martes, enero 28, 2014

El Mae del Montessori, “único e irrepetible”

Estas palabras precedidas por “Descanse en paz, vaya”, las mandaba un ex-alumno de ese colegio desde el Banco Mundial en Washington. Quería ser informado  si se hacía algo en su memoria  en Santa Cruz. En la prensa digital no hay ninguna referencia hoy. Sé por mi hermano, ex discípulo y amigo del Mae que  a éste se le está velando en la cripta de la iglesia de San José, C/Méndez Núñez.
Cuando le fuimos a matricular nos recibió con camiseta del neorrealismo italiano y barba de una semana, mientras  un gato dormía sobre  su mesa. Una especie de Marcello Mastronniani en pleno Trastévere bajo el ferragosto. Yo le tenía por un clochard del Toscal. Un director así no podía ser cualquiera. Más Nápoles o Palermo que Nanterre/mayo 68.
Me pareció que era amigo de gracias con “los chicos”, lo que  me hace elevar murallas, hasta que descubrí que no era así, sino  muy bienhumorado, afectuoso,  natural, comedido y no era un gracioso. Bonhomía y bohemia.  XY le vio hace unos meses,  ella siempre se paraba a hablar con él,  que le preguntaba “¿sigue el chico en EE.UU.?” Yo en contra de todos mis tics asociales, manías,  rechazos…  también me paraba con él, dispensándole su tratamiento: “¿Qué tal Mae?” El Mae aglutinaba muchas de las características de  mis enemigos (ideológicos), sin embargo en absoluto era ese mi sentimiento hacía él.
 Es magnífico que la esfera personal, la manera de ser y comportarse, lo esencial realmente  sea un ámbito que pueda operar con total autonomía de los ribetes u ornatos político- ideológicos.
Hace mucho años vi en una librería un libro sobre la fundadora del Montessori  (María ídem) y lo compré, ni traté de leerlo. Una pedagogía de los años 20 del XX, por ese solo hecho ya aleccionaba de la ingenuidad e inocencia de planteamientos totalizadores en la educación. Todo es más complejo, parcial  e insuficiente. Frente a todo A surgía la gran B. Demasiado fácil.  Nada distinto a la   Angustia S.XX. Torres mil veces más altas había visto desplomarse. Montessori solo podía compendiar antigüedad e ingenuidad.
Mi aprecio al Mae siempre se extendió al profesorado. Óptimo recuerdo. Nos saludamos y alguna vez hablamos. Nunca ninguna fricción con nadie.  Les gustaba lo que hacían, creían en un tipo de educación, hacían que los alumnos  se lo pasaran bien, favorecían la vida colectiva y la amabilidad de la vida. Recomendamos a mucha gente el colegio.
La desventaja del método es bastante obvia, ya que el fomento de los aspectos más amables de la vida, no son acompañados por la propia  vida, que se encarga de mostrar lo nada amable que puede ser o extremadamente desabrida. Hay otro inconveniente no menor que es que a los 14 años pienses (y te apoyen)  que tu desarrollo personal solo se alcanzará con actividades lindas: Jardinería, monitor de esquí, buceo, representante de surferos… Son riesgos del método y la escuela (doctrina). La antítesis de una Jeshiva o un Madrazza.
Quizá con el Mae culmina la última novela  aplazada del 98 (S XIX) o el prematuro anticipo del Club de los poetas muertos, y eso hace impagable su labor. El Mae no es divisoria de épocas, pero sí de opción y estilo  de vida en Santa Cruz, y el Colegio ya es un baluarte del romanticismo ausente de época. La subjetividad inflamada, la poesía, el club, lo que no suelen ser los colegios.
El Montessori apostó por todo lo añejo (horizontes de entre 70 y 90 años para atrás), pero también por los bordes de la norma. El Mae como gran liberal e ilustrado que fue, era muy flexible con las normas. Eso se agradece siempre. Ni legalista ni dogmático, lo que daba cuerpo a su romanticismo y poesía (siempre transgresores)  que se respiraba en Emilio Calzadilla.
El Mae y la República
En mi juventud nadie hablaba de la II República, ya era una cosa fracasada y caduca  de la Europa de entreguerras. Los únicos que la invocaban era la marginalidad de extrema izquierda extrema que diría ZP: el PC (i), FRAP y otras organizaciones del lumpen.
La gente de izquierda,  que entonces era  gente formada, hablaba de  democracia pero mucho   más  de Socialismo y Revolución, y era impensable habiendo horizonte de futuro entonces como había, que alguien pensara en experiencias  fallidas y anacrónicas. No recuerdo que nadie  echara en falta la República. Hacia ella había mucho desdén y desprecio por todos los errores cometidos. Ese era el sentimiento. Se hablaba de alianzas de clases, correlaciones de fuerzas,  de bloques hegemónicos, aparatos y lucha  ideológica, de composiciones de  clases y capas sociales, de teorías, estrategias, autores, formaciones sociales, modos de producción, experiencias históricas, tradiciones, alienaciones,  cuestiones nacionales, de la I, II, III y IV Internacional,  planificación, autogestión…  Incluso  el PCE, que hacía análisis políticos, distinguió entre la esencialidad de la forma de estado y los vetustos clichés. Mentar la II República no pasaba de ser como mínimo una estulticia.  
Un romántico como el Mae se guiaba por  el sentimiento en cuanto anclaje a una serie de fidelidades que se justifican por sí mismas,  en ideas añejas que se consideran nuevas en el horizonte del pasado, en nostalgias en las que se quiere  barruntar  proyección. Por tanto el republicanismo del Mae fue un culto y una estética  que  mantuvo un bohemio poeta de la vida, no ideas que tratara de imponer o  lograr, aparte de que la II República es como la de Weimar o la III francesa, antiguallas de muy escaso interés. Este comportamiento le honra como el honró su propia memoria, y  siempre el pasado. La juventud es la etapa de la amabilidad y la inocencia, del futuro todavía eludido… Muchos  motivos para ser el Mae. Un honor. Nuestro recuerdo para siempre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, un gran colegio que ha dejado su huella en los alumnos que pasaron por allí.

Estuve a punto de meter a mi hijo en el Montessori. Me quedé con la espinita de optar por otro colegio (y luego por otro, y luego por otro y ahora por otro)

¿qué me decidió en sentido contrario al Montessori?
el gran cartel que estaba en la secretaría con foto de La Pasionaria ya mayor y con la leyenda (creo recordar) de "Dolores una luchadora por la Libertad".

Salu2, EDH

José María Lizundia Zamalloa dijo...

No recuerdo que intelectual dijo que en realidad Pasionaria había pasado toda la vida jaleando, arengando lanzando a la gente a la muerte.
Fue muy decisiva su contribución para aplacar y reconducir los ánimos en la II República, ya solo por eso merece monumento. Pero no hay que olvidar su goce de los procesos de Moscú de Stalin en Moscú. Dentro de la oscura tradición comunista pertenece a la más negra, la burócrata siniestra. poca gente desde puestos influyentes de comunismo habría animado y jaleado más millones de muertos, de amigos y enemigos.
Considero muy justificada su decisión, no era más que una estética, una creencia, religión familiar en alcanfor, esquemita de verdades sagradas y acríticas para homínidos.
Una revolución de juguete, para los que nunca lo fueron.