domingo, agosto 16, 2015

La terminación del viaje


No creo mucho en los  viajes de iniciación si no es a edad juvenil, que es cuando la vida se ofrece ya de manera individual y es cuando vas  a constituir  tu propio patrimonio vivencial y empírico: vas a ser sujeto. El transito que diría Lacan del yo adscrito a lo imaginario a la fundación del  sujeto en lo simbólico. Si empiezo diciendo esto, es porque  dadas mis diversas circunstancias, a la que no es  ajena la jurídico laboral, más jurídico que laboral (despojado), estas han hecho que se produzcan bastantes remociones  en mi vida. Mis costumbres han variado, en algunos aspectos es como si retomara mi juventud o parte de aquella forma de vida, y gane en actividad, iniciativas distintas y haya cambiado el disco. Si estás de viaje  y  en momentos solo no es necesario comer todos los días caliente ni sentado. Ves en la incomodidad o sencillez algo que te da libertad, improvisación, desapego. Y los amigos por ejemplo suben.  No tengo ninguna prisa por recorrer entera la península, lo he hecho dos veces este año por tren y autobús, retomas el gusto por caminar, aunque ya no sea lo de antes. Me permití la satisfacción de ir un domingo caminando desde Getxo a Bilbao, a orillas de la ría, reconociendo la historia de Vizcaya, en lugar de subir al monte o hacer caminatas convencionales. No me puse metas, salvo muy determinados museos, como librerías que visitar, en Cádiz por ejemplo no entré en ninguna y parecían muy interesantes. Ahí está el desapego, cierta renuncia o  nuevas elecciones mucho menos exigentes y nada obligatorias. Creo que disfruto más a medida que reduzco mis proyecciones o anhelos. Es como si me sintiera más libre y joven, pero de vuelta. Por este campo de actitudes recientes  y actos nuevos es por lo que he introducido la iniciación, cuando no creo que haya mucho que iniciar, con proseguir ya será bastante.
Supongo que  han sido las vacaciones más distintas  que recuerdo. He estado con mi familia inmediata,  con la de origen y también solo en el País Vasco, con amigos en Andalucía: Mijas y Cádiz, y he aprendido  a entender fenómenos culturales en Ceuta.  Mi horizonte de comprensión ante el islam ha variado gracias a esa ciudad. Sin buscar nada encuentras, como decía Picasso. También hemos ampliado  las relaciones de amistad de manera real y cultivado de manera virtual relaciones ya existentes  con juegos, bromas, provocaciones, divertimentos, y la complicidad de los  presentes. La intolerancia hacia el aburrimiento se ha acrecentado, pero a la vez se ha asumido, ocurrió solo en Las Arenas, que ya es mucho para mí.
De los recuentos  de vacaciones que es costumbre hacer yo tengo tres: las exposiciones de Jeff Koons y Basquiat en el Guggenheim, la visita al Pompidou de  Málaga con compra de catálogo incluido  que hace años dejé de comprar, y Ceuta. De lo que no se hace recuento, he tenido  grandes momentos y relaciones.



1 comentario:

José María Lizundia Zamalloa dijo...

La residencia provisional del marqués en Centroeuropa está puliendo aún más sus hábitos cada vez más aristocráticos y relajados tan envidiables. Así describe el final de su jornada de hoy "después de dar una vuelta por Cracovia (casco antiguo) y cenar, leo"; no tiene desperdicio alguno,pero faltan las sábanas de hilo, la copa de güisqui con Brahms, el batín de seda y la fruición contemplativa ante un grabado antiguo recién comprado del XVII.