sábado, diciembre 19, 2020

Bilbao: un excomunista, un comunista improbable, un comunista fingido con un final feliz


Esto es Getxo, zona residencial a las afueras de Bilbao que acaricia el mar. No tenía la menor intención de regresar a Bilbao y a Baskia nunca. Pensaba que mi vida en los últimos años se había ido decantando hacia el sur , y había consolidado mi gusto por Andalucía, habituado a mi comodidad canaria y descubierto Marruecos. 
El Excomunista
El célebre Federico Jiménez Losantos sería una radical anomalía de comunista hoy; podría dar conferencias en la universidad de Nanterre sobre la estela del Mayo/68, en la Sorbona de comunismo y Lacan, en la de Yale de maoísmo y arte de vanguardia; una izquierda  crítica e inquieta, intelectual y culta que insólitamente existió. No comparable a los enseñadores interinos y enchufados, monotemáticos, esquemáticos y dogmáticos de la nueva casta cerril y totalitaria. El dogmatismo que ancla en la ignorancia y el catecismo. 
Nada más  llegar a Bilbao fui a la librería Elkar de Iparraguirre, abajo, en la zona euskaldun y de ensayo, hablan euskera, nos reconocemos creo, pero han pasado los años. Y justo ahí me compro este libro, lo que hace sentirme  disidente totalmente. Ellos supongo habrán permanecidos eternos, como hacen: ¡entre libros!
El comunista improbable

Me resultaba muy difícil de comprender  que este autor fuera comunista, aunque supiera que un comunista inglés no puede ser uno al uso. Le he leído y las claves para ello me resultaban ignotas porque en absoluto me parecía. Hasta que por fin lo supe, según él, el comunismo sirvió para que socialdemocracia y conservadores hicieran programas sociales ambiciosos, porque  mejor eso que el comunismo. Así se justificó.  Cuando Christopher Hitchens le preguntó si había dejado el partido comunista, le contesto que sí, y añadió socarrón que se había olvidado de pagar las cuotas. 
Este libro que es también sobre arte lo compré en la única librería familiar que queda en Bilbao, la librería Cámara. Digamos que mi padre me llevaba los domingos, cuando estaba en Alameda de Urkijo, a comprar tebeos, cuando la familia salía los domingos a tomar el aperitivo. Que visto después parecía insólito
El comunista fingido
Vasili Grossman es uno  de esos escritores para -bolcheviques irónicos y cautos, satíricos disimulados como Isaac Bábel, Bulgakov y hasta un punto muy mínimo Ilya Ehrenburg.
¡Oh como escribe sobre el Cáucaso, como Pushkin en él!
 
Los que dejaron atrás el paleoizquierdismo descubrieron el pensamiento emancipatorio individual, desdeñando solo  entonces  las recitaciones y cánticos, y la cultura política democrática liberal, como realidades opuestas a las democracias populares sombrías y vesánicas. 

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