domingo, agosto 31, 2014

Dos escritores soviéticos y una exciudad polaca

 Lviv se escribe  en muchos idiomas de manera muy diferente. En alemán es Lemberg, Lviv en ucraniano, Lvov en ruso y para los judíos era su Jerusalén europea. No sé si tanto como Vilna. Se dice que es la cuna de la independencia de Ucrania; si Kiev, capital del Ucrania, lo es de Rusia ya tenemos la Matroska. Acabo de oír que ha habido ametrallamientos en Ucrania.
Estas dos últimas semanas de lecturas intensivas me han llevado  a la ciudad de Lviv y  luego todo se enreda o se enrosca porque vuelve a aparecer, como con el traqueteo breve de una ametralladora, Lviv. Ya había oído hablar de ella, y nunca situaba bien en el mapa Galitzia ni otras regiones  del Este, pero ahora que me estoy rusificando consulto Wikipedia cada dos por tres.
No sabía si había nacido allí Joseph Roth, por lo  que  vuelvo a consultar nuevamente: es de Brody (también imperio austro húngaro y ahora Ucrania). Los judíos  periféricos adoraban el  Imperio austrohúngaro en el que tenían cabida, como todos los pueblos o minorías nacionales sin estado o sin territorio. Le  he atribuido y sin ningún fundamento  a Lviv un papel  coleccionista de gentilicios, por lo que busco a Paul Celan, por si  estaba próxima  Bukovina (antes Rumania, Moldavia), pero  no lo está tanto.
En toda esta área  del limes oriental  del imperio austrohúngaro se hablaba  alemán, que era el idioma culto, como lo era el polaco. Familias  alemanas desde el S.XVI estaban colonizando el este y llegaron  al Cáucaso, siguiendo  muy  apegados al idioma y las costumbres germánicas. El Ejército Rojo con su avance a Berlín en la II Guerra mundial desplazó  a Alemania a 3 millones de personas de origen alemán. Fue una  venganza.
Lviv sale en un libro sobre nacionalismo del canadiense Michel Ignatieff, un intelectual del que soy devoto, también lo saca a relucir mi primer soviético:  Ilya Ehrenburg, ya voy por la  página 1.300 y también lo hace otro soviético Isaac Babel, que merecen comentario posterior.
Tanto  Lviv en todas partes, que el viernes  compro  Mi Lvov de  Wittlin, del que no había oído jamás su nombre. Él se formó como poeta en  esa ciudad galitziana y fue íntimo de Joseph Roth,  galitziano como él. Gracias a Ignatieff  -dos días después lo leeré a Witllin- me entero de que en Ucrania occidental existe la Iglesia metropolitana ortodoxa católica.
Isaak Babel lo vengo oyendo desde que era bien  joven, citado por revolucionarios, en libros de historia, literatura,  nombrado  mucho por   la elite literaria rusa de la Revolución antes obviamente de su  exterminio por  Stalin, pero no le había leído. Como tampoco he leído a Karl Radeck y a tantos otros.
Compré varios libros, otro de Pushkin, pero quien me ha impactado ha sido Babel, ¡qué maravilla! Pinceladas de realismo muy azaroso, crudeza comarkiana, humor, objetividad a veces telegráfica, ironía y un cinismo de fondo nihilista, una falta profunda de fe, de creencias, que se torna sarcasmo bajo un cielo despojado de cualquier  hálito de divinidad y ni siquiera de bustos de Lenin, por mucho que lo cite, que no me extraña nada que Stalin lo ejecutara, como a tantos decenas de miles, solo revolucionarios, para no cuantificarlo con los millones a  los que dio matarile.
Con tanto Ehrenburg ya estoy en condiciones de aventurar una tesis para que Stalin no lo asesinara, que se lo pregunta alguien  en su libro de memorias. Tras tantos páginas pues, porque no entendía que se salvara -no deja de ser el típico intelectual-, creo que su suerte se debe a dos factoras, a haber estado a cargo de todo el aparato propagandístico de captación de intelectuales occidentales, lo que eran los congresos para la paz, con Münzenbergen, el gran genio del cine alemán buscando compañeros de viaje de los comunistas sin que tuvieran que enseñar la patita, y su periodismo de arenga y combate durante  la II Guerra Mundial que catalizaba a los soldados rusos más que el vodka. La guerra de Babel sin embargo era  un tripi muy soleado.

