He retirado lo de Palmira para sacarla, ajustada a los
límites, en el periódico. Será cuando nadie se prive de analizar las
elecciones. En realidad no tengo opinión “objetiva” sobre las elecciones, o tan
insulsa que no merece la pena, menos soy capaz de cualquier análisis si quiera
un poco original. Tampoco tengo más información. En realidad no tengo nada que
decir de campañas, previsiones de resultados, consecuencias y demás
valoraciones.
El hecho que reconozca que sobre la mayoría de los asuntos
soy incapaz de crearme una opinión, si la tuviera me daría vergüenza por
irrelevante decirla, hace que tampoco me interesen las opiniones del 95% de la
gente. Opiniones políticas, sociales, económicas. Me interesan los expertos en
cada materia. Los que dicen algo que ignoras o pides su opinión. El viernes
pedí unas reflexiones personales escuchadas solo en parte, sobre una materia que no me
suele interesar, ¡por una vez! pero no hubo suerte.
De lo que sí puedo hablar es de a quien voy a votar y de mi
impulso para hacerlo. Viví la política como una religión demasiados años y
siempre he estado muy politizado, solo en dos breves episodios en dos extremos
de mi vida (joven y adulta) puede
decirse que “mediomilité”. Cuando me llegó mi primer carné del último periodo (en el primero no había),
cuando lo iba a romper -ya había roto con el partido- me lo quitaron de las
manos en casa.
El interés de decir a quien voy a votar también es por
provocar –así fue hace 4 años-, y sobre lo único que me hace poder ser un
intelectualillo: tratar de influir en la gente con la escritura. Sería un moralista de ensayos,
para diferenciar del celo en costumbres y
rectitud moral. ¿Quién: tipo Montaigne? No lo he leído, me aburrí en la primera
página. Pero lo citan tanto que me culpabiliza.
Hace 4 años hice una “biografía”, o algo así, política para
justificar mi voto al Sr Rajoy. Serio, trabajador, eficiente. Consistía en que
un politizado tan prematuro no podía no haber obtenido alguna enseñanza en
tantos años y seguir pastoreado por unas siglas o por una ideología. Allá
cada cual. Algo tenía que haber aprendido por mí, tenía experiencia, había
leído mucho desde que fui joven y sobre todo había vivido la historia. Nunca pensé que viviría fuera de
Bilbao y ha sido así, y que tampoco fuera como ha sido. He tenido
la inmensa suerte de haberme movido por muchos círculos, y de tener intereses y
pasiones muy distintos. Evidentemente no soy el mismo, cosa que sí ocurre con
todos los que se quedaron en el País Vasco, que no te pueden sorprender en
absolutamente nada. Visto uno, vistos 300. Linealidad absoluta y máxima
coralidad.
Además tuve la suerte hace unos años de tratar a los neoliberales de
verdad, científicos muy relevantes (Harvard, Stanford...) y personas muy interesantes, aunque
sumamente doctrinarios pero muy preparados, que me recordaban a los
intelectualillos de izquierda que conocí saliendo de mi adolescencia. No nos
convocan a sus reuniones, porque me saben ajeno, como mi hermano. Pero conozco
eso de que tanto hablan los que no saben nada. Esta experiencia para mí ha sido una suerte.
No la tienen la mayoría que nos inscribimos en la “cultura de izquierdas”. Al
intelectual canario que más admiro y que me ha enviado un libro dedicado, es un
médico y filósofo de hondas convicciones religiosas. Aún no lo he agradecido, porque lo estoy leyendo subrayándolo, (a)morosamente. Son los protestantes del
catolicismo.
Esta “apertura”, estas relaciones las he vivido yo. Vivir,
atender, escuchar, aprender.
Aunque la coralidad es la opinión común, la de la calle, la
hegemónica, la que tiene el placet de
ser ostentada en público en exclusiva: la popular de izquierdas, ese catolicismo laico.
-Con sorpresa increíble leo antes en El País a
Emmanuel Todd que en Francia, a cuenta de la descristianización actual de
Europa y la angustia metafísica derivada, el fantasma del catolicismo
habita en el partido socialista francés. Me encanta ver respaldadas mis intuiciones-. Los de derecha callan, no se atreven
a ir contra el mainstream de
consignas que parecen aleyas coránicas o rosarios católicos.
Un pensamiento muy estimulante: “Acebes, Zaplana y Rajoy”, “la
foto de las Azores”, los contratos precarios, basura, neoliberalismo, la
memoria histórica (de otra vez desmemoriadas las marionetas), derecha extrema… la fábrica de imbecilidades
corrió a cargo del presidente más estúpido de la historia…mundial, que fue ZP.
Aprendí que la izquierda española en absoluto era mejor que
la derecha, peor aún, más inoculada de sectarismo e intransigencia que aún
muestra con sus banderitas republicanas de trabajadores (como se definía,
excluyente, la constitución republicana). Es en buena parte intolerante con la
mera existencia de la derecha y es esa
bandera la que lo simboliza. Nada de una república consensuada y de todos, que
tuviera por ejemplo los colores del Athletic Club de Bilbao. Aunque lo que
tiene verdadera humanidad es la
monarquía, se hace mito, cuento, familia, símbolo, sugestión, une, concilia, celebra, atesora belleza y vehicula emociones, encadena
historia y es sustrato de cultura. La izquierda que babea de cultura, cultura
/consigna, odia la belleza (no sabe ni lo que es) y la verdadera cultura, los
sentimientos, las tradiciones. Sólo los más torpes pueden ser adanistas como ZP
y de un racionalismo superficial y peregrino, además de falso, absolutamente pobre e
inerte.
