Cuando llego al Oliver, es como si estuviera a punto de
entrar en la Casa Blanca y me digo para mí, ¡que preciosidad!, además vengo a
algo tan placentero como es nuestra tertulia. Ayer había gente de postín: los grandes
patricios, que además parecían ilustrados. Y tres más, neoliberales de verdad, con nosotros. Uno de estos había venido de
Sevilla a dar una conferencia. Me lo pasé muy bien.
Los neoliberales son auténticos creyentes, como los
comunistas de nuestra juventud. Están muy preparados en teoría y en funcionamientos (ideales) macroeconómicos. La economía les fascina y
son más duchos que los viejos comunistas, aunque igual de dogmáticos y con la
misma aptitud política de los comunistas para alcanzar el poder: o sea ninguna.
No actúan sobre algún sustrato real: social, ideológico, cultural e histórico. Es la gente más anti-política
que he conocido jamás. Solo confían en
la Escuela Austríaca de Economía, cuyos antecedentes se remontan al SXIX,
enemigos de la Escuela clásica y los métodos experimentales e inductivos, creen
en la deducción lógica más que en los múltiples pliegues y aristas mudables de
la realidad. Son llamativamente doctrinarios,
puro S XVIII, y no solo eso, como se lo reproché a ellos, encima tecnócratas
con soluciones sectoriales, lo que es un sin sentido. O se es doctrinario y
creyente o se es tecnócrata practicista que cuida detalles y aplicaciones. Estos son las dos cosas a la
vez.
Tienen aún su Sinaí en Viena y odian a Keynes. Librescos y
por ello recitadores, tanto es el
dogmatismo con que contemplan el
mundo, que ven los procesos históricos y
económicos como un sistema holístico y cerrado, en que no hay margen para del
error o la inviabilidad. Es como si el mundo se hubiera detenido a la espera de
ser redimido por tres autores y 20 libros de epónimos de los grandes padres de
la iglesia austríaca de economía.
Muy discursivos y teóricos, mantienen esquemas
autorregulativos exactos, pero completamente locos. Al ser tan doctrinarios es muy fácil desarmarles.
Hablan de privatizar el ejército, la policía y la justicia, y se refieren a
consumidores.
-Para empezar no hables de consumidores, que pienso en
tiendas y en grandes superficies, si me hablas si eso puede ocurrir sólo en un
país, con o sin minorías, como el “socialismo en un solo país” de Stalin, o ha de ser mundial como
la “revolución permanente” de
Trotsky, para ser viable, háblame de nacionales de un país y, si es en términos
políticos, de ciudadanos, pero no de consumidores, que estás haciendo trampa.
Hay realidades tan o más determinantes que los mercados de consumidores-
enfatizo como un presbítero.
Pues resulta que esta secta austríaca está muy preparada, tan libresca
es, y muy activa. Hasta desayunan los sábados en la luna.
Ayer, nuevamente Popper con “La sociedad abierta y sus
enemigos”, y sus 800 páginas, que no he leído, pero el único que habló con
conocimiento de causa y bastante profundidad fui yo, cosa que lo repetía cada
vez que abría la boca, que solo se daba
cuando no la tenía cerrada por descuido. Tengo 2 libros de Popper que
los he leído casi tres veces. Me sentí muy
a gusto y desbocado con Popper, como si estrenara novia refulgente, de forma que
hice reír a la mesa y la reunión todas las veces que quise (mi máximo triunfo).
Ahora mismo podría escribir sobre Popper unas 1.800 palabras, dentro de una
semana serán dos líneas.
Me permití escarnecer a mi hermano comiéndole sus patatas
fritas. El cínico me dice -yo esperaba que me clavara el cuchillo en el dorso
de la mano-: “Ya sabes que todo lo mío
es tuyo”. Así el argumento, me retiré de la confiscación.
3 comentarios:
"cada vez que abría la boca, que solo se daba cuando no la tenía cerrada por descuido"
jajajajaja cierto, no dejó hablar a nadie, por lo menos como usted se fue temprano a eso de las ¿02:00? el resto pudimos hablar algo entre nosotros
nos lo pasamos fenomenal pero entiendo que los despistados que aparezcan, y no digamos las damas, no quieran volver
salu2
EDH
2:30 si no le importa.
Aunque su silencio otorga, mis frecuentes intervenciones, no exentas de humor, sirvieron para que en el ámbito patricio Oliver, sea mucho más conocido nuestro ínclito Karl Popper
Uno, que no ha leído a Popper, actualmente lee "Codicia" de Vazquez Figueroa, libro que versa también sobre Economía. Cuando quieran abrimos un debate sobre una materia tan etérea que ni los grandes Popes se enteran. Solo sé que no tenemos dinero, sólo un apunte contable. Apunte que, en cualquier momento, se esfumará como los días de vino y rosas que nunca volverán. He dicho.
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