CONTRA FACEBOOK

Había quien me decía que tenía facebook, a lo que yo respondía manifestando que no,  que al día siguiente de abrirlo lo dinamité. Porque no me gustó nada. Durante dos años he vivido creyendo que era un  fugaz y tangencial ex facebooker.
Le pregunté a E. por la twitter conection y me dijo que me hiciera, que eso podía ser para mí, pero que me iba  a quitar más tiempo
-          ¿Y si me hago facebroker?
-          Ya lo eres.
-          No puedo serlo. Si al segundo día de apuntarme ya lo volé, de eso hace  años  y lo hice añicos-
-          Sigues siendo, mal que te pese, pero eso no es para ti, sino para jóvenes que quedan  a través del  facedream y  se mandan mensajes con tonterías y chistecillos. Nada de facelook, lo que sí   te iría.
Me hecho twittero –y seguidor de lady Gaga (y de otros nueve que he pilado a mano) en el invento, uno de los más de 13 millones que tiene-, pero  no me entra nadie y aún no le he pillado el sinsentido natural de casi todas las cosas. Únicamente su sinsentido a priori, olfativo, sensitivo, de caparazón tierno.
Pretendo dimitir de mi segunda experiencia face to face,  hace un par de días hice la cosa más tonta en lo que llevamos de año: reabrirme, por el influjo twitter y lady Gaga, al faceblood y dar audiencia a parte de los 41 que tenía en espera para amistarse, que se habrán sentido a fecha de ayer o antier razonablemente rechazados y en consecuencia vengativos.
Sin saber cómo me amistaba con unos y dejaba a otros para un a posteriori en todo caso, comprobé que algunos me conducían a otros, sin que aparecieran tías desnudas ni artículos enjundiosos e interesantes, como estoy acostumbrado a crear y paladear. Estaba en un trance de enfermedad y obstinación, confuso como si no parara de fumar y de toser a la vez. Qué estoy haciendo, oh Misericordioso, me reprochaba; sentí un enorme desamparo y pena de mi mismo, me reputaba indigno,  indignao, y vendido. Y pueril.
Pero si soy reacio no, directamente hostil a los centros (y áreas de servicio) sociales, si yo soy de capillitas ¡qué hago en la plaza del pueblo sin ponerme a  bailar! Cómo puedo seguir siendo tan débil de carácter, tan gregario vasco, tan masa Hessel . No me eché a llorar por la edad.
Acometí después la ceremonia humillante de buscar amigos, sin sentimiento alguno de empatía o atisbo de honda amistad y decidí entonces  volver a dinamitar faceblood y  lo único que conseguí fue salirme, no desaparecer. Me he resignado.
Faceboom me parece que es aún peor que hace dos años, cuando mi tránsito fugaz.
1.- El ansia de acumular amigos, esa experiencia policéntrica  absurda y enajenada supone entronizar el periferismo compartido, la masa de electrones que giran sin núcleo en torno al cual ser y compartir energía.  Un mareo, encontrarte con todos los que han psado por tu vida en Las Vegas,  desmadejado, irritado y con claros síntomas etílicos
2.  por lo que he visto, las personas que conozco, sin una sola excepción, son mucho mejores en la realidad que en el face to face. Para que lo diga yo…
Todas  las mascarillas del faceblood son excrecencias viscosas de sí mismos recónditos, seres distorsionados, infantilizados, los tímidos osados, los poetas notarios, los notarios cabareteras, los silenciosos verborreicos, los sosos ingeniosos y así todo, lo peor.
3. Solo hay una forma digna de permanecer (horrorizado) en la Faseboom: sin respirar como los que abren su cuenta descubren el pasteleo sin gracia y se quedan pasmarotes y translúcidos, lívidos como la luna en el Ramadán.