en casa o fuera, cenando o comiendo siempre el mismo brindis: por Tabarnia
Nos habíamos conjurado para celebrar un fin de año íntimo,
familiar, contenido, recogido. Para reforzar ese ambiente habíamos buscado deliberadamente la austeridad de un cenobio, la frugalidad de un monasterio
ortodoxo coronando una montaña de
imposible acceso. Así partiríamos el año como dicen los canarian con su gracejo
característico. Había mucho que
agradecer al 2017, que se nos entregó
con mucha largueza y generosidad, una y
otra vez. Fue un año muy
venturoso que queríamos celebrarlo y despedido con nuestra gratitud.
Lo cierto es que como tenemos muchísimo más apego al derroche, el hedonismo, la demasía y la desproporción alteramos los términos:
vendrían a casa todos los amigos que cupiesen, y confeccionaríamos una carta de chef Michelin. Al y Serena de Mijas y Antonella y Alberto de Siena, nos
trajeron una pata de jamón de máxima altura.
Habíamos comprado uno muy bueno que ni lo sacamos. El sábado fui al mercado donde tuve un
encuentro con una amiga a la que
quiero mucho, y me proveí de ostras, cigalas y chipirones frescos, para obtener la alquimia de "en su tinta", que tanto añoraban los antiguos. XY los borda. Los
cocineros baskisch le veían tan
reluciente que le daban sus recetas más
secretas hace años. Todo ello rematado con cordero
También estuvimos el otro día en el barco de Alberto que lo tiene en la marina del Cabildo. En febrero lo baja a Cabo Verde
En La Laguna ayer. como Siena es medieval
y Florencia renacentista, se quería algo del XVII
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