VOY A VOTAR A
CRISTINA TAVIO
Me gusta como mujer, es muy atractiva y guapa, hace unos
días le vi salir del agua en un digital
con traje de neopreno y con el pelo
mojado y un rayo atravesó mi corazón e iluminó la urna. Es una política sería,
preparada, dedicada a ello, que conoce de los asuntos, de una derecha liberal
conservadora, que suele ser eficiente en economía que es lo que creo necesita
el país, antes que las pancartas de los más simples. Y que los dilemas
científicamente más insolubles: por fin ¿micro o macro economía? ¿Ovejas o
balidos?
El número de indocumentados, insolventes, no preparados en
nada que habrá en tantas y nuevas
candidaturas será estremecedor, con ideas a cual más idiota, irreal,
superficial, efectista para los más zafios. Entre el conjunto de grupúsculos de
izquierda canarios y Bildu, prefiero a estos, por mi madre, les respeto, van en serio, de frente, no de
buenos y todo corazón, no de indignados, no de enfermeros voluntarios y lacrimógenos
por los barrios. Dan asco. Estuve en un partido que nacía y las propuestas más
irrelevantes, ocurrencias, opiniones de quienes hablaban por hablar (tipo
sindicalista), pero sobre cualquier cuestión estaban en la reuniones amplias para hacer las listas.
No en el apparatchik del que formaba parte.
Al Cabildo voy a votar al PP
No sé quién va y me da igual. Teniendo en cuenta el porte de
esa izquierda de Tenerife, fragmentada, antiteórica, insípida, todas esas vocaciones políticas de izquierda
de gente en permanente tránsito que jamás han hecho otra cosa que tratar de destacar, con ideas plegadas a las encuestas o presunciones,
a ir detrás porque no tienen propuestas que hacer, ni idea alguna que
transmitir, son mandatarios que se ofrecen sin pudor, de apoderados , siempre por detrás en lugar de por delante, izquierda
de membrete, ni siquiera populista sino populachera hasta el vómito, moralista,
que odia la estética, la belleza, la modernidad, la creatividad e imaginación.
Que solo sabe hablar en el salón de actos de la Casa sindical, ese paraninfo de
Berkeley, por el que he pasado durante años viendo la brillantina de la
izquierda muerta gotear.
Al parlamento a Ciudadanos
En el parlamento hay una decantación y se puede extrapolar
al resto de España. Son otras las correlaciones y efectos. Tengo amigos en
Ciudadanos, yo pagaba a Ciutadans (todo lo que me hizo hacer ZP y no fue eso lo
malo). Conocí en una concentración de “Libres e Iguales” a la que los de Ciudadanos
llegaron tarde. Apellidos, clase media
ilustrada, urbana por supuesto, españoles orgullosos de que su capital nacional
sea Madrid en lugar de Garachico o Playa del inglés, liberales y modernos.
Luís, que está muy adentro, no me desmintió una coma de esta definición
Mi voto simbólico por Podemos
La única izquierda española que ha hecho un esfuerzo teórico
considerable ha sido Podemos, una revolución conceptual correcta desde la
izquierda y por la izquierda pero
estratégicamente fallida. Aunque ellos eviten tildarse de izquierda, son
los únicos que han desarrollados los instrumentos conceptuales y analíticos de la izquierda. Me refiero a los
politólogos: Iglesias, Monedero, Errejón, Bescansa… En mi veintena, al final,
era la revisión de izquierda que yo ansiaba. Ahora me pillan muy tarde, pero al mundo mucho más. Tienen
muchísimo mérito, creo que jamás en España la izquierda ha desarrollado tanto
el pensamiento propio y dado cauce
político a las condiciones subjetivas y objetivas existentes. Esto es
totalmente novedoso en España. Por qué sacarán de quicio a la paleo-izquierda. Compárese con Izquierda Unida, unos nostálgicos (paleo) de estructuras sociales e históricas no periclitadas sino desaparecidas.
Parecen la confederación de excombatientes franquistas, los últimos de
Filipinas, a los que la vida les defrauda siempre, y lo han aceptado
apretándose el cilicio y ayunando, españoles afectos a la austeridad y penitencia. Podemos en cambio es sangre
mestiza, bulliciosa, viva, imaginativa pero cerebral.
Podemos en contra de lo que se dice no representan un
peligro para la democracia, como analistas y teóricos que son, saben que Europa
no es américa latina, y han saqueado a todos los teóricos de izquierda, revolucionarios y movimientos populistas para encontrar
respuestas. Lo que no ha hecho nadie. Son reformistas y no antisistema.
Se imitan así mismos, pero se han encontrado con Europa, donde la gran mayoría tiene mucho que perder. La elaboración teórica encima ha sido doble, dos modelos que aplicar: la américa indigenista y Eurovisión.
2 comentarios:
He votado tal como he anunciado, en Ofra. da gusto, los súbditos de la opinión común de la calle se comportaban como con criterio propio, como individuos, como ciudadanos
Interesante y novedosa su análisis de lo que es Podemos.
Por sus antecedentes y amistades, pienso que son comunistas del siglo XXI. No acabarán con la democracia pero aumentará la intervención luego perderemos libertad.
Ahora Podemos tiene la oportunidad de demostrar lo que es en realidad. Ojalá tenga usted más razón que yo.
Saludos EDH.
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