El tema vasco desde hace años me aburre tanto y me interesa
tan poco que si profeso de vasco lo hago de la manera más satírica, absurda y payasa a
cuenta de mis apellidos. He regresado al comienzo de la
estupidez, de la tradición familiar y ambiental. En el origen no hubo más
que estupidez.
Cuando yo me comprometí someramente contra el Plan Ibarretxe
y el estado de cosas que ocurrían en el
país, descubrí con el tiempo que no es que no soportara a los nacionalistas y a los que miraban a otro
lado, que era lo obvio, sino tampoco a los constitucionalistas, por muy
convencido que estuviera de que eran los que tenían razón. Estos amigos habían
gravitado a lo largo de toda su existencia en torno al tema vasco, de forma inagotable, en un
montón de frentes, en un único medio, en esa centralidad. No se puede consagrar y consumir una vida en torno al
problema de Euskadi, y eso les había pasado a estos. Por muy diferentes motivos
los dos bandos me cansaban. Encima yo estaba adscrito a los monotemáticos, no
en vano era uno de ellos, además pasado por
los dos lindes, o sea tránsfuga, o en ninguno que aún tiene más mérito.
Ahora en Las Arenas me aburro, no hablo con nadie, pero
prefiero eso que volver a los que ofrendaron sus vidas en altares vascos a sus
dioses. Son españoles pero no se les nota, por su consagración al drama. Podrían
hablar el resto de sus días sobre el asunto vascongado. Mi último atributo de vasco es
ser un payaso vasco. ¿No os parece
revolucionario, arregla mundos locales?
Lo tuve durante minutos en mis manos el libro de Arregi y al
final lo compré. Este sí es un gran intelectual vasco con planteamientos
novedosos. Aborda el tema de la ética y
la moral con bastante más rigor al que hablo yo, pero no estoy desacertado con
lo que escribo. Los muertos de ETA y el GAL o el Estado son violaciones de
derechos humanos (la asepsia, neutralidad y equidistancia del nacionalismo y sus
borregos), pero del lado del terror etarra estaba el objetivo totalitario de excluir y aniquilar al diferente, al no
sometido a su poder. La historia de ETA y el nacionalismo me las conozco, pero
aparte de esa primera descripción está lo relativo a la legitimación del
terror en Sartre, Merleau -Ponty y Frantz Fanon.
Lo que es un descubrimiento es el de Hegel en todo ello (el
terror de la Convención en la Revolución francesa). Otro terrorista, que no me
extraña por sus patrañas del espíritu absoluta y la libertad absoluta. De algún
sitio salió Marx.
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