sábado, agosto 30, 2014

Mientras yo leo a soviéticos

Markés, K3, Líder y Bro
algún exsoviético -proveniente de aquellos baluartes de la dignidad humana y la ley, como eran  sus  servicios secretos:   Cheka primero (donde estuvo trabajando el gran escritor Isaak Babel), el NKVD después  y la  KGB por último (donde lo hizo Putin)-, recuerda, ante el conflicto caliente de Ucrania, que Rusia es toda una potencia nuclear. ¡Guerra Fría otra vez…! Una crisis ahí mismo.
Había mucho votante, ahora oculto, de Zapatero que pensaba que el talante, el diálogo no como medio sino ¡como fin! (como los sindicalistas), el relativismo posmoderno, el buen rollo y esa comprensión del mundo y la historia tan agresivamente estúpidas y disneys, podían lograr hacer de la Tierra un lugar en que todos los conflictos y riesgos se redujeran a meros  malentendidos superables con sonrisas,  palmadas en la espalda y nobleza en la mirada. La nueva antropología y filosofía política se llamaba buenismo. La realidad debía ser patrimonio de la infancia.
A ninguno de estos posmodernos progresistas se le ocurrió pensar que Zapatero era de una talla algo inferior  incluso a Rousseau  y que el talante y el optimismo antropológico no eran más que imbecilidades. Por no citar a Marx, del que no han oído hablar, que certificaba  que la lucha de clases era la partera de la Historia.
Había que ser simple e ignaro para creer que el recetario, la chuletilla escrita en la mano de Zapatero, era un novedoso e infalible estilo para poner en ridículo al pensamiento humano elaborado hasta él, así como la filosofía, las religiones, los mitos, y que una nueva era y conjunción planetaria (prueba lo que digo, que  lo decían ministras) era posible  a mayor simplificación del mundo.
Esta representación y ansia de los españoles por la adolescencia con sus garantías de que sigues siendo el más guapo de la casa, preexistían  a Zapatero. Alguien tan capaz como él se limitó a hacer de  flautista de Hamelin, con su evangelio de eterna  adolescencia.
Quien ahora cumple la función de Zapatero y sus astros es Podemos. Ex zapaterista que me lees:  Vota Podemos. Sé tú.

 

domingo, agosto 24, 2014

Por Baskenland en fiestas


Post muy abajo –dado el registro de mi constante presencia activa y también pasiva (muy gratificante) en el primer medio escrito: El Día- comentaba mis primeras impresiones en el pueblo de veraneo, con gafas de sol y rehuyendo activamente los saludos. Fue el comienzo.
El trípode: la capital, el pueblo de veraneo y Getxo (la placidez sin más).
En un momento capitalino dado, comento: “los basken hacen bastantes cosas bien”.  Sí, saben hacer varias cosas bien, algo que nunca lo había formulado así, aunque sí parecido. En la cocina es la excelencia, algo sobrenatural. No es preciso acudir a restaurantes de firma, sino aprovechar los “menús de fiestas”, y que te inviten como nos pasó en el pueblo de veraneo. Aquella merluza que yo comía  en casa de mi abuelo -sólo exquisiteces- ha vuelto, como los chipirones en su tinta tan desmesurados en precio y ahora no, y el bonito que nunca se fue, o la cuajada no industrial,  más unos pintxos que son todos de cocina, elaborados, alquimia pura. Hay distancias de hace más de 30 años, según dice XY, que se han ampliado. Lo que yo también creo. Y añade: “el estado de las autonomías ha fracasado”, ella pensaba en la  homogenización territorial.
Entre el ir y venir de la vida, he descubierto -¡quién lo hubiera pensado!- que ya formo parte de la memoria del pueblo de veraneo, hablando con autóctonos (tras solaparme de continuo  al comienzo) les corregía: ese es el primo de tal que a su vez… y locuras similares. Con todo lo que hice para no caer bien, no me lo explico, se alegraban de verme.  Ni yo mismo salía del  asombro, como cuando en el primer medio escrito se me volvía a citar  -en 2 ó 3 semanas, dos veces y con mucho grosor- como una especie de “autoridad en diversos temas”, a lo que se ve.

