jueves, mayo 12, 2016

Mañana viernes parte el cuerpo expedicionario

-  Si no quieres que despierte el golem Atroz, llega a las 8- dice mi hermano
-   Para qué, si sale el barco a las 8:30, llegaré a y 25 y de manera espectacular, saltándome la barrera y todos los obstáculos que se interpongan. Y Fer,  grosso modo, igual.
-  Bueno,  pues no te quejes luego del despertar del golem Atroz.
-  Si no nos quedamos dormidos o nos da pereza de última hora; a ver si crees que me da miedo Atroz, si todo lo que hace es en su contra siempre.
Fer que hace de chofer todos los días va a venir a recogerme, y dejaremos el coche en el Náutico, porque no habrá manera de aparcar.
Mientras estamos de librerías, Fer puede irse de putas -él además es de franja matinal-, y luego nos lo cuenta. Ya le he dicho que en las perpendiculares de Triana, comen amigas  que quedan  para un “cumple”, de edad en que nos podrían ver si hiciéramos méritos para que se fijaran en nosotros, muy  gimnásticas, cremosas, aromatizadas, aburridas y con todo el fulgor del declinar. Esa puesta de sol cegadora. Nosotros,  dando lo mejor propio e inesperado, nuestros atributos más imaginativos y genuinos, podríamos volverlas bizcas. Es muy difícil encontrar un trío de tal potencial. Y con Atroz como elemento plenamente rupturista.
Daremos juego, que nadie lo dude.   Las Palmas nos espera  expectante. Como Goethe a Napoleón en Weimar o como Hegel que lo entrevió.
 

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