En Venice, Santa Mónica. Calle Cádiz, una de nuestras plazas
L.A. antes del MC Donald, hambrientos de cultura
La catedral de LA de Rafael Moneo. En su mausoleo está enterrado Gregory Peck
Viendo los surfers, alguno sin neopreno
Venice Santa Mónica, dispuestos para un coctail
MOCA
Playas de Santa Mónica
Los canales de Venice de Santa Mónica
Palabras mayores ¡Cy Tombly! SFMOMA
intento de manifestación en San Francisco
Tras recorrer casi toda Arizona (amén de California), parte
de Nevada le comenté a Fer en alguna de aquellas rectas en desiertos ilimitados: Con
todo lo que hemos atravesado de Arizona y Nevada no hemos visto ni una sola base
secreta. A lo que me contestó: por eso son secretas. Aunque me convenció de
inmediato yo había fantaseado con “Danger”, drones, alambradas, lejanos
dispositivos y esas cosas.
En el aeropuerto de Los Ángeles, la camarera es mexican,
estoy solo en ese momento y aprovecho para hablar con ella. Su hijo se llama
Fred-Anthony. Ella se casó con un
“blanco” (a mí se me saca de la raza vasca que tantísimo admiro -primeros huevos de la serpiente-, y me
pierdo). Le digo: será anglo. Se llama Fred como su padre y por parte mía, como
su padre y abuelo, Antonio, o sea Anthony. Luego nos tomamos todos unos
coctail. Antes de marcharnos le digo: Fred Anthony en realidad es anglo por
todos los lados, porque Antonio está traducido. A lo que me responde ella: no
pegaba Fred Antonio y sí Anthony. Busco una fórmula conciliatoria y apostillo:
es verdad, ahí está Marc Anthony sin ir más lejos, que no por ello pierde sus
raíces hispanas. Me desea buen viaje.
Nuestro coche ante los surfistas de Santa Mónica a Malibú
Atroz, sobre mi último artículo dijo que era acrítico con
Norteamérica, lo que ha hecho que suspendiese toda relación con el infausto golem
Atroz, hasta el momento de contradecisión.
Los dos artículos que he escrito sobre EE.UU. han sido con
un plus de intención: mostrar a los más necios realidades de USA. Es que es tan
alto el nivel de ignorancia, zanganería y sistema de creencias de baratillo
dominante en todo el recorrido vital de la mayoría, que asusta.
Sé de sobra que por mucho que escribas a nadie vas a cambiar
sus prejuicios y a prioris, su pequeño mundo de certezas mayoritarias
compartidas. No hay nada que hacer, pero hay que intentarlo una y otra vez,
tienes que tener gusto por las derrotas y fracasos, por los medios desprovistos
de fines, por la cháchara sin
profundidad, las nubes como de mosquitos de premisas dominantes, de grandes
verdades prestadas. Por el pensar de grupo. Es una virtud fundamental la caída,
la rodilla en tierra, la lejanía terapéutica, el sabor neutro de la tierra.
En San Diego
En San Diego
el lunes pasado de vuelta en Los Reunidos, con visita navarra
Estas veces he intentado ser descriptivo sin hacer un solo
juicio de valor, contar lo que yo he visto, todo lo opuesto a los prejuicios y
supersticiones de tantos queridos hispanos. Pues sí, vi las mezquitas de Tucson
y Fresno, no las que habrá en L.A. y San Francisco. En Las Vegas en cambio no
se percibe ninguna religiosidad. Contar también como la entrada en el país
representa el dominio rotundo de la
nación cívica: asiáticos, hispanos, negros interrogando a rubios y blanquitos.
También presencié –como relaté en mi último artículo- a empleadas americanas
(en las naciones cívicas quien manda es el pasaporte, los derechos de ciudadanía)
con velo islámico y uniforme. Y varios burkas. Es muy grande la diferencia, los
cuatro el lunes en Los Reunidos
coincidimos en que nos ha cambiado el viaje la visión de USA.
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