He subido por la mañana a la cota de los 600 metros, a la gran librería donde he hecho estas compras que muestro. Voy por la página 72, felizmente impactado por Siri Hutsvedt. Yo también la conocía por ser la mujer de Paul Auster y porque le veía leerla a XY. Y por lo buena que estaba.
Abajo la gran pensadora política del S XX, más que Isaiah Berlin u otro de mi devocionario.
Estoy pendiente de mi hernia inguinal. Unos 8 años con ella
pero ya muy crecida. 45 años sin hacerme una analítica y ya llevo 2, me bajó lo
que tenía que bajar. Resulta que he empezado a tomar pastillas para la tensión,
lo cuento y todos o casi las toman, y más jóvenes. Y la sinusitis que siempre he tenido y
nunca me la he tratado ahora la trato. Le
dije al anestesista que después de 10 años o más me volvió a manar la característica agüilla de los senos
orbitales y que casi me ahogo durmiendo, algo que no
me pasaba desde hace 15 años; pues tratamiento
de sinusitis. Más medicalizado no se puede estar. Como me voy de viaje, ahora
le he cogido repelús a mi hernia que se asemeja a un repulsivo tubérculo,
tendré el operativo para el 15 de julio o por ahí cuando regrese. Del último
viaje. dos unidades, el primero infinitesimal. Horror, al nazismo catalán, dos días. Uff
Hoy tenía temas para que mi blog siguiera eludiendo cualquier evolución, el mero transcurso del
tiempo con el agotamiento de las viejas fórmulas, la cada vez mayor decadencia
de los blogs, pero de cualquier forma seguirá con un tono desenfadado y filosófico, celebrativo por la
oportunidad de escribir dando cancha a la imaginación a veces volátil y, desearía, desconcertante, anotando puntualmente la insignificante vida personal de cada cual (no necesito detalles) y mía propia. Mejor un blog en
vía muerta, superado por las redes, que transfugarme a Feisby, instamatic y demás que puedan ir
naciendo.
Ayer hablé con mi hijo, mientras yo lo hago desde el salón
de mi casa con dos variantes de posición comunicativa, dos sillones, él hace
unos diez días me llamó desde Zimbabwe y ayer desde San Francisco y antes de cortar me dice,
escucha, no oyes, es tu canción de SF, San Francisco de Scott Mackenzie Oh my god. Iba paseando por el puerto de
pescadores y yo reviviéndolo, cuando la han puesto. Le pregunto por Haigh Asbury :me ha dicho S (me conoce muy bien, siempre se anticipa a lo que haga o diga) a ver cuánto ibas a tardar en preguntármelo y cuántas veces.
Nunca pensé que fuera a tener un nieto norteamericano y
tampoco que fuera a pasar unas fiestas navideñas en Washington. Llevamos una
racha inusual, hace dos años Londres, el pasado Oporto y este Washington. Salvo
cambalaches de última hora, que podría haber.
Tenía unos 13 ó 14 años y estaba sentado en la butaca de mi habitación, leía.
Aparece mi madre y le digo.-
- Cuánto me hubiera gustado ser norteamericano -leía comics de americanos- ¿A ti no te hubiera gustado serlo?
Y esto lo que me contestó:
-A mi lo que soy: vasca.
Me libré de muchísimo, indecible.
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