A la ida hemos parado en una biblioteca municipal del norte para buscar un libro del Sáhara. La puesta allí, no se enteraba de nada, del nombre, imposible, se lo repetido 30 veces. Materia: Sáhara. Al poco, el tema qué es ¿canario?
- No, Sáhara.
- Es qué está el ordenador…
- Mire no se preocupe que yo lo busco, tengo experiencia (2 días ) en la biblioteca virtual del Gobierno de Canarias- me he sentido otro con solo oírme. Ese tipo de actividades son las que yo siempre derivo, acusando más incompetencia, o desisto antes de empezar.
Me he remangado simbólicamente y ¡zas! lo encuentro. Nunca en mi vida me ha pasado nada igual. Llega a mi vera la puesta allí, y me dice: "el tema qué es ¿canario?"
- Casi: del Sáhara
Le acompaño y va y lo encuentra. Casualidad, es el único que tengo del autor -lo he reconocido de inmediato por la portada-, importante en el tema Sáhara. ¡Dios! lo podía haber comprobado antes, había una posibilidad de cuatro de tenerlo. Da igual, salgo animado: "sabes, decía que andaba mal el ordenador y yo he encontrado el libro".
- ¿Y donde lo tienes?
- En casa
- ¿Entonces para que hemos venido?
- Eso te iba a preguntar.
De la Orotawa subimos al Teide, la subida muy entretenida pero llegamos a las Cañadas y el aburrimiento se apodera de mí como una nube tóxica de abatimiento y resaca. Como no conducía, a punto he estado de ponerme a leer el periódico, o dormir, pero no llevaba barbitúricos.
Hemos cruzado la zona de Colorado y luego parte de Arizona, inmensos espacios surtidos de reptiles, chacales y aves carroñeras. La cumbre dónde nunca he subido ni pienso hacerlo, petrificada y reseca. Daban ganas de bostezar con solo mirarla.
- Mejor vamos directamente a Las Américas- le digo a la conductora, que viaja embebida por el paisaje, que es mi lugar sagrado de la isla. Si me muevo es para ir a Las Américas, si no, no salgo. Y no porque sea un lugar reprobado por los amigos de lo pintoresco, tardo-románticos, nativistas, folcloristas, godopeninsulares, paisajistas, acuarelistas, amazigh ilusionistas, ebrios de pureza y genuinidad, amén de consortes y falsas familias agnaticias, sino porque Las Américas es con diferencia lo mejor, la energía, los nuevos horizontes, la confluencia, y la experiencia de intimidad más honda.
A la tarde al Médano. Porque solo llevaba un chupóptero en el cuerpo, de haberme metido el gin tonic que pensaba, hubiera subido a la Montaña Roja. La subía hace muchos años porque su sola presencia me desafiaba.
1 comentario:
"La cumbre dónde nunca he subido ni pienso hacerlo, petrificada y reseca. Daban ganas de bostezar con solo mirarla."
JAJAJAJAJAAJAJAJAJAJA
Se pierde unas vistas impresionantes. Y si bajase por Montaña Blanca podría sentirse dentro de un paisaje de comic de Conan El Bárbaro. Y si quisiera sentirse en Marte podría bajar por Pico Viejo.
Y no le digo de subir andando pq es usted vasco pero tras tantas lecturas va perdiendo usted su Rh negativo.
Salu2,
EDH.
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