Pero yo soy bilbaíno, quede claro, nacido justo  al lado del Guggenheim. Al estar en fiestas de Bilbao he visto a mis paisanos actuar. Y no están nada amariconados, sino como siempre: recios, desmesurados, bebedores supongo, fiesteros, comunales, emprendedores... Lo primero que hay que decir es que las fiestas de Bilbao son de verdad. Ocurre -ahora que me he vuelto confraternizador y amigo- que en mi tierra hay mucha verdad, es decir,  las cosas suelen ser de verdad, y por supuesto las fiestas son de verdad. Como lo fue el terrorismo. En esta época y en España casi nada es verdad, sino delirios, simulacros, imposturas, afectaciones, ir de…  o por ejemplo la ideologización extrema bajo cuyo paraguas se esconden –para poder ser sublimados-  aversiones, odios, fobias, filias, prejuicios, sometimiento a la opinión común (Tzvetan Todorov),  complejos, miedos…  que enmascarar.
En las txoznas del Arenal a las 9 de la noche el gentío abarrota todas las zonas, ya están bebiendo y aguantan, no se van a las 2 a casa;  las txoznas  tienen precios algo altos, lo que hace que los más jóvenes lleven grandes bolsas de botellón. Son construcciones efímeras  pero casi de aparejador, que tienen escenario; era zona de la kale borroka y conservan el último banderín de enganche  del odio acervo: ahora  el palestinaje como furor ignaro y antisemita. Por lo demás,  ambiente amable, mucha fiesta en todas las modalidades que pueden ser vividas y muchísimos inmigrantes negros y mozarabíes. No podemos dejar de congratularnos con esa faz multicultural y cosmopolita de la capital del mundo (ver post-video más abajo), es la población que más nos gusta encontrar y no paramos de comentarlo agradecidos. Será  lo que cambie  el gris, lo común, la uniformidad, la inmutabilidad, lo ineluctable, la reproducción exacta de lo mismo…
Las terrazas se extienden por todo el Ensanche también, vamos dos días a la sede del PNV, no tomamos nada porque no hay nada de interés. Irrelevancia.  Una parte de las barras interiores y exteriores tiene reservada su zona de mojitos. La Habana muy próspera, o sea Miami: capital Bilbao. En la calle Ledesma, ahora más de moda que nunca, hay una actuación en la calle muy profesional. Son andalusíes y cantan con sentimiento sanluqueño. Bilbao nos fascina, la gente pobladora de espacios mil, las barras de los bares sin parangón en el mundo: ni Ginebra, ni Copenhague, ni Lyon y encima con vida de  Triana o Cádiz;  las calles, los edificios muchos rematadas sus torres con grandes esculturas antropomorfas o mitológicas. La capital del bien vestir –es lo que oíamos de niños, estilo inglés; San Sebastián,  francés-, las pijas visten  superpijas, tienen tiendas (y artículos no habituales)  donde proveerse.

En la radiante Plaza Elíptica entramos en el Hotel Carlton, el de mayor  blasón,  ahora se hospedan los toreros que no lo hacen en el Ercilla. Bajo la bóveda de vitral y estructura metálica está el ovalo, a modo de ruedo,  de la barra para fiestas. Todos con pañuelos  azules: de azul Bilbao de fiestas. El Carlton fue sede del gobierno vasco durante la República (duró unos meses) y lugar del banquete de bodas de mis padres y de Nuestro Amado líder, ambas parejas casaron en la basílica de Urkiola (Duranguesado).

Nos hemos puesto  el pañuelo azul Bilbao de fiestas  en un lugar  de paso obligado en el Ensanche: la taberna alemana –que hace de enclave germánico en el Bocho, a pesar de que la familia de los propietarios, de esa genealogía,  estén asentados en la Villa desde antes de que yo naciera, fui amigo de un nieto-, otro lugar de famosos locales.  En Pozas hay  marisco de calidad y asequible en un clásico, el ahora dueño es de mi época  y parece que se acuerda de mí. No íbamos ni nada. A lo lejos,  apagado, se vislumbra el nuevo San Mamés, es un transatlántico fantasma a punto de zarpar todo empavesado contra el  Nápoles. El Hotel Ercilla congrega a los toreros y se viste en fiestas andalusí, pero también a empresarios de una gran eléctrica nacional que tiene sede en la capital, y a la gente del teatro. Subimos a las terrazas de la Alhóndiga y placticamos con el segurata. La vista de las calles de Bilbao y la plazoleta de abajo, su iluminación romántica por las farolas, las casas todas arquitectónicamente distinguidas, constituirían el escenario ideal para cualquier película de sesgo urbano primoroso, noble, acogedor.  La trama urbana parece sugerir otras tramas, y  ofrecerse insinuante, motivadora, guionista. Todo lo que estamos viendo nos recuerda que es  la capital sin déficit público, de transportes modernos pujantes: metro, tranvía, bicis; apenas tráfico,   de amplias zonas peatonales, parques, plazoletas  coquetas, y una ría ahora muy vivida con pádel surf, canoas, lanchas de recreo, barcos de turistas, que son legión y que pasean por sus orillas. Mi nueva población: turistas y emigrantes. Otro Bilbao abierto, integrador, plural, multicultural, vivo, en transformación, siempre haciéndose... Como yo.
El ambiente que más me gusta es el del Guggenheim y su entorno cosmopolita. Hay colas y nosotros tenemos obligaciones diarias  fuera de la capital. Se anuncia Braque que ya no interesa, pero sí nos  apetecía mucho la exposición de Yoko Ono - casada con  aquel simplón, auténtico sancta simplicitas de John Lennon (alguien ha prestado atención a   la letra de ese ¡oh gran himno! Imagine)-, que es una gran artista conceptual  y de cuya obra apenas he visto algo. Nos tenemos que conformar con otro de los mejores museos de España, el de BB.AA. y del que soy amigo (como socio) y no pago. La temporal es sobre arte japonés de los S XVII, XVII y XIX, la exposición conjuga esa obra con la propia del museo de arte  occidental,  concomitantes uno y otro o de influencia oriental,  y aparece el  Gauguin, los Tapies, Chillida, Ucelay, Anselmo Chinea, estos últimos de  pintura regionalista (vasca) de comienzos del XX, que me daban refugio en el Museo en mi juventud,  y que, como digo,  emparentan con el arte japonés, tan interesante. La ausencia del horror vacui, el trazo limpio, siempre el vacío, siempre la línea y el signo combinado con masas  densas  y coloreadas. Una fantástica contraposición. Lo acabado junto a la inacabado y solo sugerido.  Supone otra cosmovisión, metafísica, estética, moral. Pero también una ontología muy abstracta, incorpórea, elusiva. Oriental.  Con nuestro pulso, como en un suspiro y en  un breve acto podemos representarnos el mundo, que no ha variado y es eterno.

