Básicamente he leído sobre el Sáhara, dos novelas de admiradores del lugar y su gente. Dan cierta perspectiva emocional y datos concretos, ya que se esfuerzan por embeberse del lugar, la época, la historia. El tema gira en torno a la descolonización fallida. También me he metido en un ensayo histórico geográfico bastante brutal, a cargo de unos militares republicanos que anduvieron por allá en lo años 20 ó 30.
Con lo poco dado que soy a leer cualquier novela, con esas dos novelas he hecho una excepción y las he leído de corrido (una, la otra está traspasada la mitad). Las dos están bien planteadas, Sáhara, al última misión y Morir por el Sáhara y abordan muy bien el asunto, literariamente, yo que tenía algunas dudas.
Otra acción intelectual acometida ha sido leer el libro de Alejandro Suárez que presento el martes, casa Elder, 18:30, hora infame.
Es una cosa curiosa la poesía en general, ésta en particular. Ale es escueto, y anticonversador. Yo le sonsaco, le interrogo pero en primer grado y ¿qué obtengo? Series de cinco o seís palabras, series isla. Así hasta el infinito. Sería muy difícil entrevistarlo.
Ante cualquier mujer que nombre, le digo ¿te la has tirado? Se sumerge entonces en un mar de carcajadas, luego, generalmente, de reconocerme que ya le hubiera gustado, que es lo que contestan todos a los que les hago la misma pregunta, que son la mayoría, salvo si es muy desconocido, que no se la hago. La debo hacer mal (la pregunta) o son de muy escasa actividad y éxito parejo, a ras.
La cuestión que voy a plantear es la siguiente. ¿Qué sustenta la poesía de Alejandro, la estructura deslizante de su habla o la del lenguaje, de mucha mayor fijeza? De dónde extrae el ajuste literario: ¿del imaginario o de lo simbólico? ¿Qué estructura es la capaz de propiciar un orden estético, redimir del caos e instaurar un principio intelectual en el que las emociones conserven un nivel notable de flotabilidad?
Acabo de hacer un ejercicio poético a nivel de significación, gracias.
1 comentario:
Lengua y habla, es decir, lenguaje. Lo demás es poesía, es decir, ...
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