lunes, agosto 03, 2015

En la tierra del terror

El tema vasco desde hace años me aburre tanto y me interesa tan poco que si profeso de vasco lo hago de la  manera más satírica, absurda y payasa a cuenta  de   mis apellidos. He regresado al comienzo de la estupidez, de la tradición familiar y ambiental. En el origen no hubo más que  estupidez.
Cuando yo me comprometí someramente contra el Plan Ibarretxe y el estado de cosas que ocurrían  en el país, descubrí con el tiempo que  no es que no soportara a  los nacionalistas y a los que miraban a otro lado, que era lo obvio, sino tampoco a los constitucionalistas, por muy convencido que estuviera de que eran los que tenían razón. Estos amigos habían gravitado a lo largo de toda su existencia en torno al tema vasco, de forma inagotable, en un montón de frentes, en un único medio, en esa centralidad. No se puede consagrar y consumir una vida en torno al problema de Euskadi, y eso les había pasado a estos. Por muy diferentes motivos los dos bandos me cansaban. Encima yo estaba adscrito a los monotemáticos, no en vano  era uno de ellos, además pasado por los dos lindes, o sea tránsfuga, o en ninguno que aún tiene más mérito.
Ahora en Las Arenas me aburro, no hablo con nadie, pero prefiero eso que volver a los que ofrendaron sus vidas en altares vascos a sus dioses. Son españoles pero no se les nota, por su consagración al drama. Podrían hablar el resto de sus días sobre el asunto vascongado. Mi último atributo de vasco es ser un payaso vasco. ¿No os parece revolucionario, arregla mundos locales?
Lo tuve durante minutos en mis manos el libro de Arregi y al final lo compré. Este sí es un gran intelectual vasco con planteamientos novedosos.  Aborda el tema de la ética y la moral con bastante más rigor al que hablo yo, pero no estoy desacertado con lo que escribo. Los muertos de ETA y el GAL o el Estado son violaciones de derechos humanos (la asepsia, neutralidad y equidistancia del nacionalismo y sus borregos), pero del lado del terror etarra estaba el objetivo totalitario  de excluir y aniquilar al diferente, al no sometido a su poder. La historia de ETA y el nacionalismo me las conozco, pero aparte de esa primera descripción está lo relativo a la legitimación del terror en Sartre, Merleau -Ponty  y Frantz Fanon.
Lo que es un descubrimiento es el de Hegel en todo ello (el terror de la Convención en la Revolución francesa). Otro terrorista, que no me extraña por sus patrañas del espíritu absoluta y la libertad absoluta. De algún sitio salió Marx.


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