domingo, mayo 15, 2016

Las Palmas, Atroz y de la USO a una asociación de sabios

  El viernes pasamos un día magnífico en Las Palmas. Mi hermano se encontró en el barco con un Sr. Advocat –yo le conocía por su informalidad  en el vestir. Resultó un tipo  interesante, hasta  Fer lo consideró así. Nos llevó a Las Palmas. No paramos de hablar de él y de nuestra admiración exaltada por Las Palmas. Sin callar. Al parecer no vendo mucho más allá de la Universidad de Las Palmas; tampoco se vende: de un libro que compré en Bilbao sobre el islam,  fundamental,  solo se tiene uno, que no se ha vendido. Mi vanidad –sin vanidad no se podría vivir, lo vino a decir Hegel- salió reconfortada cuando la encargada de la mayor  librería me dijo, que me conocía aunque no personalmente hasta ese momento.  El viaje resultó positivo y compré algunos libros, del Sáhara y literatura canaria. Regresamos en el último barco.
Invitaba a comer, tras unas cañas. Atroz se pidió carne cara, la única razón es que es la que más le gusta. Ante lo que no puede caber ninguna otra circunstancia que lo condicione. Es lo que le gusta al niño. Yo he de ser madre y  solo complacencia. Lo que se dice, una educación fecunda. La carne cara lleva sus propios  complementos, pero que para el niño no son sus preferidos. Sólo a los niños se les cambia la composición del plato. No es de su agrado, y puede montar una pataleta. Y con esa visión del mundo, de Fer y mía, sabiendo que lo voy a contar en el blog, vuelve hacer alarde de desarrollo emocional  logrado por la educación recibida, incapaz de superar la fase narcisista de los caprichos infantiles egocéntricos. Por lo que pide que le pongan patatas… abundantes y hace girar la mano por el plato, como la pala de un helicóptero. El niñato que no acepta límites sociales y educativos a su paladar infantil que no puede resultar frustrado en nada. Él domina por encima del mundo adulto, las transacciones, convenciones, cesiones, correspondencias, educación, sociabilidad…  Hay un desprecio al entorno, al mundo, inconmensurable. No hay más normas que el deseo propio. Ha leído a Freud y Lacan: el conocimiento sin la experiencia, la vivencialización, no sirve para nada, y él es el mejor ejemplo.
Pido antes una ensalada libanesa para los tres, Fer y yo de segundo un arroz de rabo de toro. Resulta que ya se ha comido el pan y empieza a servir vino porque le gusta. ¡Ah!, exclama con honda satisfacción, que molesta porque anuncia su aprovechamiento anormal. Hace lo de siempre para justificar su ingesta, nos sirve un poco para poder servirse a placer (¡ya habrá una segunda botella!), al final, le interrumpo la maniobra. Me echo yo lo que queda: ¡no hay más!
La ensalada la come como un hambriento, pero descubro una faceta en su saber estar en la mesa,  mínimos sociales y tener paladar, que se sirve la ensalada varias veces y arroja los cubiertos sobre la ensaladera y su plato.  ¡Pero no tires los cubiertos!, ¡déjalos! como hace todo el mundo. Ni escucha, está sacando partido, y no hay más mundo que su ansia paroxística. ¡Ande yo caliente y ríase la gente! Pide más pan.  Resulta  desagradable todo, extremo, maleducado. Es incapaz de poner algo de su parte, de dar, considerarnos…  ¡Cómo va a poder dar si no tolera contenerse! y relacionarse en un plano de igualdad adulto. Socialización fallida para siempre. El sólo está para  sacar provecho.
Chupóptero, y salimos a Triana y caminando llegamos  al Santa Catalina Hotel, paga Fer, gin tonics y Fray angélico o algo así. De allí a Santa Catalina Park y ahí  Atroz pagó mi caña, un té rojo y cortado. Dos de azúcar porque ese es el límite que se puede sacar, si fuera por dulce se pediría un barraquito. Se trata de acaparar para sí. Con agua, porque también es gratis, que es el máximo rendimiento que puede dar un "cortado”. Ocurre que el agua es del grifo, y entonces le dice a la camarera que no. Cuando suele pedir  una caña, añade con un  gesto “y algo para picar” moviendo los dedos, como si los camareros no supieran su trabajo. Una astucia en los rendimientos infinitesimales, que si los hubiera aplicado en cuestiones, bajo pautas de persona socializada y adulta, le habría reportado beneficios verdaderos. No compensa  vivir para pillar el mejor trozo. Caes inevitablemente mal y pierdes consideración. He estado interno y en la mili, es la gente que se marginaba sola, y soy vasco. Allí estaría  perdido.


De USO CANARIAS a una sociedad científica de sabios
Soy el primer sorprendido de que de la USO –con su abogado lacaniano de Las Palmas, que dice en juicio que es "el que más gana de la USO" (documentalmente inexistente), típica sesión psicoanalítica  en "diván de estrado judicial" –¡lo que no invente la USO-Canarias!-, los otros (los "sindis") boquiabiertos con su acuciado demandante, de cuadro narcisista cachondo,  del reconocimiento  del  Otro-    se pueda pasar a una sociedad de sabios de verdad.
Ningún lector imagina lo que representa este salto catapulta, de ocultar toda la vida  mi trabajo de abogado en USO –jamás lo puse en mis datos personales ni biobibliografías, deducía que no confería excesivo prestigio ni marchamo- a verme mandando  la solicitud para pertenecer a la Asociación Española de Africanistas. Aconsejo su búsqueda por Internet. Una verdadera asociación africanista. Me hace una ilusión máxima, un orgullo, haber vivido y aprovechado el tiempo, encima estando de abogado con los grandes juriconsultos  y jurisperitos de la USO. Por fin van a tener, estos, datos profesionales, por mí, claro. Podría dejar el Colegio de Abogados, no sé si me entiende. Correlación de fuerzas, amigos, así de claro. Pero me faltan algunos detalles que cumplimentar  con gusto y, espero, talento. Ahora sí soy escritor de primeras.
De entrada, la Asociación te pide biobibliografía, publicaciones y más, que yo tengo: libros, publicaciones en webs internacionales, referencias  en otros idiomas, reseñas de Casa África, redislámica, conferencia,  Biblioteca   islámica… Por fin soy joven y feliz. Vaya cambio de nivel y de todo, otra vida, estoy realmente contento.



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