En 1948 Palestina tuvo la oportunidad de existir por primera vez en la historia –nunca antes había sido una nación, sino en los últimos siglos parte del imperio Otomano- de tener su propio estado, gracias a la resolución 181 de la ONU, pero desechó aquella oportunidad. Constituirse en estado independiente suponía reconocer al Estado de Israel, que también, con la Partición, se fundaba entonces –muy lejos ya de los dos anteriores estados (reinos) históricos judíos, que éstos sí los tuvieron en Palestina: el de Israel y el de Judea. En España se llamarían derechos históricos muy seguramente.
La resolución de la ONU y la declaración de independencia de Israel supusieron la invasión del ínfimo estado. Los palestinos al haber carecido de cualquier entidad política- distinto a localización o región geográfica- no tenían ejército, pero sí los sirios (los palestinos eran los sirios del sur), jordanos, iraquíes, egipcios, libaneses, voluntarios de varios países árabes y la famosa Legión árabe, no solo no aceptaron la creación de los estados, ni el de Israel ni el de Palestina, sino que su reacción fue la invasión militar de Israel. Una guerra de 6 ejércitos regulares contra milicias –no ejército- de judíos. Año 1948.
Israel ha debido vencer en varias guerras de agresión contra los ejércitos circundantes cuyo objetivo estratégico era simple y llanamente la desaparición del Estado y todos sus habitantes. PALESTINA hubiera sido el Estado 59 de Naciones Unidas, ahora el 194.
Suponía aceptar la Resolución 181 de NN.UU. Una resolución básica, la del derecho a existir, para poder exigir los consecuentes a esa premisa o condición de posibilidad. Resolución que sigue flotante, difusa, cuestionada, condicionada, equívoca. Máxima inseguridad, eterna amenaza, imprecisión calculada. Israel ha de hacer y cumplir, pero sin poder ser ni existir. Tan normal. Ahora Palestina sería el estado número 194. Entre ser el Estado 59 o el 194 hay una diferencia en sangre absolutamente intolerable.
Hagamos memoria, Madrid, Oslo 1993 (9.000 policías palestinos que ahora son 30.000, Autoridad palestina), Camp David, Bata en Egipto, los laboristas judíos, y testigos internacionales: Billy Clinton, la Administración demócrata siempre han responsabilizado a Arafat de su fracaso. Es simplemente historia. Se devolvía el 95% del territorio, se mantenía la capital en Jerusalén, el resto era negociable, y todo seguía abierto. El viejo Arafat de uniforme verde oliva de combate, que jamás combatió en ningún frente, -tan falso combatiente como los aficionados a la kefiya palestina rebeldes o fedayin- sí envió a miles de los suyos y enemigos a la muerte- no quiso tampoco el estado en ciernes.
Las fronteras deseadas resultan ser fronteras de guerra
Las fronteras de 1948 de Israel y palestina (rehusadas) sí fueron diseñadas por la ONU, las que ahora se proponen: las anteriores a 1967 no son fronteras de Naciones Unida, sino fronteras de guerra, es decir las resultantes de la guerra de 1948. Ahora se reconocen fronteras de guerra, la primera (de aniquilación) perdida.No deja de ser curioso que la ONU reconozca fronteras de una guerra. Quizá así se castiguen o reprueben las guerras de agresión y más, para la desaparición de un Estado.
Los palestinos introducen un elemento extraño al reconocer ahora, cuando todas las guerras de liquidación física han fallado, las viejas fronteras de guerra. Las más favorables, eso sí, pero largamente también rehusadas y con ello miles de oportunidades perdidas. Tantas, al menos, como colonos instalados en Cisjordania hay. Máxime sabiendo –o debiendo saber- que los judíos nunca tratan a nadie como menores de edad, tontos e irresponsables, nos son europeos y algo han tenido que aprender para poder existir.
Eso dice a su favor, y lo explico. La guerra no puede ser un expediente que se sustancie conforme al estado de ánimo de dirigentes políticos, el temperamento, la bravuconería, pasión similar o cálculo racional, es decir ha de tener consecuencias iniciar una guerra. No puede ser lo mismo iniciar una guerra que no hacerlo, no puede pasarse página como si no hubiera ocurrido o no tuviera importancia, porque la tiene, salvo que estemos dispuestos a abandonar premisas civilizatorias. No pueden ser las guerras reversibles, opcionales, sin consecuencias, banales, no puede ser lo mismo declarar una guerra, perderla y actuar como si fuera un hecho irrelevante, fútil, revisable, anulable, inocente.
Los palestinos seres humanos adultos y responsables.
Es imperioso reconocer a los palestinos como seres adultos y responsables, no menores de edad, que es como los europeos (el eurocentrismo) gustan verles, sino idénticos a los israelíes. Las guerras jamás deben declararse y si se declaran ganarse (procurando no motivar al enemigo con que son por su exterminio), pero si se pierden hay que negociar con muchos más motivos. Que es lo que los palestinos no han hecho, ni con realismo ni con responsabilidad, jaleados por los hooligans que nada se juegan (ellos), sino alimentar el odio hacia Israel-¿Puede ser los dirigentes palestinos, como los demás mortales, responsables de algo, equivocarse, ser incompetentes, corruptos, cobardes….? Evidentemente no. O el falso guerrero Arafat, aquel gran coleccionista de muertos indiferenciados, un ser deplorable la mitad siquiera de Sharon…. Im-po-si-ble. La superioridad eurocéntrica los protege con el estatus ominoso de la plena irresponsabilidad, la total minoría de edad.
Y es obligado aceptar las resoluciones de Naciones Unidas, al menos las fundacionales y constituyentes, que son las básicas.
1 comentario:
Sr. Presidente, todas las fronteras son de guerra. Son su razón de ser. Si no hubiera guerras no existirían las fronteras. Salu2.
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