viernes, julio 26, 2019

Estío, estulticia, agitación

Varios días con amigos hospedados en casa y nosotros dos convalecientes, comidas y cenas a las que se sumaban  Rosita y Fer. En una de esas vino Belén. Y en una  anterior a ellos y post-operativo, antes de la racha de festines, mi hermano.
Sigo convaleciente, he puesto de moda (dichos, invocaciones, chascarrillos) mi aparato reproductor. Lo tengo como un saco de castañas. El cuerpo queda algo desmochado con registros cromáticos iridiscentes, tras haber sido  sometido  a sajos y a  la acción  de un instrumental afilado y cortante  como dagas. El resultado los acuchillamientos,  cortes,  despiezamientos practicados en mi cuerpo, y componentes despanzurrados, a sumar unos cuerpos extraños,  que son las redecillas, me han puesto dos.  
Somos dependientes , yo no puedo hacer ningún esfuerzo, beatitud a la que soy extraordinariamente propenso.
XY con sus muletas perdidas, grandes comilonas , al menos no hemos comido ni cenado en el jardín por un criterio de operatividad funcional, ¿si, no?
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Una vez me dijo un vasco (familiar) del montón -alguno habrá que no lo sea, solo científicamente hablando- que al  apoyar a Marruecos e Israel, yo  siempre estaba  con los débiles, irónicamente.  Ser antiamericano en un pueblo de Texas o Dakota del Sur ha de tener mérito. Serlo en Huertas, Malasaña, o la Complutense, ninguno, más bien afianzarse en gregario general, otro sumando-cosa. Ser proamericano, pro  Marruecos o Israel en la ciudad/mentalidad  de La Laguna, la vieja ciudad provinciana de "bici-sombrero-fular"  que sestea y se disfraza de bohemia y moderna con sus ideillas republicanas de saldo y alcanfor, y con sindicatos, técnicos obreristas supone estar -yo mismo- contra los poderosos, las masa de unánimes y gregarios: No lo había pensado pero siempre lo he estado contra los poderosos de los ínfimos ámbitos. No como los aldeanitos vascongados  de feria en feria, venta a venta, los más cosmopolitas de todos.
No podemos ir: convalecencia, este año pensaba acudir con cuchipanda
El vasco del montón era caso muy del montón, fácilmente intercambiable por un perro lanudo que suelen ser de maneras bastante baskish. Este vasco se ha pasado toda la vida en la zona más caldeada y aterciopelada de los derivados intrauterinos vascongados. El gran patrimonio vitalicio: tres cuadrillas fotocopia-, tres Txokos conforme un módulo repetido y castrado, previsible, escrito, de obligado cumplimiento, insustancial, eludiendo al tiempo la vida en general y a uno mismo como individuo, ese holograma vascongado totalmente hueco. Pero pesado a más no poder, de verdad, verborreico  de sí mismo (de intrascendencias  cum laude). Una vida sustentada en bromas y enormidades, para pasar el rato y marcar el paso desde que naces a cuando mueres.
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Nunca ha de hablarse de política, jamás, solo con los que te interesan. Aprendes y te enriqueces.
Traté de mostrar mi pedigri, para que se coligiese "no tengo nada que decir": mis relaciones durante el franquismo con el terrorismo, detenciones, amenazas/advertencias de los militares, candidato, cuando no había, socialista,  muchas lectura, candidato de UPyD algunas escrituras. No interesan a la gente de hoy, no saben de que hablas, no conciben  nexo entre el credo (solo sentimentalidad, a la que ponen nombre: idea política) de izquierda y la praxis, biografía e ideas. Como si ellos también fueran sindicalistas cultos y perfumados.
Una de las mayores torpezas que se pueden cometer es hablar de política, con gente que no piensa como tú. Aunque esté muy mal dicho decir que piensa, porque seguramente no se han concedido un segundo en la vida para pensar, reflexionar sobre sus parvas ideas. Uno siente lo que siente y tiene sus filias y sus fobias, son las emociones, mucho más que la aceptación (¿y qué?) es sobre todo el rechazo lo que pergeña las ideas políticas. Con el rechazo es posible la visceralidad , no con la tibia aceptación y conformidad.
Otro elemento es la identificación con mayorías  sociales que te succionan, disuelven  y acarician,  en las que las afirmaciones, loas y aplausos ya están preestablecidos,  las declaraciones son bien recibidas y se saben completamente compartidas, mientras  otras escandalizan,  se toleran porque no cabe otra, pero se detestan.
Yo hace mucho que escribía en este blog que  de muchas cosas no tenía opinión (de la mayoría de las cosas) y si no tenía opinión menos estaba dispuesto a aguantar las opiniones de los demás.
La mayoría -porque son mayoría, la  calle, los ambientes comunes, no ha leído un libro de política, un ensayo en su vida ni conoce a un solo autor clásico de izquierda. Ni lee el periódico
Si alguien me habla del chavismo y populismo, para que yo pueda hablar con él, me interese a mí , ha de conocer a Ernesto Laclau, Chantal Mouffe, Iñigo Errejón, Gramsci y Lenin. No hablo porque no me apetece hablar con quien no sabe  y lo que  solo tiene son creencias morales,  y ni una idea.
No son de recibo ya que racional y cognitivamente no valen, que me vengan que tienen buenos sentimientos y quieren a los seres humanos , son solidarios e igualitarista, A mi los alardes morales de gente que tiene ese patrimonio   como muy relevante no me interesa nada de nada, no les admiro su moralidad ni sus buenos sentimientos. Me río un poco con esas fantasías tan hermosas sobre sí mismo. de comunión diaria. No son conscientes de su posición objetiva
Hay gente que no entiende , ni lo ha oído, lo que es la superioridad moral de la izquierda. A pesar de que en realidad  solo hablen de buenos y malos, y digan sin ruborizarse que pertenecen a ese ámbito moral. Que es mejor a que definan izquierda y derecha aunque sea grosso modo. Qué nos importarán sus pequeñitos esquemas.
En la izquierda es imposible cualquier tipo de disidencia.

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