En la librería del Museo  buscamos algún cartel de la exposición, esa delicadeza del  trazo y el gesto, y encuentro unos tacos, cartel sobre unos tacos de madera de mucho fondo. No solo hay japonés, sino de los hermanos Arrué –seguimos con la pintura regionalista vasca- en el que sale el pueblo de veraneo y un gran arco de costa, tras una romería de aldeanos vascos. Fascinante. Hace tiempo que compramos algo con tanto goce, que no pararemos de admirar.
 La historia domina Bilbao, toda ella es historia reciente, sociología, economía,  relaciones con el mundo. Pocas ciudades  españolas concentran tal número de rastros del devenir histórico económico y social. Alguien de formación marxista estaría  en su salsa. Allí aparecen  las pruebas  de la acumulación capitalista, del intercambio de materias primas y mercancías entre  capitalistas de Inglaterra y Bilbao, del procedimiento técnico del Bessemer para la obtención  del hierro con la combustión de determinado  carbón, el ascenso de las clases sociales, y el empuje   de la burguesía comercial, la industrial y la financiera, y cómo crean un mundo, una ciudad que responde por entero a ellas y su implacable  expansión.
Esa constatación económica y social resalta a la vista, por la calidad de su urbanismo y arquitectura perfectamente ensamblados, un todo orgánico poderoso, un maridaje armonioso. En realidad el arte está desparramado  invistiendo al conjunto. Esas poderosas burguesías solo necesitaban abrillantar su  poder y distinción, y se pusieron a coleccionar arte. Son colecciones privadas las que nutren los fondos del museo bilbaíno. La espléndida colección que acabamos de ver de arte japonés, se ha realizado también con los propios fondos de nuestro museo. Un coleccionista bilbaíno la donó.

El desbordamiento de los sentidos se produce de continúo. Dice XY: “Te das cuenta que toda la ciudad es un constante olor a todos los  manjares de aquí”. Las terrazas rebasan las aceras y están cubiertas, sus colores son el azul y el blanco, con el sello siempre de la máxima calidad vivida como lo más natural, la única posible.
El pasado lunes, Bilbao ya estaba en fiestas a la mañana (laborable), a muchas chicas aunque vayan solas se las ve vestidas de "vascas" (un tipo): falda azul mahon, un fajín verde en la cintura y camisa blanca y al cuello el clásico pañuelo de cuadros o  el azul Bilbao. Al anochecer de un lunes –el día grande es el jueves- Bilbao está atestado  de gente, jóvenes y familias. ¡Pero sí es lunes… ¡ Sería imposible asistir a todas las actuaciones que están programadas, ni a las ¾ partes.
Llegamos a la noche a la estación de Atxuri, volvemos admirar como ha  quedado rehabilitado y pintado el mercado de la Ribera del Casco Viejo, al final de él hay una terraza sobre la ría, con un grupo de jazz al parecer muy bueno. Parece  el plató de una película. Por su belleza irreal. Este será el signo de Bilbao: los detalles irreales  por su esmero compositivo, los colores netos y armoniosos, la iluminación y los  fondos, los encuadres que parecen artificiales por su perfección. Al otro lado de la ría  comienza lo que fue la parte más degradada de la ciudad: prostitución y luego droga. Pasamos por el primer puente peatonal de la ciudad, porque en un pequeño parque hemos visto gente y muchos negros.   No hay más que un bar, el que parecía otro es un estudio de arquitectos, seguimos por esa orilla hasta una iglesia que desde hace mucho años en un centro de conciertos de rock.
Es tal el cuidado y lo adecentado que está la Villa que hasta  los viejos miradores de casas enteras lucen todos reformados y nuevos, ha anochecido por Pozas,  en una intersección con varios bares a cual más bonito parece otra vez encontrarnos en otra localización de   película: el interior de los bares, la gente en la acera,  el mobiliario urbano, el tranvía que surge silencioso  y las casas componen imágenes irreales por su perfección e intimidad urbana.
Pero esa es una aptitud vasca, a los vascos nos ha costado siempre  diferenciar el espacio privado del social.

