domingo, abril 17, 2016

Una semana decisiva


Esta semana ha sido decisiva. Quería proseguir con el tema de la literatura canaria y no veía el mínimo signo de que pudiera hacerlo, me limitaba a confiar en que apareciera. Hace mucho tiempo que aprendí que las cosas no hay que forzarlas, pero sí buscarlas. Un pequeño libro sobre Mercedes Pinto que llevé a Bilbao, ha hecho que esta semana me pusiera a escribir sobre ella y descubrir cosas no dichas. Ya estaba en marcha otra vez, seguro que aparecerían más asuntos, sin alejarme de mis tesis de "Ensayo en la literatura canaria". Fundamental: mantener el enfoque.  Ayer subí pronto a la cota de los 600 metros y estuve en la librería del Centro de Cultura Popular Canaria, donde me hice con un alijo. Volvi a leer a Nicolás Estévanez y ya estoy escribiendo sobre él, sigo el mismo derrotero del libro anterior. Tienes que tener unas ideas o reflexiones sobre algo, propias, tuyas, no ambientales, no esquemas o verdades previas, nada de eso. Por tanto, ahora avanzo por dos caminos. Literatura canaria y Sáhara. En Lemus encontré más y de mucho interés. Lo que es muy frustrante, que me pasó también el viernes, es que vayas ampliando el radio del tema Sáhara: Marruecos, Magreb, Al Ándalus, islam y no aparezca nada. ¿De viajes? De lo que sea.

Espero que haya acabado para siempre con mi trabajo de circunstancias sobre sindicalismo y laboralismo, ya ha estado bien. Pero he salvado el tipo, y es todo lo que hay sobre la materia de valor analítico e histórico. No creo que haya ni tesis. Era imposible que hubiera alojado en ese lugar alguien parecido a mí. Ahí el mérito: la pertenencia tan disonante en aspectos fundamentales y la persecución desatada, que me descubre mis aristas y capacidades más punzantes, las olvidadas en el sótano de la vida psíquica. Otra vida, otro plano de ella, aunque tengo cosas mejores que hacer, que es en lo que estoy.
Parece que en 60 días tienen que venir mis hijos a España y quieren hacerlo coincidir con una boda en Burdeos. Mi hijo es auténtico fan de esa ciudad. No sé por qué no vas, me dice. Estuve de niño y he pasado infinidad de veces en tren. Igual me acerco. Tiene un centro de arte contemporánea, patria de los girondinos y con el Gironde remansado. Es como una fortaleza del urbanismo y arquitectura burguesa francesa. Esa homogeneidad neoclásica tan elegante y urbana. No es precisamente Europa lo que me atrae, pero la desgana y el eclipse natural no son cuestión de principios, porque no sería auténtico, como todo lo relativo a principios y axiomas.
Ya me han programado el viaje de agosto. Sera idéntico al anterior (con Burdeos). Lo dice Nanny, ¿por qué lo sabe? Porque ya te conoce, me contesta Rosana. Si algo soy, es predecible/disco rayado, por eso no entiendo a mis enemigos de clase. Pienso ahora en Ceuta y solo pienso, como si hubiera sido una epifanía numinosa en el barrio muslim y el encuentro peligroso que tuve, en la idea de una nueva peregrinación a aquella mezquita.
Hoy he bajado caminando a la ciudad dando vueltas, a modo de slalom gigante, para hacer 12 kilómetros, que los he hecho. Mi cuerpo me pide a gritos actividad dura, y he de atenderle.




No hay comentarios: