domingo, diciembre 10, 2017

Reunión de Mákaros, máximo lujo e impunidad

Pocos filósofos pueden competir con Wittgenstein. De no  ser un  gran filósofo, es  sencillamente inverosímil hacerlo, pero  ayer en el Oliver  se demostró que es más sencillo.  Fue algo inaudito. Por fin se produjo nuestra aplazada cita de Mákaros.
Fue Wittgenstein (tocó de lectura) el filósofo que adquirió en su momento (primeras décadas del siglo pasado) la más  prematura  y máxima  notoriedad filosófica. Bertrand Russell, Ferge, Keynes cuando gozaban de todo el reconocimiento se rindieron ante él, un veinteañero. Es uno de los grandes de la filosofía sin tener formación filosófica, era  un ingeniero. Un  tipo de extrema y máxima rareza. Tres hermanos suyos se suicidaron, mientras él consagró su vida también a meditar sobre esa posibilidad. Lo que era muy frecuente  en la Viena de comienzos  de siglo. No se decidió. Murió a la edad de su padre y de la misma enfermedad.


Uno de los restaurantes de Alain Ducasse, que frecudenta nuestro filósofo
Hace años empecé a leer  el Tractaus. Como no entendía  nada lo deje, antes incluso  de llegar a las fórmulas matemáticas.  Bucee en mis bibliotecas,  que tengo dos en  dos edificios contiguos  y encontré 4 libros sobre Wittgenstein  y de él,  pero no el Tractatus,  que estará en algún lado porque nadie en sus cabales lo ha podido distraer. Por muy extraño que parezca, el autor que eclipsó a Wittgenstein fue Gaviño, que entre su importante acervo cultural no tiene cabida alguna la filosofía.
Mácaros.  Somos como una sociedad de caballeros sudistas, unos enciclopedistas criollos de las Américas o unos socios ociosos de casino de provincias andaluz, con sus terratenientes y sacerdote incluidos. Ayer la tertulia saltó por los aires, con la entronización de Gaviño como autor de culto, no  del todo, porque todo se inició por su  execración absolutamente injustificada. Mi hermano es el mayor fan de Gaviño, dice que la fiesta más divertida no llega a una sola tarde con él. Lo que suscribimos XY, Fer y sus adeptos.
Alain Ducasse en el restaurante de Montecarlo
Aunque el resto de los caballeros no lo dijo, Wittgenstein, cierra la lógica ajustando sus límites dentro del lenguaje y pensamiento,  diferenciando ente lo que se puede decir o solo mostrar. La filosofía carece de competencia en asunto de valores: de ética, poesía y mística, lo que remite a sus contextos legítimos, el comportamiento y las formas de vida, con toda su aleatoriedad y contingencia. Es una remisión a los juegos del lenguaje que de paso los abre a la semiología.
Nosotros gracias a Gaviño nos instalamos en las formas de vida, en la quiebra de la lógica para determinadas regulaciones, en  la invalidación de las palabras en los juegos del lenguaje  como  meros dispositivos de exacta correspondencia palabra/objeto. Gaviño, en estado de  flotación en el ambiente, colonizó la reunión,  le buscaba en internet y lo mostraban. El funcionario párroco creyendo que estaba en una de sus clases, se ausentó desabrido.

Eguiar, experto internacional en  la lucha contra la  corrupción,  en Guatemala camino de El Salvador combatiendo la corrupción. El gran problema es la  impunidad, me  acaba  de decir.
El tipo más singular de Mácaros  y el más fuerte es nuestro filósofo titular proveniente de la alta burguesía, un intelectual de raza que maneja al completo la filosofía, la filología,  y  muchas materias,  pero que a la vez   deslumbra por su exquisitez y cosmopolitismo extremos de bon  vivant. Este es el que le tiene inquina a Gaviño, con quien debió coincidir en un par de reuniones, le vio actuar y osa calificarle de zafio. ¡A Gaviño! Antes me había estado contando  -lo admiro totalmente, una síntesis tan perfecta de su vida no he conocido, pero no tanto como a Gaviño-, que prefiere el Alain Ducasse (el gran chef francés) de Montecarlo al dem  bulevar Montaigne de París, y cosas de esas índoles tan espectaculares. Luego te puede hablar  de las mejores ediciones de Platón  en inglés o francés.
-         -- Gaviño que no es alta burguesía como tú, tiene más plata que tú, no alpaca… -le estoy acusando.
-         --- La alpaca es una horterada- me ataja
-         --- Pues por eso mismamente, tiene mejores  muebles que tú, mas arte contemporáneo y libros que tú, y un piano –¿Qué marca  es,  hermano?- de 100 años que  no tienes tú, y además mientras tú tendrás pintadas las paredes de tu casa de blanco él las tiene  de azul añil, burdeos, verde oliva, calabaza… y estuvo en casa de Pierre klossowski en París –cuéntaselo  hermano. Es un seductor nato y tiene de muchas materias los mejores archivos de Canarias.
Ha sido  la primera vez que adecuamos nuestras lecturas a formas de vida, juegos del lenguaje y  contextos de comportamiento.  Y se reventó el guión previsto.

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