El no busca modelos o plantillas en o sobre los que encuadrar historias, los aclamados géneros, y el propósito artesanal. Él va por libre, porque es plenamente consciente del poder de su voz. Donde marca las mayores diferencias Ramallo es en que su voz, tanto cuando habla o cuando calla (el alto nivel literario de lo sustraído para puntear resonancias, insinuaciones, significación…), apela a un sujeto que está ahí con plena entidad literaria y vital, absolutamente inmediato y en toda su hondura, cuya respiración, como las voces que le atosigan, hasta podemos escuchar. Nada más lejano a las construcciones, no existen rastro de andamios, restos, sobras.
La literatura acecha en otros lugares, en entradas, videos o imágenes, como en las palabras, aparezcan donde aparezcan, de eso se nutre hoy.
Su desparpajo, la noria de sus representaciones underground un tanto tardías, me hacían dudar de él, incluso hojee el libro sin comprarlo, hasta que otro día ya lo adquirí para leerlo. Dos veces.
Ramallo será mejor escritor cuando prescinda por completo del Realismo, a pesar de escribir bajo esa militancia absolutamente innecesaria, que logra no le arruine la novela, que ya es mucho, nada debe a ese género. Ramallo tiene una voz (e imaginería) propia, aunque viva de hecho en comunidad y en supuestos negocios raros. Algo, voz, pálpito… que se nota por muy presente. Como lo que pasa de muchas cosas, de todo lo adventicio a la literatura: crítica social, local, de costumbres... El monstruo, que a sí se llama él, se mueve en registros más ricos y personales, sutiles, conceptuales y existenciales. Con otra mirada.
1 comentario:
Gracias, José María. Un abrazo
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