Estaba poniendo mis artículos en el álbum y no encontraba uno.
Hasta que aparece en lugar de como columna o tira vertical a la derecha, en casi cuadrado a la izquierda justo encima
de “Cartas al director”. Veo en esa sección el apellido Larosi, como el de
aquella célebre activista, que es saharaui y también marroquí sin remedio, como
Larousi, y miro descubriendo que me han puesto encima de quien me
interpela; se trata de una réplica a mi
artículo sobre Marruecos de finales de julio pasado. Lo típico: agente de
Marruecos que miente; si no no sería agente. También mis últimos tres artículos han
generado comentarios, que no es frecuente.
Debe tener razón mi replicante, porque consumí casualmente
toda la tarde de ayer en leer “La historia del Marruecos moderno”, de una norteamericana
de Harvard, con dos páginas de agradecimientos
típicamente anglosajones a marroquís y
profesores de todo el mundo, muy expertos.
Había acabado el día anterior una novela que me había conmovido de Lidia
Chukóskaia, "Sofia Petrovna. Una ciudadana ejemplar" y que había terminado de dos tirones. Los motivos
de compra creo que fueron la presencia de nombres como Kirov, bolchevique cuyo asesinato en 1934 sirvió
a Stalin para la gran represión indiscriminada y sicológicamente instauradora
del terror absoluto, entre cuyas víctimas estuvieron Kamenev (el auténtico) y Zinoviev que también son citados.
Era íntima de Anna Ajmatova. Mi lectura de rusos a lo que se ve es imparable.
Leyendo ahora la revista Bilbao que me llega todos los meses desde décadas, veo
el libro de “Padres e hijos” de Ivan Turgeniev que me lo leía a comienzo del
verano, más rusos. Es mi tendencia desde hace tiempo, para lo que no hay ningún
motivo consciente, o sea, más poderoso debe ser.
Si mi rusificación ya comentada desde hace al menos un año
sigue próspera, mi marroquización también, leo de Tánger al Nilo, a Mohamed Chukri
y ahora la historia de Marruecos. De Marruecos ya tendré casi un estante.De manera consciente la historia que me parece más atractiva
es la de EE.UU. que no sirve de nada porque luego no la leo, leí hace años algo.
Como sigo bajo el influjo viajero, lo rememoro. ¿Tendría un
estudio en Ceuta o me moriría de claustrofobia (ya no puede pasar)? Estaría en
cualquier caso entre mis dos patrias:
Fuengirola y Cádiz. El Estrecho.
El martes llamó la polaca a mi hermano para ver si había
llegado sin problemas a casa el lunes. A lo que él le respondió que yo tengo
mucha suerte. Que lo pregunte una polaca debería decir mucho de mí, pero la
verdad es que no fue nada extraordinario.
Sinceramente creo que estuve muy gracioso, más que rafajuan (con el que
he hablado recién) y NAL, en momentos ambos de autocelebración de lo que van a decir.
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