Ayer subí a votar a la Real Sociedad Económica
de Amigos del País. Estaba la exdecana
en la mesa de votaciones, no la reconocí y me
disculpé torpemente. Me llamaron de las dos candidaturas para el voto. Cogí una de cada y me metí en la cabina donde se preserva el secreto.
Conocía mi apellido el presidente de la mesa. Otra sorpresa. He pasado por
Lemus y dos libros: los de arriba y abajo.
Justo al salir, correo de mi hijo desde Panamá. Que ya había
quedado con su primer jefe de Madrid, que vive allí desde hace años, y para
quien trabajó en su consultoría terminando la carrera, con él viajó a Bilbao
y Alicante por actos que celebraban y se llevaba muy
bien.
Desde que se fue del Banco Mundial, y con el IRI viajó a
Paraguay, donde quedó con su amiga paraguaya
de Georgetown, que vive en Londres y su pareja, un sirio. En Bucarest con un
compañero de Políticas de la Complu, ahora diplomático rumano y portavoz del
Ministro de Asuntos Exteriores, y en
Yakarta con una amiga catalán de Instituto de Estudios Políticos de París.
No sabía que mantuviera tantas amistades, conozco a muchos
de sus amigos, a la de Yakarta, aunque no estuvo en su boda, también.
Mantuvimos una conversa memorable, por simpática, que suele ser característica
común de ellos.
Sé que en Políticas mi hijo se mantenía al margen de la piara; en la granja
de Políticas Somosaguas ya mandaban los puercos. El después diplomático rumano que
llegó a España para el instituto; según mi hijo, en segundo de carrera ya
hablaba mejor español que cerdos y asnos. Según deduzco, la disidencia al futuro rebuzno podemita, hizo reconocerse a la minoría disidente ante las cobardes y ominosas mayorías. Un rumano llega vacunado contra el comunismo.
Los de Podemos son hijos de burgueses, que han saltado de
las asambleas de Facultad al Parlamento. Han sido los únicos en el mundo en hacerlo, y sin trabajar ninguno, sino a base de becas en almoneda y doctorados de rastro.
No hay un caso igual, sin tampoco Sierra Maestra, cárceles, exilio, detenciones… Es lo
más singular que ha ocurrido en política
comparada en España.
Peroré en el Oliver, tras convenir en que ninguna revolución la
hacían las masas. Ex doctor Harris decía que siempre habían sido minorías muy
activas. Yo señalé varias cosas, una, que los revolucionarios siempre en todos
los lugares y épocas eran hijos de la burguesía, universitarios intelectuales que arrastraban a los demás,
siempre y con mucha contumacia al precipicio. Las clases bajas bastante
tienen con sobrevivir. Lo ha estudiado
en hispanoamérica Enrique Krauze y muchos más. Podían ser también de la alta burguesía como Regis
Debray, el compañero del Che en
Cochabamba. Como corolario a mi viejo mundo del que desaparecí, como si
nunca hubiera estado en él, esto que sigue.
En España estos hijos burgueses, si tenían inquietudes intelectuales y
“transformadoras-mundo mejor rápido” se hacían revolucionarios por los libros
y el conflicto generacional anti burgués de negar el mundo de los padres (incluso a estos) y lo establecido. Era un proceso dialéctico
de tesis- antítesis. Pero hubo una excepción al menos en España, que son los
laboralistas. Estos no son revolucionarios sino hombres de ley (y orden) y obreristas, es decir que se
identifican no con teorías, sino con cristos humillados, cuyo amor y
compromiso les hiciera más puros: de una singular dignidad. De manera espectacular se han tirado la vida entera en la pontificación de su propio ejemplo. Persiguieron superar a sus padres en los
valores sociales inculcados, bondad y mejores sentimientos. Fueron extremistas,
sí, aunque de padres, pero por intensificación idealista de ellos, de sus valores sociales burgueses exhibidos. Tienen en común la exhibición social. Ese fue su centro/eje moral: el exterior su
oportunidad para lograrlo, pero para ellos: imagen propia y proyectada. Siempre han actuado y procedido como artistas. El espectáculo no les es ajeno. Le preguntan a ese
ser humano de Carmena por Fidel, y dijo como si estuviera en los años
60, que "luchó por un mundo más justo". Como ella, aunque con riesgo de verdad.
Ellos, su romo compromiso, fantasías e idealizaciones, su
subjetividad se antepone al mundo, al dolor real del mundo. Para ellos no hay historia ni realidad, tan solo su
propia subjetividad, la imagen que se han
construido de sí mismos, y no hay, porque ceden, no cuentan miles de fusilamientos, dos
millones y medio de exiliados de 11, persecución enfermiza de homosexuales,
hambre, opresión, humillación… por una
sola razón: porque estos sectarios narcisistas están siempre antes. El mundo exterior, la realidad son ocasiones para que sus fantasías de ejemplaridad y moralidad reviertan en ellos. Por eso son básicamente tan ridículos-
Son gente que ahora se
tambalea fuera del mundo que imaginaron
solo por y para ellos, la edad no les
acompaña.