miércoles, enero 03, 2018

Fin de año y consecutivos

en casa o fuera, cenando o comiendo siempre el mismo brindis: por Tabarnia 
Nos habíamos conjurado para celebrar un fin de año íntimo, familiar, contenido, recogido. Para reforzar ese ambiente habíamos  buscado deliberadamente la austeridad  de un cenobio, la frugalidad de un monasterio ortodoxo coronando una montaña  de imposible acceso. Así partiríamos el año como dicen los canarian con su gracejo característico. Había mucho  que agradecer al  2017, que se nos entregó con mucha largueza y generosidad,  una y otra vez.  Fue  un año muy  venturoso que  queríamos  celebrarlo y despedido con nuestra gratitud. Lo cierto  es que como  tenemos muchísimo más apego al derroche, el hedonismo, la demasía y la desproporción alteramos los  términos: vendrían a casa todos los  amigos  que cupiesen, y confeccionaríamos una carta de chef Michelin.  Al y Serena  de Mijas y Antonella y Alberto de Siena, nos trajeron una pata de jamón de máxima altura. 
Abajo en nuestro cuartel general
Habíamos comprado  uno muy bueno que ni lo sacamos. El sábado fui al mercado donde  tuve un encuentro con  una amiga   a la que  quiero mucho, y me proveí de ostras, cigalas  y chipirones frescos, para obtener la alquimia de "en su tinta", que tanto añoraban los antiguos. XY los borda. Los cocineros baskisch le  veían tan reluciente que le  daban sus recetas más secretas hace años. Todo ello rematado con cordero  
También  estuvimos el otro día  en el barco de Alberto que  lo tiene en la marina del Cabildo. En febrero lo baja a Cabo Verde
En La Laguna ayer. como Siena es medieval
 y Florencia renacentista, se quería algo del XVII


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