martes, abril 24, 2012

Serví a la patria en Al Ándalus



Serví a la Patria en Sevilla. Estaba enchufado aunque  tenía antecedentes políticos (siento decepcionar:  no fachas). Dos capitanes me preavisaron de que allí no se admitía ni media actitud política, a uno le mentí  al llegar y se enfureció. Tras estar siempre haciendo  guardias, me dieron también el pernocta (para las masas pacifistas: dormir fuera), que era la condición más común en el glorioso cuerpo de Intendencia, al que me honro haber pertenecido como soldado de segunda. De las garitas, mi segunda piel, al centro de Servilla, que más marcha no podía tener, justo en mi zona.
Salías a las tardes y te encontrabas a medio Bilbao, y sin querer te ponías a beber,  a los que las prórrogas les habían conducido a la ciudad que vio nacer a Nuestro Amado Líder,  ese y no otro resultó  el designio de  la Providencia.
El resto del tiempo me dedicaba a escuchar a Pink Floyd y a divagar. Nuestro vecino -yo vivía con un troskista navarro y un anarquista catalán-, era andalusí de pura cepa y su ático era su picadero. Siempre Pink Floyd o Triana. Y tías (para él).
Manolo era el clásico moderno, drogadissto, bastante hortera, de la noche, simpático, busca vidas, rockero  de un rock “con raíces”, en definitiva, el clásico progre  de la época, despreciados (lo que le sigue pasando a Kamenev y creo que a mí) por quienes nos teníamos por izquierdistas y  estrategas. Tipos de estas características eran los primeros en suscribir la moda y los nuevos tiempos, en coger la onda y sintonizar con el ambiente –tipo Aute, Miguel Ríos, Bosé…-, condiciones que no le impedían  definirse de  independentista andalusí. ¡Un hermano! Durante las noches estivales en  la azotea de nuestros áticos, bajo la luna lunera, más guitarras de Pink Floyd, el embrujo, el duende,  el mussscho arte, y el humo, Manolo –o igual se llamaba Paco-  evocaba a OH, AL ANDALUS como si fuera Manitú.  Era indocumentado, casquivano, liviano, un orfebre de todos los oportunismos acorde con los  tiempos que empezaban a correr. El primer OH-AL-ÁNDALUS que conocí  en mi vida. Los que vendrían  después eran aún más depauperados de espíritu que éste,  más superficiales y nada exóticos.
He oído a sedicentes doctores de historia y, dijéramos,  grandes espíritus luciérnaga  proclamar a modo de  gran  pensamiento propio –como si hubieran tardado (¡ellos solos!) 5 años en elaborarlo, investigativamente hablando, por sí mismos-  todo el eslogan de las tres culturas en paz y armonía (de familia del Opus Dei), con una convicción que parecía  brotar de las potencias más clarividentes  que anidan en su cerebro. El paradigma ZP.
El domingo en ABC aparecía un verdadero historiador y académico, Serafín Fanjul,  que  volvía a poner en solfa  el mito edénico, regresivo y quimérico de las tres culturas en paz y poesía progresiva,  sexualmente activas entre sí, donde los gañanes hablaban en verso, y la sed de  conocimiento abolía la agricultura feudal, los libros el hambre y la opresión medieval.  Las tres culturas fueron una  realidad en gran medida  siniestra, no era un flotar aislado, evanescente (estampa de madonas y angelitos), sino que los judíos  sufrieron grandes  progromos y los mozárabes (o mozarabís en mi argot) en un momento dado estaban todos huidos. Una historia real y convincente. Sin  prosaicos delirios.
Frente a Fanjul, ¡Viva Bisbal! Otro que lo ha cogido al vuelo.

1 comentario:

Amado Líder dijo...

"Andalucía, califato independiente". Pintada de esa época que aparecía en el túnel subferroviario que conectaba mi barrio, céntrico pero antiguo arrabal, con el resto de la ciudad. Las tres culturas se reducían a progres de rizos abundantes y sobacos que no conocieron la epilady (ellas), jóvenes violentos de fuerza nueva enfundados en sus loden; y el resto, anidando en la frontera de los cine-clubs universitarios de Reina Mercedes, y entre pubs y discotecas con música de los Bee Gees, rebuscando a nuestras Dulcineas que resultaban ser gatos pardos. Esas eran las tres culturas que convivían en Serva-la-Bari de los ochenta. Un sitio como otro cualquiera para servir a la Patria ...