lunes, agosto 18, 2014

Agradecimiento en El Día. Blas Cabrera

Leo desde Bilbao que ayer se publicó en El Día un artículo: AGRADECIMIENTO de un familiar de esa eximia figura internacional, canaria, que es Blas Cabrera y en el que se me agradece el artículo dedicado a él. Muy honrado, gracias también

http://eldia.es/criterios/2014-08-17/7-Agradecimiento.htm

Blas Cabrera merece estos tributos, el artículo es digno de  leerse y ser guardado.

domingo, agosto 17, 2014

Los de Abba en Castro

Según refiere Nuestro Amado Líder que refieren

sábado, agosto 16, 2014

Mutación en mi vida

                                             Con Herr y Frau Apfel en Castro
Últimamente he empezado a desdeñar casi todo. Ni he ido ni pienso ir a un Pub cerca de casa donde iba siempre, aunque el dueño fuera un estúpido, Las cenas son frugales pinchos y lo  atrayente  es tomarte en casa  un descafeinado con galletas, tipo mi madre (otrora).
Se puede vivir así perfectamente. Una cosa de edad, no hay otra explicación,
Hoy dos aciertos inconmensurables, la compra en el Museo de BBAA, tras la didáctica y temporal exposición de arte japonés (propios fondos del museo, legado de un industrial; el valiosísimo núcleo del museo son donaciones de la alta burguesía industrial y financiera de Bilbao)  y el “Menú  de fiestas” en el Iruña: sacrosanto. Unos entremeses gloriosos y en mi caso chipirones frescos (los pequeños) en su tinta, como hacía muchos años que no los probaba. Un camarero canario, que está feliz. “Allí no tienes ningún futuro, no te valorarían, les daría igual” –le animo- (es de los que disfrutan trabajando, fino, veloz,  con  iniciativa y muy laborioso). "Ya lo sé, pero salgo con una chavala de aquí" –me contesta.
En Bilbao se ven ahora  muchos emigrantes, lo que como siempre da color y aminora el aburrimiento y la uniformidad.
Oyes hablar francés, italiano, alemán y ocasionalmente inglés. Lo que es casi imposible es oír hablar euskera, también es cierto que en Bilbao nunca se ha hablado, al menos si nos remontamos a 1300, fecha de su fundación. Se comprueba como la Administración no puede con la sociedad civil. En la estación de Atxuri las indicaciones están sólo en el idioma que no oyes hablar. La marcha de los tiempos hará que en Europa y España en un lapso de 40 años y gracias a un mundo globalizado, interrelacionado y competitivo,  acabe teniendo más protagonismo la sociedad, la ciudadanía, sus propias opciones.
En mi expueblo de veraneo, lo único que te hace no bostezar, aunque la gente sea afable pero aburrida a más no poder, es una concentración pro presos. Es como otra galaxia, porque al final el hartazgo se palpa. Me acordé del Kurdistán o del Ulster hace 40 años: el delirio trabado a la noche de los tiempos, dentro de una modernidad económica y social radical. Que no cultural y antropológica.
Bilbao podría ser destino turístico sólo por su enorme calidad y belleza  urbanística y  arquitectónica, su modernidad, bienestar compacto, desarrollo, equipamientos, mobiliario urbano, transportes, seguramente la mayor calidad de  bares del mundo, su comercio de primera fila –hasta las grandes marcas ofrecen artículos mejores y    más variados- a lo que hay que sumar la oferta (e instalaciones)  cultural de productos.

