Ayer noche por La Laguna, la foto, aparte de documentar del arranque de la estancia de Abdelkader Chaui en Tenerife, está atravesada por una nebulosa fantasmagórica como de exabogados laboralistas represaliados por las hordas catetas sindicales, a modo, en momentos, de trampantojo. Al margen transfiguraciones, fue una "noche lograda" como creo algo así decía el título de un libro de Peter Handke, succionamos, reímos sin cuartel y nos salió todo el rato el plan culto, que estuvo de maravilla, a pesar de que yo propenda a convocar el absurdo y las no conversaciones, su constante sabotaje. Básicamente para no aburrirme, hay que dislocar, disrrumpir, si es preciso fracturar y metamorfosear y malemplear las palabras
Casi siempre hablo más con los camareros que con la comensalía.
Ahora, a lo que nos interesa:
Chaui hoy hablará de la novela marroquí y su relativamente corta historia, de la desproporción en la proyección de los autores de expresión francófona en relación a la expresión en árabe, del amazigh-tifinag y más cosas.
El otro exabogado como posee indudables conocimientos árabes, todos ellos superfluos, accesorios, inservibles e irrelevantes espero que no contraponga puntualizaciones ni contraprograme anécdotas.
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