Llegamos a las 16 horas del martes a Loiu. MH nos había reservado mesa
en la Despensa de Las Arenas. El camarero latino. De qué país eres. De Bolivia.
¿De Santa Cruz de la Sierra? Sí, y se le anima la cara como si fuera un
paisano. Ayer que estábamos con unos amigos tomando unos vinos, vino a saludarme. Qué pronto amistas, me dicen.
De allí no vamos a
casa. Luego en metro a Bilbao.
Otra vez juega el Athletic, es como si estuviera esperando a que llegara yo, si
la vez anterior jugó contra el Real Madrid ahora juega contra los hermanos de la Royal Society. Tomamos unos vinos por
la zona del Guggenheim (más o menos) con unos amigos y de allí nos vamos a
Pozas, donde continuamos abrevando. Vamos al metro, y que no hay hasta que
acabe el partido. Pero cómo nos hacen eso,
si queremos evitar a la turbamulta precisamente.
Tenéis que esperar 30 minutos, y hacemos un corrillo con 8
vigilantes y dos empleados. Estamos en Euskadi. Reímos. Pues tomaros un vino. Es verdad, y
salimos a la superficie (m2) para entrar en el cubo de bar (m3).
Estamos en la parada
anterior a la Catedral. Nuestra parada ya está densamente poblada, saludos a vigilantes y
empleados: ir rápido y al primer vagón.
Siguiente parada: San Mamés rojiblanco. Digo, metro japonés y algunas sardinas se ríen. Los rojiblancos
van circunspectos, los leones no han podido con
la Royal Navy y parecen argentinos
enlatados. Unos que bajan en
Erandio nos saludan estilo vasco, con
contacto físico. Ocurre que XY está diciendo todo el rato aunque por lo bajines
“Athleeeeeetic”.
Llegamos a las Arenas y queremos seguir bebiendo. Vamos al
Pub de la buena música, donde el dueño me echó tres años de más hace
exactamente doce años. Y desde entonces le dedico una mirada aviesa y despectiva. Retorcida.
Le digo -tú me afrentaste con tres años sobrantes- en junio
de 2003, el día que actuaban en San Mamés los Rolling Stones, y si no te saludo
es porque jamás te lo he perdonado.
-Es que entonces no me había operado de cataratas- me
responde el rústico del dueño.
Hay una que se queda sola. Estamos nosotros tres y el monstruo del lago Ness. Súmate a
nosotros y qué tomas y cómo te llamas.
-
María Elena-
-
A qué te dedicas-
-
Soy profesora de inglés
-
Mi niño que es muy listo, sabe tanto inglés (mucho más que tú,
dicho sea de paso), al punto que vive en EE.UU. y el inglés es ahora su idioma
materno, cosa que me temo no te ocurre a ti- y prosigo-
¿cómo te apellidas?-. Y me dice 4 apellidos, solo 2 vascos: los no vascos de donde los has sacado
- -Pues uno proviene de Burgos y el otro de
Santander-
- -Todos mis apellidos son vascos, yo no tengo
apellidos ni de Burgos ni de Santander. Tú entonces
lo que eres es algo vasca. Qué vergüenza.
- -Y tú – le digo al dueño, que me da el DNI- aquí
solo hay dos, no me jodas que tú también tienes apellidos de Burgos y
Santander.
- -Yo soy vasco, del PNV, de la Virgen de Begoña,
del Athletic y del Igualatorio- cuando era joven a quien soltaba esas jaculatorios populares-populistas yo los
insultaba.
- -Tú lo que eres es un simple, seguro que de algún
baserri (aldea) de Munguia, de los que nacéis con la camisa de cuadros puesta para
cortar la hierba.
Continúo -tanta música y símbolos norteamericanos y seguro que no has salido de Vizcaya, ni a
Benidorm, ¿o estoy equivocado?
- -Sí. he estado en EE:UU y varias veces.
- -¿Sí? Dime un estado- Y me suelta 8 ó 10
- -Qué más has hecho ¿deporte? Cuál
- -Surf
- -Tú ¿surf? Dónde
- -En Mundaka
-
-¿En
Mundaka?, si yo soy de Mundaka. Aparte de que nada en ti induzca a creer que hayas hecho ningún deporte alguna vez en tu vida. Mira mis
espaldas- como llevo 10 días con pesas ya puedo mostrar hombros y omoplatos y
procedo a quitarme la camisa para enseñar la parte alta de mi espalda. Cuando
ya me he desabrochado 3 botones, XY aborta el operativo. ¿Estás loco? Estamos
en un lugar público.
Entra el que enseguida sería
Álvaro, creyendo que se iba a tomar una
copa sólo y tranquilo. Desde nuestro ángulo le socorro ¿cómo te llamas?
-Álvaro- departimos y se acerca
- Álvaro, te ofendería si te
invitara a la copa. ¿Cómo te apellidas?-ya para empezar el primer apellido no
es vasco pero próximo- ¿pero tú de dónde procedes?
- De Durango, de Tavira-
- Que casualidad, porque de
Durango quienes procedemos somos nosotros. Mi abuelo era de Abadiño. Que pasa
¿que a este bar no vienen vascos? Porque todos mis apellido son vascos, todos,
no la mitad o alguno. Todos.
Dice el del bar a Álvaro- Ahora resulta que es de Mundaka,
Durango y Bilbao.
-Tú no te enteras de nada, ya se ve que eres de algún
baserri (aldea) de Munguia y que no te enteras de nada, salvo el uniformarte de
recién nacido con las camisas de cuadres para cortar la hierba o leña.
Ante cada insulto le doy la mano (se lo copio de Gaviño), y
también le invito al dueño a un gin
tonic-
-Gracias estoy con uno, pero luego me lo pongo- de vez en
cuando le trato de dar dos besos a María Elena que está un poco fuera de lugar,
me rehuye, debe encontrarme salaz. A las vascas les interesa el sexo más como reivindicación que como fraternidad
nacional.
Álvaro nos invita a otra ronda. Estamos en territorio vasco,
no hay duda. En Al Andalus nadie me invitó a nada, y no digamos mar mediante
más al sur…
-Álvaro, te voy a hablar sin preámbulos, como se ve que
estás divorciado, la pregunta es a cuántos hijos tienes que pasar la manutención-
le espeto.
- A dos-
-Nuestros abuelos –cuento yo- nacieron entre vacas,
gallinas, conejos, tomates, perejil, manzanas, maíz, higueras, hierba, pero dos generaciones después estamos nosotros, que somos
refinados, ilustrados, cosmopolitas, simpáticos y mundanos. Nuestros padres también eran bilbaínos. Nosotros somos unos
advenedizos en las Arenas, de acuerdo, que
no nos hubiera importado nada haber sido unos pijos locales de rancio
abolengo, aunque vivimos en Zugazarte.
Cuando nos fuimos, según refirió XY, María Elena
se asomó para ver si torcíamos para Zugazarte.
Dice XY, a este paso
lograremos no poder entrar en ningún bar de Las Arenas. MH comenta: amista
tanto porque les unta a todos pagándoles la consumición, no por otro motivo.
Pero ha de reconocer en cambio “que cuando voy al antiguo Igeretxe siempre me
tratan ad honorem porque saben que soy tu hermana”. Comemos con Ekain antes.
Empiezo a pedir un chupóptero y el camarero señala que se acuerda perfectamente
de mí y dónde nos sentamos la última vez.
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