jueves, agosto 14, 2014

El arte de no saludar

 
Nada más bajar del tren en el pueblo de veraneo (metro + tren), la madre y hermana mayor de un amigo. Llevo gafas de sol para sentirme en penumbra generalizada y con  visión general muy menguada (visión ultravioleta nocturna).
Hostias, me han visto, si han pasado 500 años y hemos llevado una vida muy disipada para ser reconocidos, y oigo “se parece”. Claro, pienso para mí, como que soy yo mismo. Esquivadas. Mi idea es hacerlo con todos. 
Entramos en un bar,  gafas de sol, parece que es la madrugada sin luna en el centro de la Selva Negra y oigo  al dueño: hombre, si estás como siempre. Qué descaro.
Al salir dos cuadrillas del pueblo abrevando, me hago pasar por extranjero con curiosidad por los techos, de reojo veo caras conocidas mirándome, pero sigo absorto en los inexistentes frescos que adornan el techo.
Vamos al puerto y es un no parar, no puedo entra en un bar, me vienen a saludar varios después de llevar sin ir en agosto 13 años. Me sincero con una, con gafas trato de ilusionarme de que ni veo ni me ven.  Tú eres demasiado conocido, me responde.
Saludo a un  amigo de la cuadrilla de  verano. Ha tenido cuatro parejas duraderas, y me habla con desdén del sacramento matrimonial de otros amigos. Ha estado 6 meses en Argentina y forma parte de esa modalidad vascongada que -absolutamente integrado en lo más genuino  de la sociedad vasca, en su núcleo de valores, costumbres, sociabilidad  carismáticos-  se creen que, porque hagan viajes con  diez o doce gramos de  vibración antropológica,  un puñado de condición de viajero versus turista, una cuchara de aventura, una loncha de hipismo, ya  mantienen distancias con el entorno  y lo ordinario vasco. No conozco ninguna genuinidad vasca, porque quienes  así se creen  lo son para devolverlo allí de donde se han ido un rato y ser  valorados, o buscarse una distinción entre los ordinarios, normativos, tradicionales muy clásicos.
Y he seguido sin saludar. ¿Qué busco? Lejanía, ajenidad, qué aburrimiento. Ahora como me pare -quiero decir me paren-,  me pongo encantador, hasta yo lo percibo.
Hemos quedado dentro de unas horas con Nuestro Amado Líder en Castro Urdiales. Vimos el nuevo San Mamés, mi pueblo refulge, poca gente, se están levantando las Txoznas, las terrazas invaden las aceras con techos de color azul Bilbao.
Getxo está tranquilo aunque acabo de tener un enfrentamiento con una  camarera obviamente vascongada. Tenía problemas  de electricidad y no me cobraba, y encima cabreada.
Le he tenido que  decir: o vas  a cambiar al lado, o  me invitas o haberme dicho de entrada que no ibas a tener 0,70 para devolverme. Dos veces. Voy, voy, voy, voy… fuera de sí. Como yo también soy local: ya-ya-ya-ya-ya-ya-ya-ya… que casi lo culmino -porque así empieza-  con un irrintzi, ese grito ancestral Baskisch.    

martes, agosto 12, 2014

Artículo de esta semana en EL DIA: Blas Cabrera

                                
                                             Blas Cabrera, también pensador 

http://eldia.es/criterios/2014-08-12/11-Blas-Cabrera-pensador.htm

domingo, agosto 10, 2014

De camino a Bilbo

Llegado el momento de la partida se cierne la ilusión y el punto escéptico,  con una pérdida: tendré que abandonar el libro transiberiano del soviético Ehrenburg  por la página 1.100. Es el libro más largo que he leído (estoy en ello) en mi vida. No me lo puedo llevar porque pesará 1.400 gramos o más.  Yo que me resisto a leer libros de más de 250 páginas.
Nos preguntamos qué vamos a ver en Bilbo y nos contestamos: el nuevo San Mamés terminado. El caso es que siempre deseo que pierda del Atlethic Club juegue con quien juegue, y que baje a segunda. La hinchada de la Catedral con sus ikurriñas y camisetas me pone enfermo directamente, pero soy del Atlethic … o de San Mamés… no sé muy bien. No es algo que  se puede decidir: se es. Tanto libre albedrío, marearía.
Resulta que como para los bilbaínos  es posible todo, incluso nacer en cualquier lugar del mundo, han adelantado las fiestas de Bilbao una semana. Igual ponen la nochebuena un 15 de enero. O sea que pillamos las fiestas de Bilbao, la famosa semana grande, pero también la Champion contra el Nápoles el sábado. Mi sobrino me ha dicho que habrá gran ambientazo por Pozas y aledaños. Estoy deseoso de que llegue. Estarán los mismos y con iguales atavíos que los de dentro del campo, pero fuera será muy interesante, todo se inundará de energía como la que se palpaba cuando el ejército prusiano partía  para Bélgica en 1914. La gran ola. Por supuesto que estaré por Pozas, aunque todo Bilbao será una fiesta en fiestas. O sea muy exponencial, que en general siempre me gusta, lo que es el desbordamiento, como contrario a la insuficiencia o lo timorato.
Navegaré por tres círculos, el pueblo de veraneo, donde existo socialmente y donde cualquier encuentro será posible ¡oh Dios! (primero disimulo, luego sonrisas, educación y mini conversación afectuosa), Bilbao donde no tengo a quien saludar, pero a cambio puedo observar y escuchar a mis paisanos con todo su costumbrismo y estampas del carácter local, y Getxo que es como si viviera allí. Antes de que me enterara que coincidiremos con las fiestas, adelantaba mis lamentos: Guggenheim, Museo de BBAA…  ¡y después qué!  El Museo Naval se me ocurrió, museo que no está a la altura de lo que cabría esperar de Bilbao, patria de tantos marinos, navieras, astilleros, comercio naval, consulado…, pero como una de las pocas cosas que me gustan son los barcos y allí los hay, pues bueno.
 

