El pequeño sindicato USO y su desnutrida sucursal USO CANARIAS (la lata caducada y polvorienta de la última balda del supermercado sindical) que tan pletóricos y exultantes se ponen en cuanto se les nombra -se ponen como antiguas mises venezolanas y creen que su mundo -¡incluso ellos!- devendrá celestial- deberían agradecerme cómo les tengo en tantas palestras.
Acceden a lugares de prestigio que si no fuera por mí, lo tendrían completamente vetado.
Vi los currículos de los miembros de la Comisión de garantías de USO y son espectaculares.
Sin embargo, insignificancias objetivas, ya tienen la posteridad asegurada, lógicamente como tales. Más como moscas involuntariamente disecadas entre las hojas de un libro, que como insectos que alcanzan a emitir su gran acto de existencia en el débil crujido de un pisotón.Sabía que la vida de los libros tienen más proyección que las sentencias, porque estas son fungibles y las últimas disuelven las anteriores. Sistematizan la autofagia, siempre al alcance de la guadaña del legislador. También sabía que prevalecerían sobre ellas.
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