sea la USO Canarias y sus abogadas también es de mérito, no quiero ser injusto -mañana nuevamente al Colegio de Abogados, no voy a cejar).  Y es por culpa del Sáhara. Como escribía ayer se me alude en un libro, se me comenta y se sacan conclusiones variadas sin citarme.  Son ninguneos de definición, de una pureza extraordinaria, como los diamantes de Amberes.
Retomo lo de ayer  “Sáhara occidental, 40 años después”, pág 306
“En ciertos casos llama la atención el tono militante (adjudicado en exclusiva  a las ACAPS –pro-saharauis, canarias)  con una relectura de la historia del Sáhara Occidental y de su ocupación neocolonial en claves promarroquíes”. Solo puedo ser yo, evidentemente.
Pero resulta que sigue así: “En esta misma línea se ha utilizado de manera burda la amenaza del terrorismo (yihadista)”·
Qué es eso de “en esta misma línea”, yo no he aventurado nada parecido. Me conocen, pero mis libros del Sáhara no están en las universidades canarias. Censurado, como si estuviéramos en Gaza, Cisjordania (soy gay, profesor)  o Tinduf.
El que me alude sin citarme -he visto su ficha de la Universidad- tiene méritos básicos  de profesor. Ya solo faltaba que yo tuviera más que él. Es especialista en Palestina-Israel. A lo que hay que añadir el Sáhara, además es de ascendencia árabe.  Un tipo de estos ¿dónde podrían sacar una publicación de 45 páginas  exactas y unas perrillas?. Evidentemente en el frente Vasco. Los vasquitos reciben a todos estos como héroes. Es el gran bastión desde hace, vamos para tres siglos de la negación de la democracia liberal. Son de consejos revolucionarios, comités de vigilancia vecinal, frentes de liberación…y antes, de sacristías y confesonarios. Llegan a soportar la libertad. En todos los ámbitos donde se desarrolla la vida de nuestro querido profesor   y compañía siempre están con las mayorías sin una sola excepción. No sé cómo se las arreglan. Tienen esa suerte.
Lo que me gusta de estos verdaderos refugiados  (en la retaguardia de la juventud siempre  renovada: la universidad), es la relación de todo el dinero público que reciben como funcionarios, trabajos, investigaciones y los resultados de todo ello. No hay otra profesión en que la ratio recursos gastados y resultados sea tan paupérrima y suprimible. Logran  a lo largo de la carrera hacer menguados aportes cuantitativos, extraer algún dato que no había y balbucear una conclusión o una tesis escuálida y enfermiza. Hacen como informes. O reportajes. El trabajo además, lo que yo consulto, se lo hacen los doctorandos. Están acostumbrados a vivir del cuento.
Sospecho que mi relectura, tiene más interés, que soy más original, novedoso, que hago aportaciones no cuantitativas sino cualitativas, que tengo pensamiento personal  y observo una actitud crítica y analítica, de un poco más alcance y profundidad. Lo mío sí tiene mucho más interés, por eso se me censura. Mis libros del Sáhara están en la Complutense, la Pompeu Fabra  de Bracelona, la UNED, la biblioteca islámica de AECID y en algún otro sitio. Yo no excavo datos. Ni los corono con  precipitados y derivados consecuentes.
¿Profesor Jose, me puedes decir que relecturas me están permitidas y cuáles no?  Las tres páginas del libro coral que te corresponden del “Sáhara occidental, 40 años después”, no están mal. Si fueras conserje serías correcto nomás.


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