viernes, enero 26, 2018

Con las élites intelectuales

Mi vida ha mejorado notablemente en los últimos tiempos, por fin estoy en algo realmente interesante y en estado de íntima satisfacción. Mi acontecer (del ser, que diría mi hermano siguiendo al filósofo) transcurre en casa pero estoy en contacto casi diario con dos continentes, América y África por motivos intelectuales. Hay contactos y planes en marcha pero también asuntos que van cobrando cuerpo.
Desde que me liberé del yugo y la yunta de mi otra vida, por la que pasé a dios gracias sin embrutecerme en exceso, lo justo para sobrevivir,  y sin que mi identidad y mi carácter  fueran extirpados, mi vida está cobrando derroteros muy amables. Por eso, circunscrito a experiencias nada encomiables ni interesantes como había vivido, cuando estuve en Las Vegas el año pasado creía estar en Florencia con los Médici, o en Washington  con Jefferson y  Franklin, o en Paris con  Diderot y Condorcet… En Las Vegas fue donde cobré plena conciencia de la absoluta banalidad de mi vida anterior y sus ámbitos, de su gratuidad, moral de casino, afectación, simulacro y colegiada fe en estúpidas creencias. E incultura invasiva.
 Mi cuarto libro sobre el Sáhara, apunta al colofón, de momento, de mi trayectoria. Me escribe mi hermano que lo está corrigiendo “Tus observaciones sobre el carácter totalitario del Polisario, impresionantes! Estoy verdaderamente entusiasmado por un libro que combina erudición y potencial ideológico, bravo!”
Se referirá a ideas más que a ideología, a nuevas ideas, a pensar donde no se ha pensado, una labor concienzuda de demolición y voladura, más que de iconoclastia, pues no se trata de un desahogo personal o un ajuste de cuentas.
Hace un par de días me pidieron el título y el resumen de mi ponencia para el foro internacional. Son las segundas jornadas organizadas por la universidad más importante de Marruecos, aunque el programa se está confeccionando, ya había profesores de esa universidad y de Francia, la mayoría de la Sorbona; por Mauritania alguien de universidad francesa, uno de Princeton y ese es el nivel que aparece, y luego está uno mismo entre la elite. Es un acto académico de universidades  sobre las demarcaciones territoriales del Sáhara hasta 1960, lleno de profesores de varios países y universidades, y ahí estoy yo. Al parecer mis libros son conocidos. Yo jamás frecuente archivos, no soy historiador, a mí me interesan las ideas y los discursos. Eso sí manejo y creo que no se me da nada mal. Por supuesto no tengo las características de los académicos… Tener ideas nuevas requiere un fondo de erudición, -yo leo a los historiadores, entre otros- y por supuesto me gusta defenderlas.
Podían contar más cosas pero esperemos a que se materialicen, como esta. Mi cuarto libro es el mejor con diferencia y todo va muy bien.
                                                                                                             


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