Podía titular este post “soy miembro de una crowfounding” o
“socio de una coworking”, si el hecho me
ocupara algo, cuando lo único que me ha supuesto ha sido pagar mi cuota anual.
Mi hermano también pertenece. Lo comanda Yael,
with her great leadership.
Fuimos a una reunión el jueves, el atardecer estaba tibio
con temperatura uterina en la que dejar de existir, en el barranco faltaban las
chicharras de Mijas oídas desde la piscina. No había sol, pero no por ello
agosto perdía carácter, sino que lo ganaba, se hacía gravitatorio, toldo
inmenso, aire turbio y seco.
Nos presentamos como todos, el parlamento de mi hermano
resultó parlamentario, el mío más de bar, pues dije: "soy JML y a mi edad no
tengo proyectos (lo que es mentira),
pero me puede la curiosidad (lo que es verdad)". A las 21 se sirvieron bebidas y
yo me apliqué a la cerveza, de manera que no fue preciso desembarcar en el Parra.
Estuvo bien, estuvieron nuestros jóvenes amigos muy formados, con idiomas,
viajados, con trabajos que tuvieron en el extranjero, insólitamente preparados
e inquietos. Una judía, un muslim… Lo que significa que no son precisamente muy
convencionales. Hablé con mucha gente.
Se dibujó una margarita con pétalos, que eran áreas en los que participar, Yael siempre burlona
nos preguntó en cual nos íbamos inscribir, y señalamos que necesitábamos un pétalo nuevo: para espectáculos. Esa es nuestra oferta de
colaboración en nuestra asociación, y lo vamos a llevar a efecto.
Mi idea, al rebufo de mi conferencia en Bilbao, es dar otra
sobre Fer, ya que empecé su biografía en este blog y no la terminé, me faltan
dos capítulos, alguno sabrosón. Sería una conferencia con él delante para que
le hiciera una entrevista mi hermano, que se quedó muy interesado por todo lo
que ocultaba de su vida. Con razón.
Para ese afán me gustaría disponer de un balde de sangría,
muy vintage, con vasos de plástico como los guateques de adolescencia,
muchísimo más etílicos que sexuales, para más tarde abrevar en el Parra tan
jocundos.
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