Por dos
conductos me llegó la noticia de que podría ser traducido al francés y al
árabe. Por mi último libro del Sáhara, pero pudiera ser, que también, por tres
libros-colección sobre el Sáhara –de estos sería coautor- por hacer, pero con
el proyecto muy avanzado. Hoy me llaman para confirmar lo del primero..
El viernes
30 de junio presento mi libro del Sáhara en el Club La Provincia de Las Palmas,
donde presenté mi primero. Ese día (si no hay contratiempos) tendré el contacto con una editorial marroquí
para, según me han dicho tratar los derechos de autor y esas cosas.
Esa mañana he quedado con un veterano profesor de la Universidad de Las Palmas para
concretar la colección sobre el Sáhara.
Sabía
que mi último del Sáhara estaba muy bien, amigos muy cualificados de Las Palmas
me lo habían confirmado, aquellos, que por profesión y estatus intelectual, más
estimas. Yo suelo decir que a mí lo que me motiva es el tener algo que decir,
que no se haya dicho, perspectiva hurtada, análisis ausente, posición no
ocupada, actitud no empleada.
Sé cuándo
logro eso, que no es siempre, de mi segundo libro Vasca cultura de altura estoy
orgullosísimo, hay otros que carecen de todo interés, que no los debí haber
escrito, o da igual. No tengo imagen o relieve al que la afecte un eventual
desdoro. Es en los tres temas –el vasco pudo ser, pero no había la mínima gana
y mi libro Vasca cultura jamás iba a superar-: literatura canaria – a lo tonto,
he escrito tres y sólidos-, otro es el
Sáhara con los resultados que dan pie a este post e incluso, y por último y totalmente contra natura, el
sindicalismo/laboralismo, también tres, siempre tres, que sólo por las circunstancias que
atravesé, tuve necesidad o impronta para acometerlo, si no… de qué. Mi último
libro sobre las ruinas del sindicalismo, es la única reflexión crítica y de
nivel realizada en el país, a pesar de todos los manuales- catecismo
existentes, lo que por otro lado es muy fácil, dado el paupérrimo nivel intelectual
y cultural que calcina esos ámbitos y
que fue un largo túnel que yo atravesé.
Fue una experiencia antropológico: tenemos una gran capacidad de adaptación y
de sacar las mejores dotes personales
para sobrevivir.
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