Mi vida ha mejorado notablemente en los últimos tiempos, por
fin estoy en algo realmente interesante y en estado de íntima satisfacción. Mi acontecer
(del ser, que diría mi hermano siguiendo al filósofo) transcurre en casa pero
estoy en contacto casi diario con dos continentes, América y África por motivos
intelectuales. Hay contactos y planes en marcha pero también asuntos que van cobrando cuerpo.
Desde que me liberé del yugo y la yunta de mi otra vida, por
la que pasé a dios gracias sin embrutecerme en exceso, lo justo para
sobrevivir, y sin que mi identidad y mi
carácter fueran extirpados, mi vida está cobrando derroteros muy amables. Por eso, circunscrito a experiencias nada encomiables ni interesantes como había vivido, cuando estuve en Las Vegas el año pasado creía estar en Florencia con los Médici, o en
Washington con Jefferson y Franklin, o en Paris con Diderot y Condorcet… En Las Vegas fue donde
cobré plena conciencia de la absoluta banalidad de mi vida anterior y sus
ámbitos, de su gratuidad, moral de casino, afectación, simulacro y colegiada fe en estúpidas creencias. E
incultura invasiva.
Mi cuarto libro sobre
el Sáhara, apunta al colofón, de momento, de mi trayectoria. Me escribe mi
hermano que lo está corrigiendo “Tus
observaciones sobre el carácter totalitario del Polisario, impresionantes!
Estoy verdaderamente entusiasmado por un libro que combina erudición y
potencial ideológico, bravo!”
Se referirá a ideas más que a ideología, a nuevas ideas, a pensar donde no se ha
pensado, una labor concienzuda de demolición y voladura, más que de
iconoclastia, pues no se trata de un desahogo personal o un ajuste de cuentas.
Hace un par de días me pidieron el título y el resumen de mi
ponencia para el foro internacional. Son las segundas jornadas organizadas por
la universidad más importante de Marruecos, aunque el programa se está
confeccionando, ya había profesores de esa universidad y de Francia, la mayoría
de la Sorbona; por Mauritania alguien de universidad francesa, uno de Princeton
y ese es el nivel que aparece, y luego está uno mismo entre la elite. Es un
acto académico de universidades sobre
las demarcaciones territoriales del Sáhara hasta 1960, lleno de profesores de
varios países y universidades, y ahí estoy yo. Al parecer mis libros son
conocidos. Yo jamás frecuente archivos, no soy historiador, a mí me interesan
las ideas y los discursos. Eso sí manejo y creo que no se me da nada mal. Por
supuesto no tengo las características de los académicos… Tener ideas nuevas
requiere un fondo de erudición, -yo leo a los historiadores, entre otros- y por
supuesto me gusta defenderlas.
Podían contar más cosas pero esperemos a que se materialicen,
como esta. Mi cuarto libro es el mejor con diferencia y todo va muy bien.
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