Madeleine Albright y Eguiar Lizundia (ex-rastafari) Universidad de Georgetown, Washington
Debió ocurrir el lunes pasado. Me llama E. a la noche.-Tengo cosas que contarte de la universidad. Hoy Madeleine Albright ha traído a su clase (son como clases magistrales para pocos alumnos) a un ex miembro del gobierno.
No sé si fue del de ella y Clinton o de otro. Deduje que un equivalente a nuestros directores generales o subsecretarios. Debía de hablar de Defensa.
Así como el expresidente Uribe de Colombia debió resultar muy sorprendente y extraño (como algo pirado) hace unas semanas en la Universidad, este americano, a cuenta de la falta de colaboración de los europeos con la identificación de las personas que viajan a EE.UU desde Europa, lo que les molesta bastante, inició una batería de diatribas y descalificaciones contra los europeos.
- Ya sabes lo antieuropeo que soy, y esa fama me acompaña en la universidad, pero me estaba poniendo negro el conferenciante diciendo que los europeos eran los hermanos pequeños de EE.UU (-yo pensaba que los biznietos mimados-), a los que solo les gusta nuestro cine, que no tienen ni idea de lo que es el terrorismo y cosas así. Te juró que molestaba y llegó un punto en que se podía considerar ofensivo. Le tenía al lado a Arnau y le veía revolverse indignado en la silla. Además todos los americanso se daban la vuelta para mirarnos como diciéndonos “¿no vais a responder?”.
- Qué pasa, que no había franceses, alemanes, sicilianos…- le digo.
- En ese grupo sólo estamos Arnau y yo. Levanté el brazo y comencé recordando el 11-M fecha en la que estaba en Madrid, aunque en realidad estuviese esquiando en Francia, pero vivía allí, el terrorismo de ETA. Hablé de los países del Este y su experiencia totalitaria, de la protección de datos… todo bien enhebrado. Lo masacré. Me contestó, pero penoso, balbuciente. Y, lo que tengo que contarte: va Madeleine Albright, la que terminó manu militari con Milosevic y su Serbia, y suelta “estoy totalmente de acuerdo con lo que ha dicho Eguiar”.
Almorcé con ella y tres más. Comentó que lo que había dicho el ponente es bastante común, y que luego desde la Secretaría de Estado y la diplomacia hay que contrarrestar.
Bueno, toda la tarde la gente dándome palmaditas.
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