En Berkeley con un fondo reivindicativo, como ha de ser
En Berkeley, en un lugar con secuoyas, riachuelos, vegetación uno no entiende cómo se transformó en un foco de amor libre-sex, supermercado de drogs, bastión de la contracultura, politización... Lo que parecía el ámbito idóneo para distender los instintos, aplacar las pasiones, potenciar el espíritu, estimular la inocencia y abocarte a la contemplación sobre la Bahía, logró catalizar todo lo contrario.
En Fresno (California), típico bar norteamericano con carne excelente
Me estaba saliendo un post muy crítico con alguno de los
autores de libros sobre África que he leído. Iba demasiado bien, pero requería
mayor atención. Lo he borrado, incluso con atisbo de pesar, y eso que me había
salido de corrido. O por eso. Hace ya años que aprendí a atender a mi instinto.
Sabía lo que debía hacer o no hacer, lo que merecía la pena y lo que no. En
absoluto había sido así siempre, antes
al contrario metía mucho la pata y en
casi todo, ahora es casi imposible que lo haga. Me habré hecho sabio, por
sucesivos descartes. El instinto te indica más que aconseja, no se trata de
estudiar, analizar, reflexionar, sale solo. La reflexión en todo caso viene
después y es confirmatoria. Todo esto también tiene mucho que ver con saber
claramente lo que puedes hacer y lo que no. Lo que te sale bien -son muy
escasas las habilidades y hay que aprovecharlas- y lo que mal. Me gusta el tono
de mi blog, me explico: dos títulos
míos contienen “mundano” y
“frívolo”. Es fundamental tener una vertiente filosófica de la vida, un estilo y estar en el mundo. Y actuar así.
Los blogs han caído en picado, casi arrasados, ha pasado por
ellos el tsunami de los guasap, y Facebook. Los que sobreviven son los muy
especializados, que por su objeto tan sectorial son seguidos por la misma
comunidad de interesados. Muy célebres periodistas con blogs los han metido en
sus facebook, para que al menos sea visto por sus seguidores más leales.
Mi blog tiene la peor característica, que es ser generalista
y no tener objeto -si fuese una empresa
no tendría actividad definida- porque es un lugar y una constatación de vida
que de otra forma me costaría tener seguramente, una choza instalada en sitio abrupto
y carente de estímulos de acogida a
transeúntes y viajeros. Es un lugar muy periférico, tan solo apto para vagabundos y merodeadores
distraídos. Como yo. Me he pasado del Oeste americano a África como si nada. Es
una forma de esquivar a lo grande mi topos, mi lugar de residencia, que
en absoluto coincide con los lugares de mis intereses.
Creo que en breve podré ofrecer alguna noticia interesante.
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