Me topé con él en internet, le conocía de cuando jóvenes, y supuse que me encontraría con la deriva común a los de su especie, en este caso: antifranquista de primera línea, maoísta de vanguardia y alta graduación, comunista (antiguo: del internacionalismo) en un pueblo de religión nacionalista; pero no, resultó que rompía mis prejuicios, comúnmente convalidados. Lo previsible abole la contingencia y se suele dar con muy escasa posibilidad de sorpresa. En absoluto ocurría en este caso con Kepa Bilbao. Aunque sí con pueblo y país. Nunca en toda la historia Euskadi había alcanzado una unidad de pensamiento y opinión común, más uniforme, compartida, invasiva, bajo la hegemonía del nacional-abertzalismo-socialismo. Las pulsiones endogámicas, corales y tribales habían logrado cuajar en un más cohesivo monolitismo político social y cultural
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Otra de las cosas que me estimuló para contactar con él, fue ver los autores que trabajaba, no ya a los pesadores clásicos (erudición clásica), sino los más actuales e insoslayables en la conversación pública que se precie, no en la marginalidad ideológica, limpio de los prejuicios doctrinales que serían propios de quién durante tantos años militó en la extrema izquierda, normalmente ahora emboscados en universidades o jubilaciones, pero fieles en lo que pueden (por higiene mental y biológica) a sus ideas fracasadas, todas las veces, en todos los campos, pero que resisten, monacales, con voto y voz de obediencia, rumiando sus nostalgias, la fría melancolía, su vida unidimensional y chata, condensada y envasada.
Si de Althusser era aquella famosa "ruptura epistemológica" entre el joven Marx y el de la madurez, Kepa Bilbao se aplica el revisionismo epistemológico, como una exigencia personal, autobiográfica, inclusa histórica, no en vano trataron de dirigirla.
Con todo, el verdadero atractivo de pasar unas horas con él, no es su pensamiento, para eso están sus libros, sino su calidad y calidez humanas.
Con todo, el verdadero atractivo de pasar unas horas con él, no es su pensamiento, para eso están sus libros, sino su calidad y calidez humanas.

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