domingo, abril 22, 2012

Las Palmas, Sáhara


Resultaron  27 horas inolvidables. Un viaje con  motivo, como era la presentación en el Club de Prensa Canaria de mi libro sobre el Sáhara. Gracias a mi nuevo amigo Manolo y a Tristán Pimienta.
Quienes iba a llamar se  adelantaron: Teresa  y Gonzalo y Juan. Manolo, mi hermano y su hermano otro  (culto y antigregario) y XY. Tras el acto y  escuchar en círculo a Tristán desgranar datos muy interesantes que le permiten poseer  sus  muchos años en primera línea de información, fuimos al bar de nombre embaucador: Ca´chodamián. De allí nos  fuimos.  Volvimos al bar que da de cenar durante  toda la noche. Más a gusto no cabía estar. Igual que al día siguiente. Los tres de librerías, de viejo y sobre todo en una de ocasión (levanté lo poco que había del Sáhara, joyas), Casa de África y paseos por la ciudad.

La presentación, actos inéditos
No se aplaudió ni al presentador ni a mí, y eso que había amigos y público sin etiquetar. Los saharauis sumamente respetuosos no aplaudían sus preguntas tesis, de largos preámbulos, pero si lo hacían más atrás las bancadas poscomunistas de retórica floreal y contendido indigente, con sus nociones.
Lo nunca visto: durante mi intervención y respuestas (suaves a los saharauis y al extranjero de Amnistía Internacional -plenamente de acuerdo- y desabridas y beligerantes a los anclados en la noche de los tiempos) había público, alguno saharaui, que cuando creías que abandonaban el lugar, se iban a comprar el libro y regresaban a sentarse. Después, lógicamente lo más comentado. 
Tipo de intervenciones.
Un saharaui, a cuenta de los pescadores canarios ametrallados, dice que ellos no tuvieron la culpa pues el Polisario ya había declarado las aguas de su soberanía, y quienes se adentraban asumían los riesgos. El nivel de raciocinio estelar  de ETA y HB.
Le contesté “¿en qué quedamos? ¿en que las resoluciones de la  ONU son sagradas (cogen un par de ellas y ninguna de las que de facto las privan de  toda eficacia), que son expresión de la legalidad internacional o que también cabe de manera  absolutamente unilateral, sin el apoyo de ninguna resolución o voluntad implícita violar la carta fundacional de la ONU o el núcleo esencial del orden internacional, a una organización que ni siquiera es estado?”
Le puse como ejemplo a ETA con la socialización del sufrimiento, ellos también avisaron  que estaban en guerra por Euskadi y que no habría inocentes.
El presidente de la asociación de derechos humanos se olvidó por completo de ellos, y se metió a experto (nostálgico) de derecho internacional. Le hube de recordar las violaciones de derechos humanos producidos en el Aaiún. Luego un poscomunista, retórico y solemne soltó la banalidad esperada. Respondido, tras los aplausos a sus limitaciones.

Tristán Pimienta
Antes del suicidio del PSOE había personalidades como Tristán, eran liberales,  progresistas, ilustrados, cultos, cosmopolitas, críticos, intelectuales, amantes de su tierra y paisanos…  Él perteneció al comité federal y no se  levantó cuando se aplaudió al Polisario. Como canario se solidarizó con los pescadores asesinados.
En España se dan fenómenos feroces, aquí la solidaridad, la empatía, la compasión no se dan con la víctima real, en este caso los asesinados, los huérfanos y viudas de los pescadores, sino con el  verdugo y sus razones abstractas, su soberanía sagrada, su verdad bíblica, su intransigencia de fuego, su utopía agónica y sus estrategias político- militares fenecidas. Este es solo  uno de los motivos que me hacen detestar España, estas anomalías lumpen, esta anomia y cobardía. Tristán ha debido  mantener  una actitud de dignidad moral e intelectual admirable, cuando la cobardía, el ocultamiento y la mentira primaban.
Hace unas horas me he encontrado con esta perla en uno de los libros que compré sobre el Sáhara, que no puedo dejar de compartir.
Sáhara hoy de Canal de Solidaridad iniciativas para la paz, pág. 142 “El frente Polisario emprendió una serie  de actos de defensa (sic),  de resistencia (sic) que produjo víctimas inocentes entre los trabajadores canarios”. Hay que tener cojones (franquistas): “ actos de defensa, de resistencia”.  Panfletos acaso, huelgas de  hambre quizá… Lo firma un profesor de la Universidad de Las Palmas. Franquismo puro. Los disparos al aire y los cuatro trabajadores muertos. Aberrante. Será bueno el autor escarbando een pos de pequeños datos, pero este es el nivel a ras de universidad. O fue.

