el devenir por lo cóncavo

- O sea que ahora va a tu casa…  y yo no ¿verdad?- dijo mi hermano, aunque solo fue fónica (si así pudiera decirse) la primera parte, que articuló con palabras. La segunda lo hizo con la mirada y el espacio de significación que dejó abierto tras concluir la primera parte. Qué bien habla, cómo domina la sinestesia (el magno intercambio  de los sentidos) el escritor ágrafo y de los intersticios.

-         -  Sí, nos va arreglar los portátiles.

-          - Me voy que tengo que pasar por el supermercado- y se fue.

Llegamos a la cota de nivel 300 y oigo: “¿no  viene tu hermano?”

-         - ¿Hay solomillo y mucho pan…?  Además  alguien le tendría que bajar-  lo comento como si fuera un jefe de obra de Emiratos.

Nos quedamos hablando hasta la 1.

El mes de junio se presenta intenso y canicular, vamos siguiendo los pasos previstos. Además este mes he de volver a viajar a norte…  de España.

El pasado fin de semana para colmar el vacío que me dejó Norteamérica me compré un montón  de libros el viernes y el sábado. Dos eran sobre el Sáhara, que arrojan un saldo miserable: 1,4 cm. Lo que da para iniciar nuevo estante. Al menos ayer en Atlantic  City se me escuchó como africano.

Si mi hermano es capaz de enhebrar discursos  o figuras sinestésicas, Jesús Castellano en la Salute, a la vera del Gran Canal, a donde ha ido arrojado por personajes de los  cuentos, cultiva la aliteración y el reverbero por los valles de los ecos sin sombras. Ya empieza  a hablar al escribir en tercera persona.  Vaya lio de personajes. Para colmo El Cuervo pretende antropologizar cada momento.

Pero pronto  ataremos  en corto la realidad.