sábado, junio 24, 2017

Reclamado desde Cadiz

Mis relaciones han sido reducidas al máximo. Con  todas las personas con las que me relaciono son con las que yo quiero, en consecuencia  no tengo que  aguantar a nadie. La variedad de indeseables y estúpidos  por los que uno  puede sentirse  razonablemente cercado no suele ser asunto menor. Eso no se  sabe hasta que no se goza de su total oclusión, incluso ni se prevé ni concibe antes de que sobrevenga.
Por otro  lado, mis relaciones también  se han  reducido en cuanto a su contenido humano. Queda lo  mejor. Me río todos los días varias veces,  en casa y por teléfono, incluso en la gasolinera, donde hay intercambio de fraseología  siempre, esté quién esté.
Me  dice Rosana (Cádiz): me ha contado Nany, que se ha encontrado con el  camarero de la pizería donde cenamos  y  que le ha preguntado  por  ti, que cuándo volvías a Cadiz y le ha informado que  en agosto. A lo que le ha contestado que cuando vengas no dejemos de  pasarnos  por el bar. Te acuerdas de él, claro
-Sí,  que había estudiado filosofía.
-No, historia. Nany le ha prometido que volveríamos.
-Por supuesto, lo tenía totalmente  olvidado, nunca  hemos hablado de él, y eso  que fue  otra noche  jugosa.
Con este tipo, camarero, como me ocurre cada vez más, le adiviné estudios (e inicié aproximación),  que los confirmó (historia)  pero resultó  ser además director  de  cine que   ha  hecho varios cortos que  ha  llevado  a  festivales. Como hablaba  con  unción de su mujer  y  era pequeño y esmirriado le apunté: seguro que  tu mujer  esta buenísima, y será  de esas a las  que  les gusta en los hombres el  talento  y  la  total dispersión. Nos confirmó  que  va mucho el  alcalde  gaditano Kichi a comer.
-Y paga ¿o le invitas  tú?
-No, la verdad es que siempre da su tarjeta   
 En agosto  le advertiré de que estuve en Los Ángeles, me quedé en West Hollywood y hablé, tomé cóctel y cené con uno de la  industria del cine sobre el personaje de  quien quiere hacer una película.
Hoy hablando con Rosita le digo, el  año que  bien tenemos que hacer  exactamente el mismo viaje. Me dice, sí, pero al revés. A mí me igual, siempre  que  sean por  los mismos  sitios.   


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