Una cuestión sobre el futuro del Sáhara
Desde que decidí informarme sobre el Sáhara, he seguido por internet algunas concentraciones pro saharauis de Tenerife (de las que tenía noticia). Las dos últimas que vi – con una me crucé- iban muy menguadas de apoyo, se constreñían a elementos nativos y a grupos de cercanos. Daban pena.
Tras el acto del miércoles en el Club la Provincia de Las Palmas, al que acudieron un grupo de saharauis respetuosos, formados (aunque nada autocríticos, nada revisionistas, nada librepensadores), pero   dogmáticos, si bien menos que las bancadas poscomunistas que tenían detrás - me hago una pregunta.
¿Habrán pensado los saharauis en  los apoyos que conservarán en España (enhebrados casi como su  frente internacional), dentro de  5 ó 10 años  unido a otros factores  todos desfavorables? ¿No son capaces de observar la tendencia abandonista (liquidacionista)…   hasta  ¡en Canarias!?  ¿No hay estrategas, analistas, tácticos, políticos… entre ellos? ¡No!: todos son propagandistas. Y dogmáticos.
El colmo es que en un periódico de Las Palmas –quien lo hubiera dicho- se tilde al Polisario de la última gerontocracia de África. ¿Se ha abierto una brecha en la parte más solida del muro? Esa frase  es mía pero la puso de titular el periodista –no parecía enemigo del metarrelato- que me entrevistó.  Hay un punto de inflexión en el devenir de las cosas, que se suele producir cuando el núcleo del  discurso sacralizado (del metarrelato) es profanado, y en consecuencia desacralizado. No es cosa menor que algo pierda su aura de sacralidad (intocabilidad). Constituye siempre un roto, una fisura, una brecha.
Me harté de acusar en la presentación  a la sociedad española en su conjunto de actuar con plena concertación anímica y volitiva con el Régimen para “soltar” el Sáhara como fuera en 1975. Ni una sola respuesta de los españoles ni simbólica (cierto sí, alguna mascarada formalista), ahí están las hemerotecas.
 De otro lado los saharauis saben que tanto amor de sus amigos españoles  va a durar exactamente el tiempo en que tarden en dar con una salida para el Sáhara distinta al final por el que apuestan aquellos. Entonces, ese mismo día, les van  abandonar como a perros.
En cuanto les quiten los festivales de cine, las caravanas, la  aventura, el turismo solidario, los viajes en jeep con banderas al viento,  las fotos con turbante que luego lucir, desaparecerán para siempre.

En cuanto a los saharauis, son demasiadas las fotos de disidentes y desertores que abandonan Polisario y Tinduf y van corriendo a besar la mano del monarca marroquí, el comendador de los creyentes-
Ante tanta adversidad, ahora más acrecentada con el corte de la ayuda humanitaria –y la posibilidad de  negocio con ella en los mercadillos de Malí, mucho más recrudecido-, ¿no hay ningún saharaui que disienta, se erija en alternativa  y trate de avanzar en las posiciones que defienden todas las resoluciones de Naciones Unidas de buscar un acuerdo con Marruecos? Dejar el maximalismo fundamentalista de sus jaleadores y hacer política.
Tengo la certeza de que aún no es tarde, que aún cabe una solución ventajosa y todavía con amparo internacional –un estatus salvaguardado- para los saharauis.
Dentro de nada estará todo perdido.  Hay que estar ciego para no verlo.  





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