Las últimas tres o cuatro vacaciones me las pasé volcado en lecturas
y escrituras del Sáhara y la literatura canaria; era tener la
ración de pienso diario, o la
cena en un restaurante italiano con la cámara de fotos colgando del respaldo de
la silla. Cuando llegue el juicio final, siempre podré argüir esos dos motivos en mi activo, como pre-indulgencias que Julienne no
reconocería.
A falta de causas, estoy feliz de poder leer a diario. Me he
leído el último de César Antonio Molina, poeta e intelectual que admiro a
pesar de que fuera Ministro de Cultura con
aquel estadista astronómico/astrológico que fuera Zapatero. No lo
entendí. Me pareció que acabó harto, lo que en su libro se llega a columbrar.
El libro va de mucha erudición histórica al
comienzo a un compromiso con su
época, su tiempo, su generación, que va ganado altura. Un libro muy
recomendable.
A César Antonio Molina que escribe en ABC Cultural siempre le leo sus artículos, su firma me basta. Como
siempre los cuadra, hace que le salgan redondos. Como
un mandala, de los que nos podía ilustrar, con toda su policromía (un poco decorativa ¿no?), Rosana.
Todo lo que a Molina le interesa y con lo que comulga,
quitando la erudición literaria e histórica que exhibe en la primera parte, son
también mis cuestiones: la Shoa, la falta de compromiso de los franceses con la
resistencia a los alemanes, los intelectuales rusos, el carácter totalitario y opresor de la URSS,
aquella mujeres judías como Anna Frank, Edith Stein, Simone Weil
y su entereza y esperanza ante el fin del mundo nazi, Milozs y los
intelectuales tras telón de Acero… La defensa de Vargas Llosa ante
el progresismo megáfono-analfabeto…
¿Qué podría tener yo con un exminsitro de ZP (mi enemigo de
clase), y además tanta la empatía?
En mi último libro, escrito
en el lapso de dos meses y que ha gustado
mucho a algunos amigos, descubrí un nombre feliz bajo el que inscribirme, y era
el pertenecer a la cultura de izquierda (donde obviamente está Molina), que
es completamente independiente de la política de izquierda hispana, sus
balidos, percusiones , zancudos, su
pensamiento pancarta, necedad e ignorancia tan audaces, o de votarlos, Dios me
libre.
El libro
transiberiano
Sigo con las memorias del escritor soviético Ilia Ehrenburg, me estoy acercando a
las mil páginas, y me queda la mitad. Es un recorrido exhaustivo por la Europa
del SXX: política, ideología y literatura. Fascinante. Ehrenburg, como Bujarin,
tuvro relacón con Anna Ajmatova, Marina Tsetaieva, Osip Mandelstam. Su
mujer, Nadiezhda no para de citarlo en su libro de memorias. Es el único caso de un intelectual que,
aunque muy soviético, era bastante crítico
(sin dejar de ser sacerdote de la Nueva
Fe) que trató con todos y sobrevivió a todos, sobre todo a Stalin.
Es increíblemente dogmático, fueron asesinados muchos amigos
suyos, que mueren como por naturaleza o
contingencia psicológica lamentable si se suicidaron. A raíz de que André Gide
condenara el comunismo, dedica 10 páginas a demostrar su
equivocación (el dogma es siempre verdad pontificia): homosexualidad, soledad, amargura…
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