miércoles, agosto 06, 2014

El libro transiberiano de Ehrenburg

 
Las últimas tres o cuatro vacaciones me las pasé volcado en lecturas y escrituras del Sáhara y la literatura canaria; era tener  la  ración de pienso diario, o  la cena en un restaurante italiano con la cámara de fotos colgando del respaldo de la silla. Cuando llegue el juicio final, siempre podré argüir esos  dos motivos en mi activo,  como pre-indulgencias que Julienne no reconocería.
A falta de causas, estoy feliz de poder leer a diario. Me he leído el último de César Antonio  Molina, poeta e intelectual que admiro a pesar de que fuera Ministro de Cultura con  aquel estadista astronómico/astrológico que fuera Zapatero. No lo entendí. Me pareció que acabó harto, lo que en su libro se llega a columbrar. El libro va de mucha erudición histórica al  comienzo  a un compromiso con su época, su tiempo, su generación, que va ganado altura. Un libro muy recomendable. 
A César Antonio Molina que escribe en ABC Cultural siempre le  leo sus artículos, su firma me basta. Como siempre   los cuadra, hace que le salgan redondos. Como un mandala, de los que nos podía ilustrar, con  toda su policromía (un poco decorativa  ¿no?), Rosana.
Todo lo que a  Molina le interesa y con lo que comulga, quitando la erudición literaria e histórica que exhibe en la primera parte, son también mis cuestiones: la Shoa, la falta de compromiso de los franceses con la resistencia a los alemanes, los intelectuales rusos,  el carácter totalitario y opresor de la URSS, aquella mujeres judías como Anna Frank, Edith Stein,  Simone Weil  y su entereza y esperanza ante el fin del mundo nazi, Milozs y los intelectuales  tras  telón de Acero… La defensa de Vargas Llosa ante el progresismo  megáfono-analfabeto…
¿Qué podría tener yo con un exminsitro de ZP  (mi enemigo de clase), y además  tanta la empatía?
En mi último libro,  escrito en el lapso de dos meses  y que ha gustado mucho a algunos amigos, descubrí un nombre feliz bajo el que inscribirme, y era el pertenecer a la cultura de izquierda (donde obviamente está  Molina), que es completamente independiente de la política de izquierda hispana, sus balidos, percusiones , zancudos,  su pensamiento pancarta, necedad e ignorancia tan audaces, o de votarlos, Dios me libre.
El  libro transiberiano
Sigo con las memorias del escritor  soviético Ilia Ehrenburg, me estoy acercando a las mil páginas, y me queda la mitad. Es un recorrido exhaustivo por la Europa del SXX: política, ideología y literatura. Fascinante. Ehrenburg, como Bujarin, tuvro relacón con Anna Ajmatova, Marina Tsetaieva, Osip Mandelstam. Su mujer, Nadiezhda no para de citarlo en su libro de memorias.  Es el único caso de un intelectual que, aunque muy soviético,  era bastante crítico (sin dejar de ser  sacerdote de la Nueva Fe) que trató con todos y sobrevivió a todos, sobre todo a Stalin.
Es increíblemente dogmático, fueron asesinados muchos amigos suyos, que  mueren como por naturaleza o contingencia psicológica lamentable si se suicidaron. A raíz de que André Gide condenara  el  comunismo, dedica 10 páginas a demostrar su equivocación (el dogma es siempre verdad pontificia): homosexualidad, soledad, amargura…

 

 

lunes, agosto 04, 2014

¿Una izquierda también racista?

