domingo, junio 01, 2025

Con Kepa Bilbao, un bermeano subversivo y agnóstico

 Me topé con él en internet, le conocía de cuando jóvenes, y supuse que me encontraría  con la deriva común a los de su especie, en este caso: antifranquista  de primera línea, maoísta de vanguardia y alta graduación, comunista (antiguo: del internacionalismo) en un pueblo de religión nacionalista; pero no, resultó que rompía mis prejuicios, comúnmente convalidados. Lo previsible abole la contingencia y se suele dar  con muy  escasa posibilidad de sorpresa. En absoluto ocurría en este  caso con Kepa Bilbao. Aunque sí con pueblo y país. Nunca en toda la historia  Euskadi había alcanzado una unidad de pensamiento y opinión común, más uniforme, compartida, invasiva, bajo la hegemonía del nacional-abertzalismo-socialismo. Las  pulsiones  endogámicas, corales y tribales habían logrado cuajar en un más cohesivo monolitismo político social y cultural 
En primer lugar, y sin duda Kepa era un intelectual completo, de la presunta originalidad de pensamiento, ya antes de hojear su obra, lo prefiguraba  el  que se hubiera empleado en la enseñanza media y no en la universidad -ya resultaba interesante- en la que prevalece un mundo de canales, controles, protocolos, fichas prestadas, pautas, metodologías, en las que se aportan fragmentos, acotaciones complementarias de otros estudios, departamentos, programas. Todo muy lejos del pensamiento  creativo, crítico/autocrítico y personal, que Kepa anunciaba.   A este pensador nadie la ha impuesto pautas ni programas, él mismo los había elaborado. Basta echar un vistazo a toda la bibliografía de la que se nutre y maneja; él, por su cuenta, conforme a sus propios designios y búsquedas. Es apabullante, como apabullantes son todos los registros de sus libros (basta sumergirse en World Catalogue Identities y poner su nombre) en universidades incluidas alguna norteamericana y europea. Eso es llegar con honores  a  la Universidad tras haberla eludido (post grado), y desde fuera.
Otra de las cosas que me estimuló para contactar con él, fue ver los autores que trabajaba, no ya a los pesadores clásicos (erudición clásica), sino  los más actuales e insoslayables en la conversación pública que se precie, no en la marginalidad ideológica, limpio de los prejuicios doctrinales que serían propios de quién  durante tantos años militó en la extrema izquierda,  normalmente ahora emboscados en universidades  o jubilaciones, pero  fieles en lo que pueden (por higiene mental y biológica) a sus ideas fracasadas, todas las veces, en todos los campos, pero que resisten, monacales, con voto y voz de obediencia, rumiando sus nostalgias, la fría melancolía, su vida unidimensional y chata, condensada y envasada.  
Si de Althusser  era aquella famosa "ruptura epistemológica" entre el joven Marx y el de la madurez, Kepa Bilbao se aplica el revisionismo epistemológico,  como una exigencia personal, autobiográfica, inclusa histórica, no en vano trataron de dirigirla.
Con todo, el verdadero atractivo de  pasar unas horas con él, no es su pensamiento, para eso están sus libros, sino su calidad y calidez humanas.

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