Dice Serena que de las parejas raras salen muy buenos hijos y
nos pone a todos como ejemplo. De raros, no de buenos.
Ayer vinieron los amigos italianos Alberto y su hijo Lorenzo
(de niño, lorenzino, vivió un par de meses /siendo de meses/ en nuestro barrio)
con un vascongado (en medio de la foto) a recoger el barco de 15 metros, que
lleva meses atracado en Tenerife, para subirlo al Mediterráneo.
Obviamente quedamos en Los Reunidos, que conoce.
Dos casos de abogados.
Lorenzo tan pronto ha terminado la carrera de derecho -tras
hacer prácticas en Hong Kong- en la famosa Universidad Bocconi de Milán, ha
decido no ejercerla y montar un restaurante-bar de copas, jazz, actuaciones en
directo en Milán. Exactamente igual que su padre, que han preferido un mundo
más multicolor y menos esquemático, aburrido y cerrado, que el que garantizaba el derecho. Es
un chico encantador, muy listo, natural, guaperas que lee, que ha sido elegido para hacer de superman no sé
dónde.
EL GOLPE DE ESPERANCITA: Ha sacado el BAR, YA ES ABOGADA
NORTEAMERICANA. Española lo era, se colegió nada más terminar el ICADE y antes
de ir a EE.UU. Muchos licenciados en
derecho norteamericanos no lo consiguen, por eso son tan pocos. Tras graduarse en Derecho por la Universidad de Arizona –donde
nos reunimos todos el año pasado, cuando el viaje de nuestra vida, bueno aunque
yo ahora…- se examinó el verano pasado –es como una oposición- y suspendió. En
la siguiente convocatoria lo ha sacado. ¡Bravo!
Nos enteramos mi hija
y yo en la terraza del Marqués de Riscal de Frank Ghery –está abajo- Nos
hicimos un selfie brindando, que fue el primero que le llegó. Fer lo descubrió
en internet y se lo comunicó a su hija.
Tuvimos que volver a brindar, otro guasap me informaba que había
sido admitido en la institución cultural más importante
de Canarias. Lo acababa de ser en la vasca.
No preveía yo que se produjeran tantos acontecimientos en mi
vida. Cada vez sé menos por dónde he andado metido, porque nada concuerda, la
verdad.
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