Tenía mucha razón Yael el lunes pasado cuando decía que en este conflicto de Gaza era la primera vez en que el antisemitismo actuaba como tal, sin subterfugios o eufemismos. Los digitales hierven, se habla de holocausto, Hitler,  judíos nazis y mil barbaridades más. Ya se pasa de sionismo y Estado sionista,  que han quedado insuficientes. El sentimiento español tan furibundo los ha desbordado.  Da igual la lejanía, solo en Palestina están los judíos, arda Siria, arda Irak, Libia o Líbano y mueran todos sus niños. Los españoles salvan la pasividad del mundo islámico en el conflicto. Es psiquiátrico.
Antonio Gala que hizo militar su cursilería de fular,  bastón y dicción engalanada  en la izquierda, ya se ha hecho acreedor de una querella por racismo químicamente puro. El estado sionista se les ha quedado corto, ahora van directamente  a por Yavhé  e hijos. Como lo hacía ayer en su columna de El País Manuel Vicent.  Vicent que es todo sorna e ironía, todo él sensualismo barroco mediterráneo,  paella, naranjas, tracas y saber vivir parpadeando de tanta y reconfortante   luz blanca, lo que le ha permitido siempre eximirse de cualquier profundidad,  ayer también apuntaba directamente a   Yahve.  A ver si convocan un Concilio, o mejor no, no vuelvan a quemar iglesias. Eso mismo lo hacen unos holandeses con Mahoma y no la cuentan. Venía a decir que en el lugar donde realmente  progresan  los judíos es  en EEUU, (banca, poder mundial, lobby, verdadera patria el dinero, los Protocolos  de los Sabios  de Sion, etc) y que el estado de Israel no era más que una base (militar, no estado o patria)  de EE.UU donde reinaba la peor (no hay mucho que elegir en Él) cara de Yavhé.
Ahora sí que hemos sobrepasado la famosa  línea verde o las fronteras de  1967, o sea el mismo  Estado de Israel,  que ya se lo saltan,  para arrumbar ante el mismo núcleo  religioso,  extra político,  que gobierna Yavhé. Los anteriores, ya en Yahvé, llaman a los israelíes el pueblo israelita, para centrarse en la biblia y en el comienzo del estigma (también lo dice Vicent; no parece que tengan subconsciente).  
Quienes  repercuten todo más allá el estado de Israel y van a la esencia profunda de su aversión es la izquierda refinada y creativa, que nunca nos deslumbraron por sus ideas y capacidad crítica, sino por su lirismo ornamental.  
Así que  entra en liza  Pilar Manjón con toda  su formación cultural, intelectual y  moral de  fundamento sindical, que politiza con  voluntad de barricada toda la intimidad e intransferibilidad del propio dolor. El extravío de años lo lleva a enfatizar su ODIO por el negro Obama a la vez que QUIERE A SUS NIÑAS  DE GAZA. Esta imbecilidad es la que estilan los gañanes hare krishna.
La izquierda española que no ha dado en toda su historia un solo pensador -a cambio atesora  episodios negros de olvidar-,  enajenada de cualquier tentación por las ideas, ha centrado su ser en dar lecciones lacrimógenas  de su fibra ética. No por las ideas que no tienen, sino por  ellos mismos que son muy puros desde niños. La nueva e insufrible beatería. España eterna en sus más mínimos detalles.
Manjón es una muestra, dónde habrá más intención, más pulsión, más verdad ¿llamando negro a todo un presidente más que respetable  y  puta a su mujer, o indicándonos que QUIERE (oh, cuánto quieres, que guay)  a “sus niños” de Gaza? Porque yo quiero también  mucho a los osos polares, los caimanes, los loritos,  los mestizos, las tías buenas, los electrodomésticos…. Incluso a la gente inteligente y valiosa

sábado, agosto 02, 2014

Berlín y los judíos. España y la zarzuela

El martes le contamos a la alemana “J” nuestro incidente en el Parra, a cargo de un repugnante antisemita. “J” nos escuchaba sorprendida, sin dar crédito, de forma que le pregunté. “¿En Alemania hubiera pasado?”
-Impensable, jamás.
-Pero sí en Kreuzberg-  aventuro.  Kreuzberg es el barrio alternativo de Berlín desde hace décadas, donde ha vivido nuestra alemana, y donde viven muchos turcos, cuyo país  de origen es uno de los frentes actuales del antisemitismo.
-Tampoco
-Pero está lleno de turcos.
-No, no; da igual.
J es hija de padres del mayo/68, tiene fotos quedándose dormida a hombros de su padre en manifestaciones. Es protestante, luego su concepto de libertad individual es central, e inabdicable. Esta generación tiene plena conciencia –el protestantismo es básicamente conciencia individual, luego  responsabilidad- del nazismo. La forma con la que veo yo la sienten, es como asomarte a su interior, a una conciencia adulta y moral, reflexiva y escuchar sus latidos.
Estos alemanes tan admirables están reparando  aquel crimen de lesa humanidad, de la única forma que puede hacerse: poniendo en valor, en lo más alto, su propia dignidad. La clave es la dignidad, porque la dignidad del hombre individual es la de toda la humanidad.
Nada que ver con todo ese mundo español de zarzuela, pandereta y pasión, sin ninguna profundidad ni autenticidad, que antepone desencajado y virulento su rabia, con ansia siempre de proyectar el símbolo de mal, de su negación, y se convierten en palestinos para encresparse, inflamarse con el exterminio de palestinos. Que ni en número, ni en continuidad, ni en causalidad, ni en medios que instrumentalmente lo hicieran posible, ni en prevenciones, ni ideario, ni  en nada lo podría ser. Propaganda  goebelsiana y frivolización del exterminio, no antes de seguramente aprobarlo.
El hispano ahora vuelva  a dar rienda suelta  a toda su pasión torrencial de calle y coro, a ese foso de emociones y visceralidad  que le zarandean, de forma que cuanto más odioso y criminal sea el adversario  más justificado estará su propio odio, por eso el judío ha de ser nazi, exterminador,  criminal, mataniños como siempre. Sólo así puede liberar todos sus efluvios de aversión y repugnancia que tallan el odio,  odio fanático, o de indignación unívoca, selectiva más presentable, tras un ejercicio de contención.
E que se llevó lo suyo (insultos, amenazas…) por su artículo en Vozpópuli me comentaba, que es increíble como hacen turba incendiaria sin estar concernidos para nada en el asunto y a tanta distancia. Por eso la extrema  estolidez de sus  argumentos, que son soflamas destinadas únicamente  a saciar su humores,  la visceralidad enfebrecida, el golpe de sangre que hierve, la adrenalina de combate que utiliza las palabras por munición.  A falta pistolas o cámaras... de gas.