La sala desolada no fue motivo para que, yo siguiendo al
Presidente de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria,
nos arredráramos. La sala vacía, pero sin embargo mi artículo sobre Unamuno y
Agustín Espinosa (que sale en el libro) más de 600 entradas (ya casi 7) digitales en el
periódico El Día.
En Canarias hay un ámbito en el que la vida del libro se
reduce a su presentación. Así exactamente: al acto. Lo que tampoco llama la atención de nadie. Por lo que muestro la imagen de la desolación.
Pero me da que este libro va a tener bastante más vida. Es la tercera
presentación y creo difícil esquivarlo. Sorprendentemente las dos universidades
canarias ya han adquirido Por el sindicalismo,
abogado de Euskadi a Canarias (además editorial foránea) pero no el Ensayo en la
literatura canaria, y sí la de Granada.
Di mi charla como si la sala estuviera llena. Me encanta la
literatura y el ensayo canario, como su aspecto socioliterario: la gran veta para doctorandos, aunque no lo va
hacer ninguno, como sé. Que sería la forma para empezar a encuadrar la
literatura canaria en un marco de análisis objetivo, de hablar de la
realidad. Para que la realidad fuera realidad y la ficción ficción. Disfruté mucho releyendo El
ensayo en la Literatura canaria (y presente socioliterario). Los muy menguados
asistentes que no bebían los vientos por la literatura canaria, encontraron
muy interesante todo lo que dije y les he dado una perspectiva. Qué más se
puede pedir. XY: Transmitiste tu entusiasmo y pasión.
Recibo ahora dos correos de
la Real Sociedad elogiando mi
libro. El presidente, que su aspecto aristocrático lo traslada también a su
formación e inquietudes, habla de cultura universal. Estamos evidentemente en un
ámbito ilustrado, en un vestigio de la explosión de las ciencias y las artes del XVIII,
ante la cultura universal y Viera y Clavijo que presidió esa sociedad durante 20 años.
En un correo recibido ayer mismo me comunican que se ha grabado la conferencia y que se va a colgar en la web y Facebook de la Sociedad.
Si es como en la Económica de Tenerife, sería un éxito de impensables entradas a
youtube.
En su afectuoso correo
el Presidente me invita a nuevas
presentaciones. No pensaba hacerlo con mi último libro pero, así las cosas,
aprovecharé para primavera. Solo hablaré
de sindicalismo, de sus menudencias, su mundo, sicología, casos… Soy fuente
directa. Alguien me dice que con temas como ese me desprestigio. Lo saqué del
interés cero para el mundo mundial, gracias a lo literario autobiográfico. Los
aspectos intelectuales, morales e ideológicos para mí siempre han sido
importantes. Y creo que esos análisis no me salen del todo mal.
El British Club
Tras la presenta nos dirigimos al British Club. Celebran las
estaciones. De bajo el retrato de Carlos III, el rey ilustrado de la Real
Sociedad Económica, a la reina Isabel II de Inglaterra. De la bandera de España a la de la Union Jack.
Muy inglés y auténtico, unas viudas o divorciadas (españolas estas) cantan ya que hay un trío de guitarras enfundado en riguroso negro que se pasean por las mesas, primero boleros y luego arrancan
con lo que les piden. Una señora de unos 60-65 años a la que se adivina una
juventud exultante de mujer deseada y poderosa canta con inusitada pasión cuando calienta el sol aquí en la playa,
siento tu cuerpo vibrar cerca de mí, es tu palpitar, es tu cara, es tu pelo, son
tus besos oy, oy ,oy. Cuando calienta el sol…….,
me estremezco, tu recuerdo, mi locura, mi delirio oy, oy, oy….
Veo como le pasan amantes, triunfos, desdenes, anhelos, recuerdos y parecido
las demás que se autobiografían sentimentalmente. Les miro las caras
ensimismado en mis intuiciones. Les pido a los camareros si nos pueden buscar a algunos ingleses para nuestra mesa que es redonda y sobran sillas, confraternizamos y compartimos algunas cuitas que propongo. After, los gintonic en el hotel Santa Catalina,
mas ingleses, pero ahora piano. Y cosmopolitismo colonialista, el equivalente al comienzo de miles de novelas.
A la mañana “¡Sr Lizundia, Sr Lizundia!” cerca de Casa de
África, es mi amigo Ahmed, el Cónsul de Marruecos en Canarias, que es saharaui.
Me disculpo por no haber acudido a la
fiesta nacional de Marruecos.
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