miércoles, noviembre 03, 2010

La convención sobre el Sáhara, un microrrelato

Cuando he tenido algo que decir me ha salido bien, cuando he dicho sin tener que decir, mal. En todo los casos. El tener que decir se complica cuando no hay nadie que quiera escuchar. Escuchar ahora y aquí, porque hay apuestas que compensan siempre y a veces se comprueba su reverbero (el más apetecido). Pero ocurre que algunos de los que no quieren escuchar no paran de hablar, y hemos de oírles y ver sus sucintas consignas aspaventar. Si no quieren escuchar ni tampoco saber, sobre todo esto último, no por ello observan consecuente discreción y prudencia, o muestran reserva, o se documentan para poder ser tenidos por expertos y así oídos, nada de eso, son sólo mediáticos de impronta estética/moral. Una exhibición de hondura moral.
¿Alguien imagina un orden mundial en el que flotillas del yo sustituyesen a organismos internacionales, gobiernos, acuerdos… a modo de legión de intervención inmediata en conflictos internacionales, cómo se propagaría y entre quienes? Su beligerancia, partidismo, repudio de la neutralidad, terminaría en el reclutamiento militar, de ser operativas y situarse por encima/al lado del orden internacional, salvo que se auto reclutaran ellos mismos, lo que es  dudoso.
En la flotillas los yos persiguen una causa, por medio de un aliento muy poderoso que emerge de ellos aunque engastado por numerosas fantasías muy personales, en las que gracias al activismo mediático les va a reportar grandes planos cortos, reconocimiento y minutos de gloria ¿qué es la gloria si no heroísmo calculado o no!
En cambio un servidor tiene su propio yo, áspero, pendenciero, amigo de refriegas, tumultos y controversias y con clara vocación de francotirador porque, no sé cómo me las arreglo, tengo todas las pancartas de frente y sin el abrigo de tenerlas alguna vez delante.
El ser facha, de menos no me puede valer.
Alguien, hoy provecto, fue muy dado a naciones y nacionalidades, a pueblos y factores étnicos, a lenguas, bilingüismos y diglosias, a modos de producción y formaciones sociales y encima leyó a Stalin sobre la cuestión nacional, entre otros. Era la época de las cuestiones nacionales, sobre las que tratábamos de ilustrarnos. Éramos más de la inteligencia de las cosas que de la moralidad publicitada de uno mismo y el culto religioso a la ignorancia y la imagen. ¡Qué tiempos! Saber, conocer, poder discutir e imponerte por razones y argumentos.
Tal y como trató de poner de manifiesto en un acto del Colegios de Abogados en el Auditorio en presencia del alfaguara Luis Leante, por una novela sobre el Sáhara y los hermanos Ríos con un documental sobre la Marcha Verde. Se le acercó después mucha gente. Muy sorprendente.
Después ocurrió que con la gente que intentó organizarse para resistir al avance del pensamiento de progreso (indistintamente al pasado o al invento) de Zapatero/Maragall en el partido de Rosa Diez, discutió con uno de aquellos colegas de conspiración. Duramos lo que la conspiración inicial.
Le hablaba de cómo un trashumante del desierto podría tener representación, imago, símbolo, weltanschaung de nación o pueblo, de territorio cerrado o de generalidad, autoridad única, legislación no tribal etc, etc.. y no me saca él con su lectura/cultura de El País – el daño que ha causado ese periódico a los libros jamás se restañará- la resolución de la ONU. Le contesté por el periódico y corté con él.
El Sáhara es la gran piedra oscura de la mayor ignorancia, es un asunto medieval por el oscurantismo con que se le rodea, así los saharawis son puros como nuestros ideales instrumentalizadores.
En el Sáhara se expresa a la perfección el gran principio de la autodeterminación y el carácter del nacionalismo. La autodeterminación, como decía Ernst Gellner (a quién todos los amantes de los nacionalismos descolonizadores conocen muy seguramente) sirve para cambiar las mayorías, invertirlas, poner a los de abajo arriba y a los de arriba abajo.
A ver si con este ejemplo se me entiende:
Hay sólo en El Aiún –dando por muy claras y muy nítidas las diferencias en el gran mosaico tribal de todo el Magreb- 100.000 nacidos allí de padres marroquís. El derecho de autodeterminación ¿con ellos o sin ellos? Si con sus padres o sin ellos. Que haya saharawis que les traiga al pairo ser también marroquís ¿es importante, lícito, posible? ¿Alguien atisba una relación sólo teórica entre autodeterminación y limpieza étnica? Lo digo por lo que suele pasar. En el Oriente Medio ocurrió y además está prometida y jurada oficialmente su repetición. En los Balcanes…
Autodeterminación ¿seguro, con quienes? ¿Autonomía, imaginación, realidad, globalización, migraciones, ¿realidad mediocre? ¡Ni pa Dios!: pensamiento mágico, que incluso es muy anterior a los procesos de descolonización. Y lo que pone.

1 comentario:

Redacción Nueva Autonomía dijo...

http://sahara-retos.blogspot.com

Saludos