Como todos los años anoto cero comidas o cenas de navidad. A lo más me tomaré un aperitivo con Nuestro Amado Líder, mi hermano, Rafa y Oktaviansky. Sin mariconadas y esa tontería del “amigo invisible” que socializa antropológicamente al Funzionariat y a la empresa privada en una comunión de ceremonias/carcajadas sin ápice de gracia por lo demás. Un rito que les hace reír sin parar. Lo increíble es cómo se excitan las masas con el regalito de marras, que al mínimo descuido va a parar a enemigo, con los consabidos reproches de la pérdida de valor en el intercambio. No es más que un juego entre la tentación de esplendidez y el instinto de tacañería y mezquindad, que triunfa.
No me imagino un invierno sin navidad, que es el mes de agosto de esa estación emocionalmente agresiva. Por tanto, viva la feliz navidad, que la celebro por todo lo alto en lo que no es solidaridad/fraternidad de cubículo.
No obstante me gusta ver, como vi la otra noche en la ciudad de la cota de los 600 metros, a jovencitas con faldita corta y piernas largas, todas de negro y luego a ellos difusos y privados de encanto.
Vamos a ver, me gustan mucho los desfiles militares, pero de espectador.
3 comentarios:
Emplazados quedamos para el 24-D a nuestro cocktail sin gambas pero con alcohol. Feliz Navidad.
Este año, Tox se reunirá consigo mismo y sus circunstancias, para celebrar la tradicional celebración laboral de Navidad. Ha llamado a varios restaurantes de postín, pero ninguno le asegura reserva para una persona en estos días señalados. Por tanto, ante tal circunstancia, Tox organizará un cóctel en su despacho-cubículo donde se servirán croquetas, tablas de ibéricos, variadas viandas y una copa, una, de vino español, todo en una única ración individual. Se descarta el amigo invisible por lo previsible del resultado.
Viva Tox, también en Navidad.
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